Pensándolo bien tal vez, solo tal vez no sea mala idea conocer nuevos lugares o cambiar de ambiente. Trato de convencerme de que esta puede ser una gran oportunidad de probar nuevos sabores y ver cosas que nunca había visto o esas cosas. Solo repito lo que Gretchen me dijo para ser un poco más optimista sobre la situación, la verdad es que dentro de poco me voy a ir y todavía no me agrada la idea de tener que dejar este lugar, para empezar ¿Por qué tenía que agradarme? Literalmente es como si dijeran que no me quieren cerca ni siquiera sé por cuanto tiempo me voy a quedar allá, solo sé que mañana ya estaré partiendo a kilómetros y kilómetros de acá.
Guardo el último libro que tengo en mi estantería en una mochila que me dieron especialmente para llevarme juguetes y cosas extras, suelto un suspiro al ver todos los bultos de cosas que hay regadas en toda la habitación, diría que me da flojera recogerlos, pero me molesta más ver un desastre alrededor de mi que el simple hecho de irme a América. Me levanto a recoger los bultos de juguetes, libros, ropa y trastes que están desde la mañana, no puedo creer que haya dejado hasta tazas de té, me da asco pensar que están todos sucios y que al acercarse su olor siga ahí.
Después de limpiar mi cuarto bajo a la cocina donde encuentro a Gretchen lavando los platos como es de costumbre, solo me acerco a ella con una sonrisa y pongo mis tazas en el lavabo y ella al verme me regala una gran sonrisa forzada.
—Ay mami querida del alma ¿Serias tan amable de lavarle los platos a tu querido hijo adoptivo? — digo en una voz más aguda mientras intento abrazarla.
—Ahora si me llamas mamá—dice un poco indignada ya que sabe que lo hago porque me conviene — Solo porque estoy de buenas los acepto.
¿Acaso escuché bien? ¿Ella aceptando mi pereza? Si me lo preguntan es muy raro que ella quiera lavar trastes que se pusieran después de que empezara a lavar.
—Me siento privilegiado por estar presente en este momento— digo con orgullo mientras salgo de la cocina.
—Si claro—hace una pausa y voltea a verme— Vete antes de que te ponga a lavarlos.
No escucho decir nada más y voy directo a mi cuarto. Creo que antes de irme debería de despedirme de Arne, no creo que sea muy agradable que un día simplemente desparezca, aunque nos conocemos de hace poco siento que tenemos, al menos para mí, una linda amistad y supongo que no te gustaría ver que un amigo de repente se esfume y no sepas absolutamente nada de él.
Termino de arrinconar las cosas que había guardado y voy directo a la salida, tal vez no haya sido la mejor idea en ese momento debido a que mi cerebro no se acordó de que mis papás iban a llegar temprano y por tanto no creo que me dejaran salir solo a la calle. Al final me encontré a mi madre en la puerta principal y al igual que yo se sorprendió de verme.
—¿A dónde vas? —pregunta primero bloqueándome el paso.
—Nada más iba al patio y a comprar pan aquí cerca con los Kramer— digo y no me atrevo siquiera a mirarla, sinceramente siempre se me ha hecho intimidante de alguna forma.
—A ya veo—dice no muy convencida con mi respuesta —¿Y con el permiso de quién? — vuelve a preguntar y justo lo que más temía, es que enserio tenia que ser en el momento más oportuno.
—¿Mio? —musité con la cabeza agallada, enserio no la podía levantar porque lo que había dicho se me salió de repente, podía sentir la mirada de mi madre atacarme.
—A mira que bonito— dijo con el típico tono donde sabes que viene una regañiza—¿Y qué autoridad tienes tu contra la mía?
Me paralice al escuchar eso realmente no tenia mayor autoridad en su palabra, pero ¿Que tenía que saliera un ratito? Hasta ahora realmente no le había importado que saliera a la calle así por así, pero es justo ahorita que se le ocurre la maravillosa idea de decirme hoy no sales.
—Hey veme cuando te hablo—dijo con un tono amenazante y me limite a hacerle caso— Al menos ¿Ya terminaste de arreglar tus cosas para mañana? —pregunta y solo asiento con la cabeza— Tus instrumentos y libros de estudio ¿Ya los guardaste?
Me mantengo en silencio y no hago ni una señal, si decía que si seguramente quería checar que todo estuviera en buenas condiciones y bien puesto, pero el problema es que si eso sucedía lo único que iba a encontrar son un montón de cajas y maletas apiladas junto con un desorden en el estante.
—Lo supuse, ve de una vez a acomodar todo y esta vez hazlo bien —pasa junto a mi y antes de irse para la parte de arriba se detiene —Y no tienes permiso de salir de esta casa hasta mañana.
Si claro como lo supuse, hasta mañana porque es ahí cuando ya me tengo que ir. Solo me limitaré a hacer lo que cualquier niño prudente de mi edad haría, ver una manera de salir de aquí. La verdad no es como si fuera la primera vez que me escapo, pero digamos que ahora se puede considerar que es un poco más difícil porque ya no estoy tan pequeño como para caber en un agujero en el sótano y salir por la parte trasera, sin mencionar que esta vez mi madre si está al pendiente de mí.
Subí a mi cuarto a “arreglar” lo que faltaba para mañana, la verdad solo me senté en mi cama y empecé a ver las posibilidades o diferentes maneras de poder escaparme, al final era más difícil de lo que pensaba. Esperaba darle a mi madre una bebida donde tuviera una poción para dormir, el problema era que no creo que mi madre quiera verme ahorita pensará que tal vez la estoy sobornando para que me deje salir, aunque tampoco es una mala idea, el otro problema era que no tenía una poción para dormir, pero es lo de menos. Otra opción seria saltar por mi ventana, aunque no sé si saldría vivo de ahí, prefiero tener que esperar a ver a Arne que ya nunca verlo.