Amontonada entre trabajo y papeles, Lisa seguía a la espera de Rai para preparar todo antes de la reunión. Ella estaba muy centrada en esto, porque sabia lo importante que era para la empresa esta inversión y no queria que nada saliera mal.
Verificó que el contrato estuviera listo, y que se habia imprimido una copia para cada asitente. Normal en ella, tenia unas cuantas de más en su escritorio para evitar imprevistos. Camino al salón de reuniones y por supuesto, estaba todo delicadamente decorado, aunque le gustaba tener el control de todo, habia descubierto que no podia hacerlo todo por si misma, así que habia contratado una empresa organizadora de eventos. Esta se encargaba de las fiestas en la empresa, los reuniones, entre otros. Le habia costado mucho soltarle el control, pero cuando conocio a Rylie, una mujer obsesionada con la perfección de los eventos un poco mas que ella, y sobre todo capacitada, decidió que debia darle su espacio y dejar que haga su arte.
Arte es lo que habia hecho hoy en el salón. El area de multimedia estaba completamente acogedora, Rylie habia puesto delicadamente cada material que usarian los asistentes y habia incluido un souvenir sobre la empresa. Un lapicero color dorado, grabado con el logo de la empresa y el nombre de cada persona que asistiria. Le acompañaba una carpeta donde visualizaria cada paso de la reunión. En la silla del inversionista y su secretaria, habia una carpeta adicional, donde se encontraba la lista de lugares que visitarán durante su estadía, con la descripción del mismo e imágenes. Esto se hacía en caso de que la persona visitante no deseara algo de la lista.
- Está todo tan hermoso! - Exlamo Lisa con admiración
- Ea! Pero que si lo he organizado yo! - Bromeo Rylie, mientras abrazaba a Lisa con efusividad - Siempre te dije que debias confiar en mi, y hasta ahora puedo contar con esa libertad
Puso los ojos en blanco - Es dificil cuando uno esta acostumbrado a organizarlo todo, confiar en que alguien más lo hará mejor.
- Definitivamente lo sé! Pero tu no te quedas atrás, estas que ardes
No pudo evitar sonrojarse y soltar una risotada - Gracias, tendré que vestirme asi más a menudo. Te veo luego, gracias por todo!
- Es un placer para mi.
Continuó su camino, observando que todo estuviera bien, y brindar buenas expectativas sobre el negocio. De pronto a lo lejos ve una imagen, un hombre alto y guapo, esperen, ya lo había visto antes, pestaño varias veces para evitar la sensación de estar soñando, aquel hombre se dirigía con pasos firmes hacia ella. No pudo aguantar la presión, lo que estaba sintiendo, y como una autómata, caminó, bueno corrió, al baño.
<No lo puedo creer, me estoy volviendo loca> pensó.
- Inhala, exala. Inhala, exala. Porque en momentos como este dejo mi celular. Brenda me habria ayudado.
Luego de un extraño momento de crisis, de haberse intentado practicar respiraciones extrañas por 5 minutos, retoco su maquillaje y salió apresurada.
- Lo siento! - Exclamó al chocar con una alta, bien vestida, olorosa y elegante muralla alemana
- Que siente señorita Elizabeth? El haberme dejado esperando su llamada, el huir cuando caminaba a saludarla o el haberme atropellado? - Preguntó el con esa fria voz, que le puso los pelos de punta
Con la cara todo un poema solo pudo decir - Es que no acostumbro llamar a desconocidos
- Espero no lo seamos por mucho tiempo
Esa voz le causaba escalofríos, era una combinación de lujuria con autoridad - De acuerdo, ahora le dejó. Tengo una junta muy importante
- Yo también, le gustaría comer algún día conmigo? O tomar un café?
Ella pensó <claro que no, los hombres como tu son un peligro> pero no podia ponerse a discutir eso ahora asi que se limito a decir - Quizas, algún dia.
Siguió caminando como quien se levanta de un enorme accidente, no podia creer que habia soñado cosas eróticas con ese hombre, más que todo, le daba vergüenza. Pero no era momento de pensar en eso, debia estar preparada mentalmente para impresionar las personas de la junta, se lo debia a Rai.
Cuando finalmente toma su teléfono para contarle a Brenda todo lo ocurrido, escucha la voz de Rai, parado frente a su escritorio con aquel hombre (que al parecer estaba empeñado en que quedará mal, porque la hacia poner tan nerviosa como nunca habia estado) y su secretaria, una mujer que a simple vista se veía muy profesional, no era de esas secretarias que parecian de revistas, era de buen parecer, pero se notaba habia sido elegida por sus conocimientos y no por su apariencia.
- Elizabeth, te presento al señor Meyer, es el inversionista que habiamos estado esperando
Pectifricada. Con la cara todo un poema, los pensamientos inundaron su mente, Rai la miraba interrogante, pues aunque timida, ella no acostumbraba a hacer eso. El señor Kristof al saber el porque del desconcierto, sintiendose dueño del mundo, arrogante, tomo la mano de Lisa y la besó suavemente y le dijo
- Un placer Señorita Elizabeth, Kristof, para servirle
Sintió un hormigueo desde la cabeza a los pies, se sintió irreal, no habia experimentado esa sensación, esas emociones de rechazo y deseo a la vez. Cuando noto que esperaban por su respuesta, reunió las palabras suficientes para contestar
- El placer es mio
- Esta es mi secretaria Nanci - La cual saludo extrañada luego de ver lo rara que era la señorita Elizabeth - Es con quien tendra que reunirse si llegamos a un acuerdo, para arreglar las clausuras que sean necesarias.
- De acuerdo, mucho gusto Nanci.
- Es hora de iniciar! - Exclamó Ray, interrumpiendo los pensamientos de Lisa. Creía en que todo se tornaria incómodo, porque como podria exponer sus puntos de vista seriamente ante el hombre con el que había tenido fantasias sexuales?
Entraron al salón, y se colocó cada quién en el asiento que le habían asignado, el Señor Kristof precedia un lado de la mesa al lado de Nanci, y el otro lado lo precedia Rai con Lisa a su lado. Tesa, quien era una mujer despampanante y se caracterizaba por siempre conseguir lo que queria, bueno, a quien queria, se apresuro a sentarse al otro lado del señor Meyer, y cualquiera con un centrimetro de juicio, sabia cuales eran sus intenciones.