Jamie Truman podría ser igual a cualquier muchacho de 17 años, aunque claro... Esto solo sería así de caer en la obviedad de que él, como la mayoría, correspondía a las mismas características físicas que indican normalidad morfológica. La verdad era que él ya no sería tan normal al tomar en cuenta los cuatro asesinatos que pesaban sobre su espalda, entre ellos y el último... El de Frank Truman, su padre.
La cárcel del condado de Los Ángeles, por aquel entonces —año 1.999— era la mayor institución de atención psiquiátrica estadounidense, aunque, por supuesto, no era un hospital especializado en el tema, diversos motivos hacían que no hubiese opción para gente sin recursos económicos. Era allí donde había transcurrido el último año en la vida de Jamie.
Alex Smith, psiquiatra iniciante, es elegido para hacer el trabajo sucio, mismo que muchos querían hacer. Lo que Alex no podría haber imaginado, era que después de años en medicina general y de especialización en psiquiatría, tendría como primer caso el que podría llegar a ser el más importante de toda su carrera.
El muchacho quedó recluido cuando se presentó en la comisaría local con una araña hecha de dedos y ojos humanos y la tarea de Alex Smith, lejos de descubrir los motivos de Jamie Truman para cometer los asesinatos, sería dar con el paradero del resto de los cuerpos jamás hallados...
Editado: 29.11.2020