Capitulo 27

Capítulo 27

El ataque

1234, Dinasty

Una alarma resonó por todo el castillo, despertando a Harley, quien rápidamente la reconoció como el aviso de un ataque. Unos guardias entraron a su habitación corriendo, con fusiles y espadas en mano.

-Princesa, tenemos que sacarla de aquí urgentemente.

-¿Qué ha pasado? -se puso la armadura que le tendían, mientras les acompañaba fuera de su habitación.

-El palacio está bajo ataque, tenemos órdenes de ponerla a salvo.

En vez de guiarla por el camino habitual, los guardias la llevaron por unos pasadizos poco conocidos y frecuentados. Gritos y sollozos resonaban por todo el castillo, y Harley no dejaba de preguntarse qué persona tan retorcida era capaz de llevar a cabo semejante matanza.

-¿Dónde está mi hermano?

Antes de que los guardias pudieran responder, la pared delante de ellos explotó, acabando con dos de los guardias que iban delante de ella. Unas cabezas de serpiente siseantes aparecieron entre el humo levantado por la explosión. La hidra se deslizó hacia ellos con sus cabezas alzadas y ojos llenos de malicia. Los guardias se pusieron delante de Harley para protegerla. Con un movimiento veloz, las cabezas de la hidra se lanzaron hacia sus víctimas. Los colmillos venenosos se clavaron en la carne de los guardias, quienes apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes de ser envueltos por el cuerpo serpentino de la bestia. Los gritos de dolor y terror llenaron el aire mientras la hidra atacaba sin piedad.

Uno de los guardias intentó atacarla con su poder, pero rápidamente la hidra acabó con él. Cuando terminó con los guardias, se giró hacia la morena. Siguiendo todo lo aprendido en sus clases, Harley dejó que su poder fluyera a través de ella, mientras apoyaba las manos en el suelo, haciendo crecer gruesas ramas que se enredaron en torno a la hidra, inmovilizándola, sin embargo, rápidamente la hidra se deshizo de ellas.

-¡Mierda!

Antes de que la hidra pudiera atacarla, Harley lanzó una ráfaga de rayos, hiriendo gravemente a la hidra, que siseó furiosa. Juntando las manos, invocó una bola de hielo que lanzó contra la hidra, dejándola congelada.

-Detrás de ti -gritó Nate al mismo tiempo que lanzaba por los aires a uno de los renegados que se había acercado a la princesa por detrás mientras ella se defendía.

Harley, aliviada, se lanzó hacia los brazos de su novio, quien la envolvió en un abrazo protector. Había tenido mucha suerte de que Nate apareciese, sino probablemente la hubieran matado.

-Gracias a Dios que estás bien -susurró Nate contra su pelo- No sé qué habría hecho si te hubiera pasado algo.

Harley se separó de él y le miró a los ojos, preocupada.

-Nate, ¿dónde está mi hermano?

-Tu padre se lo ha llevado. Era necesario para poder ayudar con el ataque.

-¿Qué es lo que era necesario? -Harley sacudió su brazo nerviosa- ¿Qué está haciendo mi hermano?

-Está vinculándose.

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-¿Kayla?

La rubia había parado de caminar y observaba su mano fijamente, entrecerrando los ojos. Su cara estaba pálida y gruesas gotas de sudor recorrían su frente. Su cuerpo temblaba debido a los dos días enteros que llevaban caminando sin parar. Habían decidido que debido al último ataque no era buena idea hacer una pausa hasta que llegasen a terreno seguro.

-¿Kayla?

La ignis ignoraba los llamados de su compañero, mientras acercaba y alejaba su mano, intentando enfocar. Su cabeza había empezado a dar vueltas mientras un dolor punzante la recorría. Una gruesa gota de sangre cayó en su mano y un pitido ensordecedor estalló en sus oídos.

Warren no llegó a atraparla a tiempo antes de que la ignis cayese redonda al suelo. Preocupado, observó cómo el flujo constante de sangre que salía de su nariz empezaba a crear un pequeño charco en el suelo. Sus ojos abiertos miraban al horizonte perdidos. El cazador la sacudió intentando despertarla, pero no respondía.

Estaba pálida y fría, casi parecía estar muerta.