—¡Corre más rápido, Nirvana! ¡Joder, está cerca!
—¡No todos tenemos un estado físico como el tuyo! —rebatió la chica con voz entrecortada por la agitación, mientras se apartaba los mechones rojizos del rostro para ver el camino irregular que se abría paso frente a ellos.
La sombra negra con extremidades amorfas e irregulares les pisaba los talones.
La respiración de los dos adolescentes era errática mientras huían de ella. Sus frentes sudorosas, y sus piernas cansadas. Hasta las musculosas y trabajadas piernas de Ezra, jugador estrella de fútbol americano, ardían debido al esfuerzo sobrehumano que hacían al correr tan rápido y por un tiempo tan prolongado.
Ni siquiera su entrenador le había dado nunca una tarea tan fatigadora.
Doblaron en una esquina, las calles estaban todavía húmedas por la reciente llovizna y la luna estaba oculta tras nubarrones grises. Por lo que la noche les hubiera sumergido en la oscuridad de no ser por las farolas de luz anaranjada que iluminaban la calle.
Seguían corriendo con el pulso latiéndoles detrás de las orejas y los pulmones gritando por un poco de oxígeno. De a ratos, echaban miradas rápidas a sus espaldas para medir la distancia a la que se encontraban del espectro.
A la distancia que se encontraban del demonio que él había enviado a cazarlos.
—¡Aquí, entra aquí! —apuró Ezra, una vez encontró el primer y tal vez único local abierto a esas altas horas de la madrugada.
El chico de camisa a cuadros y lentes de pasta detrás del mostrador les dirigió una mirada agria, para después volver a concentrarse en su revista de cómics.
Tanto Ezra como Nirvana ojeaban la acera de la calle a través de los vidrios cristalinos del autoservicio, con cierto miedo y desesperación.
—Si no van a llevar nada, deben retirarse —urgió con voz queda el empleado de aspecto creepy, que seguía con los ojos pegados a sus preciados cómics.
La pelirroja no le prestó atención, ya que su mirada estaba puesta en la acera.
Expectante y alerta, por si no habían logrado perderlo y él volvía.
Un relámpago iluminó el cielo y el estruendo de este hizo sobresaltar a la chica, que se aferró a la manga de la sudadera de su acompañante.
—Tranquila. —El castaño le tomó de la mano y le dio un apretón para reconfortarla.
—Nos encontrará —lloriqueó Nirvana mientras balanceaba el peso de su cuerpo de un pie a otro.
—No, no lo hará. —Le aseguró él, a pesar de que no tenía ningún fundamento para sus palabras.
—Si no van comprar nada, deben irse —reitero el empleado.
Ezra le dirigió una mirada hastiada al chico detrás del mostrador. Una que este último no notó, ya que nunca despegó la vista de sus cómics.
Ezra fue el primero en apartar la mirada asustadiza de la calle, al tiempo que arrastraba a Nirvana en dirección a las góndolas del autoservicio.
El castaño paseaba su mirada distraída por los estantes repletos de provisiones que no necesitaba, y que tampoco quería.
Sus ojos observaban fijamente un paquete de arroz de segunda marca mientras su mente vagaba por sitios muy lejanos a su presente.
Sus pensamientos oscilaban entre preguntarse qué estará haciendo su ex-novia en ese preciso instante, hasta hacerse una promesa silenciosa de proteger a Nirvana de esa cosa que no les pierde el rastro hace ya varias semanas.
Nirvana, de mientras, lo único que hacía era admirar el perfil de su crush de toda la vida. El mismo que justo en este momento, estaba pensando en su ex.
La pelirroja no dejaba de preguntarse una y otra vez, cómo alguien tan perfecto puede siquiera existir.
Al final, los dos adolescentes acosados por un demonio se deciden por comprar dos raspados y un paquete de papas fritas; a pesar de que no es posible medir cuál de los dos es el que tiene el estómago más cerrado.
🕯
Holis, bueno, esto es algo así como una introducción. Luego de esto, la historia comenzará con el primer capítulo (o un prólogo, todavía no lo decido), que estará narrado en pasado, porque claramente esto ocurre luego de vaaarios capítulos, cuando la historia ya está bastante avanzada.
Solo espero que le den una oportunidad a este nuevo proyecto y me den su apoyo como con LR. Me encantaría tener a mis lectoras de siempre y también, obviamente, a todas las nuevas que se quieran sumar.
Un besote!
Milagros Coronel.
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Editado: 15.06.2022