Les hablaré un poco de las personas manipuladoras, ¿Cómo es que lo hacen? ¿Cómo es que pueden hacer que el ser con la autoestima más alta dude de sí mismo?
Son capaces de hacer que una persona afile el mismo cuchillo con el que te van a apuñalar por la espalda.
¿Un consejo para esto? No confíen en nadie.
Amy xoxo
— ¿Estás lista? —Papá tocó la puerta de mi habitación.
Claro, aprendió a tocar la puerta cuando ya me voy.
Cierro mi computadora portátil.
—Sí—Él entró y se sentó en mi cama.
Yo no lo miré, guardé mi computadora portátil en mi bolso de mano y cerré la maleta.
— ¿Sabes que lo hago por tu bien? —Me preguntó.
Yo observé sus ojos. Esa pregunta ya está muy usada, si cree que me la tragaré tan fácil está muy equivocado.
—Deja la frase cliché para alguien que la necesite. Sé que lo haces porque ella te lo ha pedido, porque el padre que yo conocía jamás habría alejado a su hija de él y mucho menos para mandarla a un maldito internado—Hablé con enojo—Pero las personas cambian ¿Cierto? O tal vez las cambian.
— ¿En serio no quieres ir? —Preguntó bajando la mirada.
—Papá, no es que no quiera ir, porque me da completamente igual, va a ser lo mismo solo que en contextos diferentes, no pierdo nada...Solo a mi padre—Bajé las dos maletas de la cama. —Ya llévame al aeropuerto—Abrí la puerta verificando tener todos mis documentos.
—Ya el taxi está esperándote—Subí mi mirada hacia sus ojos.
— ¿No me llevarás tú? —Murmuré sorprendida.
¿Está hablando en serio? En serio pensé que me llevaría él, que ingenua puedo llegar a ser.
—Tengo que hacer unas cosas en el trabajo.
Asentí y bajé mis maletas. Abrí la puerta dispuesta a salir, pero sus palabras me hicieron detener.
— ¿No te despedirás? Te compramos una torta para el camino—Comentó mi padre alado de Bianca.
— ¿Despedirme? —Reí de forma sarcástica—Pero si estoy tan emocionada de estar a miles de kilómetros de ustedes dos. —Me giré para continuar con mi trayecto.
—Ellie...—Murmuró mi padre.
Inhalé profundo tragándome todo lo que sentía.
—Estoy tan decepcionada de ti—Le dije mirándolo por encima de mi hombro.
Su semblante cambio a uno deprimido.
Yo salí rápidamente y el taxista subió mis maletas en su auto.
— ¡Espera, Elizabeth! —Gritó papá y yo subí.
No lo mires, no lo mires.
—Acelere—Le dije al señor y él obedeció.
Quiero irme de este maldito lugar lo más rápido posible.
Me llega un mensaje y lo reviso rápidamente.
De: Alice.
¿Estás?
Apenas llegue a Madrid cambiaré de número y ella quedará en el olvido.
De: Elizabeth.
Para ti nunca.
A los minutos llegué al aeropuerto y con ayuda del taxista bajé mis dos maletas.
Fui a buscar mi boleto y dar mis maletas en la aerolínea.
Faltaba una hora para mi vuelo así que decidí ir a comprarme un café y algo para desayunar.
Me decidí por un sándwich de atún con un café grande.
Me senté a comer frente a la puerta donde se supone que es mi vuelo a esperar lo que resta de tiempo.
Espero que al pasar esa puerta pueda ser al menos un segundo una persona feliz, quiero estar bien lejos de lo que me lastima.
Yo nací en Manhattan pero mi padre es venezolano por lo tanto hablo más español que inglés ya que él fue quien me crió con su lengua natal, así que será más fácil comunicarme en España.
Luego de una hora llaman a mi vuelo y yo entro al avión después de que revisan mi pasaje. Me siento en mi puesto junto a una señora de tercera edad.
Ella me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
Luego de estar siete horas en un avión llegué por fin a Madrid.
Busqué mis maletas y me dirigí a la salida.
Veo un montón de personas esperando al final de las escaleras con letreros en sus manos, pero hay uno que llamó mi atención decía: ''Mi hermosa hija Anna'' Era un señor algo mayor y vi como una chica de unos dieciocho o diecinueve años corría a abrazarlo.
No dejaré que me afecte...Estoy bien.
Ignoré eso y fui a pedir un taxi.
Él me ayudó a subir mis maletas y le di la dirección del internado, al llegar bajé mis maletas y le pagué al taxista con el dinero de mi padre.
Agarré un mapa del internado que estaba en la entrada para dirigirme a las oficinas de dirección.
Al encontrarlas entré en ellas, habían varios chicos y chicas haciendo una fila esperando que les dieran sus llaves y horarios.