Invierno en cenizas

Capitulo 4 | Un libro sin leer

Me alivie por alguna razón al verlo ahí, me acerque un poco hasta quedar frente a él, al parecer aun no notaba mi presencia creí que era porque estaba muy concentrado leyendo el libro.

Me agache un poco y me acerque hasta el punto de que mis labios quedaran junto a su oído— Buu —musite soltando una pequeña risita de burla por su reacción —En serio estabas tan concentrado que no te diste cuenta de la distancia en que estaba—me senté a su lado mientras que el solo seguía sorprendido por lo que le dije.

— No tenías por qué hacer eso—dijo en un tono un poco molesto.

—Lo siento, no pensé que te molestaría— me disculpe y quedamos un rato en silencio, no me volteo a ver después de que me disculpe ¿Acaso de verdad le molesto? Solo quería hacerle una pequeña broma, supongo que es muy sensible con eso—Y ¿De qué trata el libro que estas leyendo? —pregunto al querer romper aquel silencio que me estaba empezando incomodar.

El me mira un poco apenado y no entiendo porque hasta que me responde— No sé, no sé de qué trata el libro— se encoje un poco de hombros y me quedo confuso un rato ¿No sabe de qué trata el libro? ¿Acaso no lo estaba leyendo ahorita?

—Pero ¿No lo estas leyendo? —pregunto al no encontrar una respuesta adecuada, cuando el voltea a verme me niega con la cabeza —¿No sabes leer? — al parecer le incomodo mi pregunta y después es cuando me di cuenta de lo que dije, saukerl eso no se pregunta me regaño a mí mismo al ser tan imprudente—Lo siento no debí preguntar eso.

—No te preocupes, pero tienes razón no se leer solo lo hojeo por los dibujos que tiene— lo dijo casi susurrando, era obvio que estaba avergonzado, aunque su cara no lo expresara tanto.

¿Cómo se te ocurrió preguntar eso? Arregla esto rápido, es por eso que no tienes amigos ahora por tu culpa el ambiente está muy incómodo a, pero solo a ti te gusta arruinar los momentos, genial ¿Ahora que harás? Me regaño a mí mismo mientras en mi mente me estoy golpeando la cabeza por lo irrespetuoso que soné.

—¿Puedo? —pregunto señalado el libro, el me asiente con la cabeza y me da el libro.

"Perfume amargo con sabor a limón"

Repetí el título del libro en mi mente, se me hacía familiar por alguna razón, lo empecé a observar con detenimiento, admirando su pasta dura color café con vino y las letras doradas, hojeándolo, pasando cada una de sus páginas con delicadeza. En eso volteo a ver a Arne, estaba viendo como yo revisaba su libro con detenimiento como si fuera un ejercicio y yo tenía que ver el error.

—¿Es tuyo? —pregunto refiriéndome al libro al no saber que decir, obvio que es suyo por algo lo traía, me digo a mí mismo al razonar la pregunta que le he hecho, a veces dudo que si por cosas como estas no me verán como un tonto.

—No —me sorprendo al saber la respuesta, la verdad no esperaba que fuera así digo tiene un libro y no es suyo, lo primero que alguien pensaría es que se lo ha robado, pero dudo que alguien como el haya hecho algo así, bueno no soy para opinar lo que alguien haría o no, digo no lo conozco apenas se su nombre así que hay una pequeña posibilidad— Ósea no es mío, pero tampoco me lo he robado lo agarre del estante de mi mamá— dice un poco rápido mientras se sonroja al ver la cara que pongo, es como si él hubiera adivinado lo que estaba pensando ¿Acaso soy tan obvio? Aunque pensándolo bien esa tampoco es una respuesta muy convincente, si mi madre me ve husmeando sus cosas ahí termino, no salgo vivo de ahí.

—A si, no te preocupes— no quería que se diera una idea equivocada de mí, aunque yo si la haya tenido de el al pensar por unos segundos que tal vez había robado, pero no es mi culpa él no se explicó bien.

Me recargue en el árbol soltando un suspiro ¿Qué debería hacer? Ya no sé qué más decir y siento la necesidad de romper este silencio, no es incómodo pero no quiero que esto se termine así, en eso volteo a ver a las dos bolsas cafés que había dejado a un lado, se me había olvidado que tenía bretzeln conmigo, agarre la bolsa para abrirla, pero me di cuenta que era un poco más difícil de lo que imaginaba estaba sellada con grapas y eran más complicadas de quitar, en eso me doy cuenta de cómo Arne me voltea a ver confundido, genial no quiero que el me vea haciendo

un desastre mientras abro una bolsa de papel ¿Por qué no sé cómo abrir una bolsa de pan? ¿Es tan difícil o estoy muy menso?

Me quedo unos segundos viendo la bolsa, la fulminaba con la mirada como si ella tuviera la culpa de que fuera difícil de abrir, en eso ya queriendo saborear las bretzeln hago justo lo que quería evitar, un desastre, la verdad ya no me importaba como me vería Arne, al fin y al cabo, le iba a invitar así que no creo que me diga nada malo. Después de abrir la bolsa y que haya quedado con los bordes chuecos le acerco la bolsa a Arne lo cual el asiente agarrando uno.

—Gracias— me agradece, aunque apenas se le entiende por qué se está tapando la boca, supongo que para no parecer mal educado ya que está comiendo.

—No hay de que — le sonrió para que vea que no hay problema.

Los dos comimos las bretzeln sin problema, por un rato nos quedamos viendo a puntos sin importancia y de repente nos mirábamos y reíamos ¿Por qué? Quien sabe, pero parecíamos amigos cercanos sonriéndonos como tontos de esa manera.

— Y dime ¿Cuántos años tienes? — Me pregunta mientras le da otra mordida a su bretzel, cierto solo sabíamos nuestros nombres, por un momento llegue a pensar que era más chico que yo, pero no sé si sea así.




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