Capítulo 22

Capítulo 22

Peligro

1234, Valta

Dinasty

Una semana había pasado desde que Kayla y Warren habían empezado su búsqueda de la tierra de los ignis, pero lamentablemente no habían encontrado nada. Sin embargo, gracias a los astros, el problema con los guardias se había solucionado, y ya casi no los veían. Aunque para la mala suerte de Kayla, seguía apareciendo su cara en los carteles y en los medios de comunicación, incluso habían puesto una recompensa por encontrarla.

-Madre mía, trece mil aurum - exclamó Warren arrancando el cartel del andrajoso edificio y leyéndolo - Están tentándome, a lo mejor esta noche, cuando duermas, te secuestro y te entrego.

Kayla golpeó su hombro divertida. En el poco tiempo que llevaba con él, el joven le había demostrado que se podía confiar en él, y sabía que nunca la traicionaría.

-Como si fueras capaz - ajustó su capa cuando unas personas los miraron más de lo necesario - Tenemos que irnos.

Un hombre se les acercó intentando ver a Kayla mejor y sacó su teléfono para comprobar su identidad. Intentando acercarse más a la rubia para ver su cara, mientras confirmaba que era ella. Entusiasta levantó la mano y empezó a señalarla, avisando al resto. Las alarmas sonaron en la cabeza de la ignis al darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

-Tenemos que irnos - repitió Kayla a Warren mientras subía al caballo de un salto - ¡Rápido!

-¿No te parece peligroso haber puesto carteles? - preguntó Harley observando el montón de papeles de "Se busca" que tenía su hermano en la habitación.

Oliver paró de recoger su habitación para mirar dudativamente a su hermana. No entendía a qué se refería la morena. ¿Por qué iba a parecerle peligroso?

-¿Por qué dices eso? - preguntó mientras le quitaba los papeles y los guardaba en el escritorio - Yo no lo veo mal.

-No sé Oliver, llámame loca, pero la gente podría pensar que es una criminal o algo así - la morena lo miró fijamente - No suele haber tanto revuelo por una persona desaparecida.

Oliver frunció el ceño viendo por dónde iba su hermana. No le estaba gustando ni un pelo todas las posibles situaciones que recorrían en ese instante su cabeza. La había cagado, la había cagado bien cagada.

- A no ser que sea una criminal.

-A lo mejor sí que ha sido una mala idea - musitó - Espero que no le pase nada, la gente se toma muy en serio la seguridad del reino.

Harley suspiró sentándose en el borde de la cama. Su hermano era una persona, pero a veces no pensaba en las consecuencias de sus actos, y esa era una de las ocasiones. La pobre Kayla podría estar en peligro, sola, quién sabe en qué parte del reino y sin entrenamiento ni protección.

-Sí... Espero que no sea nada.

Se acercó a su hermano, que se había dejado caer en una silla sosteniéndose la cabeza con las manos mientras se comía la cabeza sobre lo que le podía estar pasando a Ignis. Acarició su brazo cariñosamente consolándole.

-Puede que solo hayan sido paranoias mías.

-Maestro, ¿ha escuchado lo que se rumorea?

El aterrador hombre de anchos hombros, brazos de cabellos y ojos negros como el carbón y gruesos tatuajes negros llenándole la piel de tinta se acercó al trono donde su maestro reposaba y se inclinó mostrándole respeto. Unos huesudos dedos llenos de anillos de oro le agarraron su pelo y levantaron su cabeza para que continuara.

-La ignis ha huido del palacio, se ha fugado.

El maestro se enderezó en su trono, pendiente a lo que su lacayo decía. Sus dedos se aferraron con fuerza e impaciencia a los asideros del trono.

-Ha salido en las noticias su desaparición - informó el lacayo - Está en todos los periódicos y cadenas.

-Así que la corona ha dejado desprotegida a su mejor arma - estiró su mano dejando que unas llamas la recorrieran mientras observaba al fuego crepitar -.

-Sí, mi señor.

Cerró la mano con golpe, extinguiendo la llama mientras miraba a su súbdito con la maldad llameando en sus ojos.

-Encuéntrala - ordenó - encuentra a la ignis y tráemela. Viva o muerta... me da igual.