Into You / Español

CAPÍTULO 7

Annika

Dos meses ya han transcurrido. Los días parecían pasar rápido.

Me encontraba con Kate al fondo del salón de clases y parecía estar hablando de cómo avanzaba su relación que tenía con Derek. Aún no logro desaparecer estos celos que me hacen daño.

Derek me ha flechado el corazón desde que ingresó a primer año de preparatoria. Se podría decir que fue amor a primera vista. Él me flechó por primera vez mientras que yo no logré flecharlo. Todos sabían que él estaba enamorado de Kate. Lo admito, era hermosa más que todas las chicas que estudiaban aquí. ¿Quién no podría enamorarse de Kate?

Pasaba un mal rato cuando los tres estábamos juntos. Llegaba a ponerme incomoda de tan solo mirarlos el cómo se demostraban su cariño frente a todos. Aunque una desventaja de estar con Derek era su cariño inhumano.

—Ann, ¿me estáis escuchando?

Volví a mi realidad provocando que me sacara de mis pensamientos para poder prestarle atención a lo que fuera que estaba diciendo.

—¿Eh? Oh, sí. ¿Qué decías? —me miró con incredulidad y de nuevo continúo.

—Bien, como te decía—dio un suspiro—. Rompí con Derek—soltó.

Mis ojos se abrieron de la impresión por escuchar aquella sorpresa. Una parte de mí sentía felicidad, pero por otra no quería levantar sospechas de que me gustaba su novio, ahora, exnovio.

—¿Desde cuándo has roto con él?

—Hace una semana. Ambos nos dimos un tiempo para enfocarnos en nuestros estudios, y cómo es el último año—se encogió de hombros—la universidad es el siguiente paso.

Sonó la campana anunciando el cambio de clases. Le pedí a Kate que se adelantara mientras buscaba mi libreta de notas para la clase de francés.

La señorita Dubois no era una persona tolerante en su clase, y solo cinco minutos de retraso te bajaba a menos cinco puntos y de paso te ponía zeggo en semana de calificaciones.

Lenguas extranjeras era la única clase donde se juntaban los grupos de diferentes años. Anteriormente había aprendido alemán con el profesor Schneider. Por desgracia, Kate no estaría conmigo, ya que decidió tomar clases de español.

Bonjours les étudiants. (Buenos días, estudiantes.)

La profesora Dubois era una mujer de cuarenta años y siempre venia con un moño bien peinado con exceso de gel que podría resistir a un huracán. Era demasiado delgada y tenía la nariz de codorniz.

—Hola, Annika.

Cuando escuché aquella voz masculina pronunciar mi nombre, supe que mi mundo se paró y todo estalló. Giré para ver si se trataba de la persona que yo imaginaba.

Y sí, ahí estaba el chico que me hacía suspirar.

—Ho-hola, Derek—maldije entre mí, que mi voz saliera temblorosa.

Derek James Brown, mi crush desde primer año. Era demasiado hermoso. Su cabello dorado y esos ojos cafés. Su sonrisa perfecta cada vez que sonreía y sus labios rosados. Así era la imagen de mi amor platónico.

No podía encontrar una palabra perfecta para que describiera a ese hombre perfecto.

—¿Estás con alguien? —preguntó.

Si se refería a mi situación sentimental estaba dispuesta.

—¿Alguien?

—Sí, de equipo.

—Oh, no. Estoy sola—dije y sonreí.

La señorita Dubois pidió que formáramos parejas para poder realizar nuestra práctica de pronunciación conversando con nuestra pareja. Ambos empezamos con las mismas preguntas que comúnmente se usaban; cuál es su nombre, su edad, su país. Luego las preguntas cambiaron mientras teníamos una conversación.

—Okey, veamos…—empecé a hojear en mi libreta en busca de una pregunta que cambiara las demás.

Tu es belle (Eres hermosa) —mi mirada fue directa a sus ojos y sentí como mis mejillas se encendían.

En ese instante la campana sonó anunciando el cambio de clases. Las horas se pasaron volando cuando estaba con él. Era la primera vez que teníamos una plática normal y todo gracias a la señorita Dubois.

Cogió todas sus cosas y se despidió de mí, mientras observaba como salía del salón de clases.

Me había llamado «hermosa» Me puse colorada.

El día en el Instituto por fin había terminado. Esta vez no vendría Pete a llevarme a casa y eso significaba que tendría que regresar yo sola. De mi hogar a la escuela eran aproximadamente treinta minutos en coche, pero a pie se podría decir que tardaré y era una buena ventaja para poder pasear por la ciudad.

Me dirigí hacía la salida. Kate era probable que ya se había marchado desde hace un buen rato.

—Hola de nuevo.

Otra vez esa dulce voz.

—Hola.

Esta vez no tartamudeé como siempre lo hacía cada vez que estaba cerca de mí.

—¿Te diriges a tu casa? —preguntó siguiéndome el paso.

—Sí—contesté dándole una sonrisa.



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En el texto hay: adolecentes, amor, odio

Editado: 07.12.2021

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