La risa de Eddy no me dejaba escuchar con claridad lo que los actores de la película decían. A pesar de ya estar casi a todo el volumen posible, el chico no paraba de reír desde que mamá dijo que estaba enamorada de ese tal Eddy que me inventé, y cómo es de esperarse no es sólo un invento, sino que de alguna forma se trataba de él.
—Bueno ya, no lo encuentro tan gracioso... ¡Fue sólo una pequeña mentira para no terminar internada en un psiquiatra!
En cuanto mamá nos dejó a solas decidí que lo mejor era volver a mí habitación, no quería que ella o alguien más me viera básicamente hablando sola o en una situación extraña.
—No puedo creer que tu madre te crea, actúas pésimo— seguía riendo. —Además quién hace amigos con este aparatito.— Tomó mi teléfono y lo sacudió en el aire.
—Te sorprenderías de lo que puede lograr, puedes incluso conocer al amor de tu vida.— Rodé los ojos, arrebatándoselo. Su actitud comenzaba a molestarme realmente.
—¿Qué dices? No puedes amar a alguien a quien ni siquiera has visto.— Dejó de reír, sin embargo fue para algo peor. Comenzaría con sus críticas del siglo pasado, literalmente. —A menos que... ¡Cómo no me di cuenta antes! Soy un tonto, eso es ¡Dinah, estás enamorada de mí!— Se levantó de su lugar realmente asombrado por su supuesto descubrimiento.
—¡Qué! Por supuesto que no... ¡Le dije eso a mamá porque... Tú no lo entiendes! He tenido muchos problemas en mi vida, uno más y seguro me deja en la clínica psiquiátrica durante años y ahí no podría ayudarte a regresar.— Lo enfrenté, sorprendiéndome a mí misma incluso más que a él, pues yo sabía que Eddy no era un imbécil y podía notar lo que comenzaba a sentir.
—Dinah, pero si nadie más puede verme, puedo ir contigo a donde sea.— Se encogió de hombros.
—Eso suena demasiado extraño— hice una mueca. —Pero así como yo soy la única que puede verte, nadie más podría llevarte hacia tu hogar o darte lo que necesites.
—Tienes razón.— Se cruzó de brazos. Sabía que le desagradaba bastante la idea de que una mujer tuviera la razón antes que él.
Justo en ese momento alguien llamó a la puerta.
—¿Dinah? ¿No piensas bajar a cenar?— La dulce voz de mamá sonó de detrás de la puerta.
—No... No tengo hambre.
—¡Yo sí!— Eddy chilló, a lo que yo le di un leve golpe.
—Oww, mi niña está enamorada— el sonido de un gran suspiro de su parte hizo estallar de nuevo en carcajadas a Eddy. —Pero sí más tarde tienes un poco de hambre, te dejaré algo para ti— rio, mientras se alejaba de ahí.
—Vuelves a reírte de eso y te juro que no te ayudo.— Pretendía decirlo en serio, pero su rostro de súplica, claramente fingida me hacía perder la razón.
Ayudarlo sería mi perdición.
·~·~·~·
—¿Por qué estás tan contenta hoy?— Valery preguntó inocentemente, apenas la clase terminó.
Después de haber llegado tarde a clases y la enorme sonrisa que seguramente no se esfumaba de mi rostro, no dejaba de mirarme como si fuera una extraña.
—¿De qué hablas? Yo estoy normal, no tengo razones para estar así— suspiré sin darme cuenta.
—Llegaste tarde, y tú odias eso. Además tienes una cara de... Enamorada, sí, que se nota a kilómetros.
—¡Claro que no! Sólo estoy de buen humor.— Me encogí de hombros restándole importancia.
—Ajá, ¿Y por qué razón?— Me tomó del brazo, eso significaba que no me soltaría hasta que le dijera la verdad.
Pero no le diría lo que pasó realmente.
Flashback
Cuando Eddy por fin se había cansado de reírse todo el día por las mentiras que le dije a mamá, seguimos viendo vídeos sobre mis cantantes favoritos, que por supuesto el no se cansó de criticar, por suerte no tenía tarea próxima a entregar, así que sin problemas los dos nos quedamos recostados en la cama.
—En lugar de estar aquí viendo a esos chicos que no saben que existen, deberías buscar un novio real.— Soltó de repente Eddy.
Deje de mirar la pantalla, para mirarlo a él, extrañada con su comentario. Lo cual no fue raro, aún en este siglo hay gente que piensa así.
—¿Y ahora tú por qué tanto interés en que tenga una pareja?— se encogió levemente de hombros o eso intento, pues estaba acostado.
—Hmm... No, es sólo que en mi época, ya deberías estar al menos casada, Dinah... Con la edad que tienes... Es tan raro esto, no te veo preocupada por encantar a un hombre que desee desposarte.
—Las cosas son diferentes en esta época, ya te he dicho que las mujeres en esta época no son vistas así, no es necesario que tengan un hombre para que tengan valor, pueden hacer lo que quieran por ellas mismas.— Bufé enojada, lanzándole una almohada.
—Te hace falta un hombre, realmente— rio, bromeando. —Dile a tu nuevo novio Eddy que necesitas atención.
—¡Basta, Eddy! Tú también ya deberías tener una esposa... Se supone que ya eres todo un hombre— reí con autosuficiencia.
—Yo no he encontrado a la indicada— volvió a reír, supongo que para este punto ya todo era broma, pero sus comentarios terminaban molestándote, solía ser tan machista, que podía odiarlo si no fuera tan lindo.
—¿Sabes? Creo que sí los demás pudieran verte, podíamos fingir que somos pareja y mamá y mis amigos al fin dejarían de molestarme con que necesito un novio.— Rodé los ojos, pero en seguida sonreí como si fuera la mejor idea que hubiera tenido en años.
—Habías dicho hace unos segundos que no necesitas a un hombre— se burló.
—¡No! Pero todo mundo cree que sí, sólo lo necesito para que dejen de molestar.
En lugar de responder, sólo se quedó mirando a la nada, tal vez pensando mi propuesta o recordando algo.
Segundos después, respondió. —Aun así no creo que seríamos una buena pareja— volvió a reír, pero sin gracia. Sentía que algo escondía, pero no me lo iba a decir.