Invasión Ι Trilogía Osiana — Libro 1 Ι

CAPÍTULO II

Caleb camina por el pasillo C y entra al laboratorio del doctor McCabe, el cual se encuentra sentado detrás de su escritorio y con una hamburguesa a punto de llevarse a su boca. Caleb aclara su garganta al ver que el doctor aun no nota su presencia.

—Doctor. —llamó Caleb.

McCabe se sobresalta, pero luego se da cuenta que solo es el hermano del psicópata de Mason. Deja la hamburguesa en el escritorio y le da una mala mirada a Caleb.

—Lamento interrumpirlo, pero quería hablar y pedirle ayuda a usted.

El doctor asintió y le hizo una seña para que siga hablando.

—Como le digo… —murmuró para sí mismo. El doctor frunció el ceño y luego suspiro suavizando su semblante antes serio.

—Solo dime, muchacho.

Caleb miro por un momento al suelo, y rogo en su mente porque McCabe lo ayudara a realizar la promesa que le había hecho a Christolph. Alzo su mirada dirigiéndola al doctor, el cual, lucía un rostro cansado y unas enormes ojeras, como si no hubiera dormido en semanas. McCabe se veía y se sentía devastado.

—Okey, directo al grano. —dijo con sus nervios a flor de piel. —Quiero que me ayudes a sacar a Christolph de aquí.

El doctor se quedó estático al escuchar lo que había dicho Caleb, no creía que lo decía en serio. Pero entonces lo miró a los ojos y vio sinceridad, lo quería sacar, lo quería dejar libre.

Asintió lentamente y luego se levantó. Iba a ser difícil sacarlo, pero no imposible, no para él, que quería enmendar sus errores. Definitivamente los iba ayudar, cueste lo que cueste.

—Te ayudaré, Caleb.

Una pequeña sonrisa se extendió por el rostro de Caleb.

«Hay esperanza para ti, Christolph» pensó

McCabe y Caleb conversaron un buen rato sobre las opciones que tenían para poder salir de las instalaciones del Área 51. Hicieron un plan, y lo iban a llevar a cabo.

˟ ˟ ˟

Caleb entro a la habitación de Mason, el cual, se encontraba interrogando una vez más al osiano. Caleb camino hacia una pequeña mesita de noche que se encontraba a lado de la cama, revisó los cajones de arriba abajo, esperanzado en encontrar las tarjetas de crédito suyas, puesto que su hermano se las había quitado en el momento en que se enteró que él había comprado un auto y teléfono demasiado costoso.

— ¡Bingo! —dijo al encontrarlas. Ordenó las cosas de su hermano y cerró los cajones que había abierto.

La puerta sin previo aviso se abrió, haciendo asustar a Caleb. Mason entró y cuando se dio cuenta de su hermano achicó los ojos, sospechando.

—Mason, te estaba buscando. No te encontraba, así que supuse que estabas en tu habitación, pero no. Pero me acabas ahora de encontrar tú. —dice nervioso.

Mason frunce el ceño al notar que su hermano se encuentra nervioso, pero no le toma importancia y simplemente se acerca a la cama y se sienta, su hermano imita su acción.

— ¿De qué quieres hablar Caleb?

Mason siempre le hablaba de manera dura y seca a él, y eso siempre hacía enfadar a Caleb, porque era como si Mason no soportara su presencia y eso le dolía. Mason había cambiado desde que había comenzado a trabajar en las fuerzas armadas, y aunque antes Caleb ignoraba eso, ahora sentía la necesidad de saber si su hermano lo odiaba o no.

Si lo odiaba, entonces cumpliría su promesa a Christolph sin remordimiento. Pero si no, entonces lo haría con remordimiento, porque en serio decepcionaría a su hermano al ayudar y proteger al enemigo.

— ¿T-tú me odias?

Mason giro la cabeza hacia su hermano como la niña del exorcista, y lo miro confundido a Caleb.

—No lo hago. —pero Caleb no le creyó.

—Sí, claro. Y yo no amo el dinero. —dijo con sarcasmo. 

Mason rueda los ojos y suelta una risita. Él siempre había pensado que su hermano era un tanto peculiar, siempre con su sarcasmo y sus estúpidos comentarios, pero a pesar de todo lo quería. Mucho.

Se le hacía un poco raro que su hermano le preguntara eso, y que no le creyera. También de que ande todo sentimentalista el día de hoy; primero en la mañana que se lo había encontrado en el laboratorio del doctor McCabe, Caleb se había comportado extraño, luego se le había acercado y abrazado; después, lo había encontrado en la habitación-prisión del osiano conversando seriamente y cuando se dio cuenta de la presencia de él, fue cuando se alejó del osiano, se aproximó a él y le dijo algo que no le decía desde hace mucho tiempo. “Te amo hermano”. Y se fue.



#5240 en Ciencia ficción
#23624 en Fantasía

En el texto hay: acccion, romance, guerra

Editado: 19.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.