Jaula de Aves

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13 de septiembre de 1944

La criticona suegra de Dora llegó a su alegre casa en su auto que lava y enjuaga dos veces a la semana. Era de temprano y la estación matutina de radio entonaba el himno nazi, que era cómo un enjambre en los oídos de Dora.

—Ohm—gruñó Miriam al ver que Dora se sentó plácidamente a la mesa.—Dora ¿Dónde esta la melaza?

Dora suspiró y puso los codos sobre la mesa.—En la alacena, señora.

Rudolf le pateo la pierna bajo la mesa, para cuando ella volteara lanzarle una mirada severa. Dora se levantó con refunfuños y fue por la melaza para la fruta picada de su suegra. Rudolf tomó el Goniec Krakowski y abrió los ojos al ver la nota en la siguiente página, titulada en negritas y mayúsculas, acompañando el artículo con una foto a blanco y negro de un sujeto de gabardina con bigote y gesto serio, un gesto imposible de no reconocer.

—¿Todo bien, hijo?—preguntó Miriam al notar el periódico temblar por los dedos titubeantes de Rudolf.

Rudolf paso saliva y le entrego el periódico a su madre. Dora ya venía con la melaza pero Rudolf la detuvo con un ademán.

KEPLER ES GUIADO A POLONIA
Reginald Kepler, el inspector a cargo del caso 42-A15 [Nemcova y Horvath], llega a tierras polacas. Según él, es la tierra conquistada dónde se esconde una verdad.

Entonces la cara de Miriam se transfiguro a una de pavor, y murmuró entre dientes.—Ya esta a... quí.

Miriam se levantó arrimando la silla de la mesa, tomó su abrigo y al periódico en una sola mano y se fue.

—¿Qué fue todo eso, Rudolf?—preguntó Dora poniendo el frasco de melaza de caña en la mesa.—¿Rudolf?

El General Häusler se aferraba con las uñas a la mesa tratando de no reventar de un grito de desesperación. Al salir, Miriam vio un auto Mercedez-Benz 230 Cabriolet B, totalmente azul marino, y al parecer su dueño lustrándolo con una franela limpia.

—¡Oh! Sra. Häusler.—saludó Norman con su mano disponible ya que con la otra sostenía su botella de bebida Dr. Pepper.

—No tengo tiempo, General Lacroix.

Apurada, Miriam entro al auto, a su chofer ni tiempo le dio de salir y abrirle la puerta. Arrancó y se fue luego de que ella abordara.

—¿Norman?—habló Rudolf con su tono áspero de voz viendo al hombre pulcro en la acera con las manos en sus bolsillos.—Me disculpo por mi madre, nunca fue muy cortes. Pero tiene razón... no tenemos tiempo para ti.

—¿Seguro?

Rudolf curveó una ceja. Y en un parpadeó, Norman ya estaba dentro. Bebiendo té en una de sus tazas de porcelana, regaló de un viejo conocido Carl Rümpler.

—Todo esto... Magnus, Nicolás, ellos, aún no termina.

—¿Qué dices?

—Tu madre se llevo el Goniec.—Norman saco de su abrigo una hoja arrancada del periódico y se lo entrego a Rudolf.

GÖTH DESTITUIDO
El pasado 13 de septiembre, el comandante del Campo de Concentración Plaszow, Amon Göth; fue destituido de su puesto y arrestado por agentes del Reich. Se rumora que su delito es el abuso incontrolado de su poder.

Dora tenia la misma cara de asombro que tenía Rudolf. Norman vació la taza del té de un gran trago y se sirvió Dr. Pepper en ella.

—Escuche que un tal Arnold Büscher tomará el cargo. Pero... también oí muchas oposiciones, Edmund Zdrojevski al ser el sub comandante alega que es un ultraje.

—¿Cree que es digno de ser ahora el comandante?

—Más que digno... el elegido.—susurró.—Pero es que Edmund es tan práctico y leal a Göth que no dudo que terminará haciendo lo que él y empeorará la situación. Büscher es perfecto, esta preparado.

—¿Preparado para qué?—cuestiono Dora

—Para lo que viene

—¿Y que es lo que viene?—dijo Rudolf.

—Lo peor.—contestó engrosando la voz.—La guerra ha tomado un rumbo diferente. La corriente nos arrastra de regreso. Nolte, Fuhrmann, Göth... son solo el principio. Esto se ira al carajo, estamos perdiendo.

—Deberían arrestarlo por cundir la desesperanza y la poca fe que le tiene a nuestro Führer para manejar la situación.—respondió a la defensiva Rudolf.

—Una situación dramática que le ha arrebatado el sueño al mismo Führer.—alzo la voz Norman.—Es inevitable.

—Largo, Norman ¡No me oíste, fuera!

Grito Rudolf sin sostener contacto visual con él. Sabia en su mente que el cerebro de Lacroix detectaba hasta el más mínimo miedo y no le asustaba usarlo en contra suya. Dora sin en cambio, pudo mirar a Norman a los ojos sin miedo alguno. Él presumía seguridad y ella solo cansancio.

—Nos libraremos de todas nuestras cargas. El pasado sigue ahí... nos persigue, pero llegará el día en que dejaremos de huir. Ese será el fin.

—¡Suficiente de esta basura, Norman! ¡Fuera!

A Lacroix ni siquiera le dio tiempo de acabar su bebida, dejo la taza en la mesa y se fue con una actitud pedante. Dora quedo estupefacta y con los latidos acelerados y a Rudolf desesperado por golpear algo. Se fue dejando la hoja arrancada en la mesa, al momento de irse una brisa hizo resbalar la hoja y darse vuelta al caer.

Lamentamos el sensible fallecimiento de la esposa del colega, Reginald Kepler:

Veronika Kepler T.

24 de abril de 1902 - 12 de septiembre de 1944

La hija del fallecido Coronel Claudius Tiel, fue hallada muerta por su esposo, el agente Reginald Kepler (conocido por liderar el caso 42-A15) en su cama la tarde del pasado 12 de septiembre en su casa de Fráncfort. No quiere revelar las causas de su descenso. La perdida no lo apartará de su trabajo, reconoció.

20 de septiembre de 1944

Dora recorría nuevamente el tétrico escenario del campo Plaszow, había ido al medio día para exigir su renuncia ante el nuevo Comandante, ya que, Alice Orlowski también abandono el campo y ya no había a quien responderle. Estaba por cruzarse por la oficina de Obendorf, cruzo sus manos en situación de nerviosismo y continuo caminando pero ahora más de prisa. Una mano le apretó el brazo y la jalo hacía el callejón entre una choza y otra.




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