Jamás me volvería a casar contigo.

El muchacho de los ojos tristes.

Capítulo 27. 
Dulce María joven y soltera 1987, parte 2. 
Sábado 13 de noviembre. 
Realidad original.  
El muchacho de los ojos tristes. 
Dulce María abrió los ojos también a las 11:39 de la mañana de ese mismo sábado, pero al sentirse deslumbrada lo atribuyó a la luz del Sol y a lo repentino de su despertar, aunque había dormido tranquila, seguía teniendo aquella sensación que le estrujaba el corazón, inmediatamente se acordó de aquel chico que conoció la noche anterior, pero fuerte de carácter cómo era, se sobrepuso a la necesidad que tenía de hablar con él y volverlo a ver, y decidió concentrarse en sus labores del sábado, y cómo una de ellas era la de lavar toda su ropa de la semana, y ya se le había hecho tarde, pues trató de olvidarse de aquel chico que tan preocupada la tenía, pero como en el radio le pusieron aquella canción de 1981 ”El muchacho de los ojos tristes” de Jeanette, no pudo evitar sonreír tiernamente y estar tarareándola todo el día, tratando de olvidarlo. 
*** 
Ni su nombre conozco  
Y ya quiero volver 
A encontrármelo a solas. 
*** 
Y en sus ojos de otoño 
Dormir poco a poco 
Contando las horas. 
*** 
La, laa, la, la. 
*** 
Terminó sus labores y no pudo resistirse a saber qué había pasado con el muchacho de los ojos tristes, y le llamó a Juan Carlos por teléfono, solo que no estaba en su casa, y así, entre haciendo cosas se le fue el día y se subió a su cuarto, tenía que adelantar las tareas escolares que tenía pendientes para el lunes, y sumida en sus estudios, a las 11:39 de la noche, su cuarto se iluminó por un par de segundos, y una vez más aquel miedo en su pecho que estuvo tratando de controlar durante todo el día, estalló al punto que se crispó tanto que terminó llorando en su cama. 
Salió apresurada de su cuarto, a medio arreglar y con su bolso de mano, llamando la atención de sus hermanas que la vieron salir muy alterada y con señales claras de que había estado llorando. 
Ya era Domingo 14 de noviembre de 1987. 
 –¿Qué tienes Dulce, te sientes mal? ¡Anda dinos porque así no te vamos a dejar ir a ningún lado! 
Le dicen sus hermanas, Margarita y Patricia, que eran mayores que ella. 
 –¡Solo voy allá abajo a hablar por teléfono! Necesito hablar con mi amigo Juan Carlos. 
Dice Dulce María tratando de librar el retén de sus hermanas, y logrando convencerlas bajó a la sala de su casa, que era enorme por la gran cantidad de hermanos y hermanas que tenia, y cada uno tenía su habitación. 
Llamó a Juan Carlos pero como ya era la madrugada del sábado para amanecer domingo, pues no estaba en su casa, y pidiéndole de favor, debido a una urgencia a José Luis Córdoba, uno de los hermanos de Juan Carlos, logró averiguar que se había ido a un evento de su sonido  disco, y como también le dijo que la tocada disco era en un salón muy conocido, trató de escaparse pero no logró librar el segundo retén de sus hermanas y hermanos, que ya le habían instalado en la puerta principal de su casa. 
Y como no supo explicarles lo que le pasaba, por más berrinches que hizo, acabó subiéndose a dormir a su cuarto, y tal vez esperando que sus hermanos se durmieran para escaparse, la que se quedó dormida fue ella. 



 




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