Por un tiempo los rumores sobre JC cesaron y hasta se lo podía ver jugando con otros niños a las afueras del pueblo.
A la edad de 6 años, María le dio un cántaro y le pidió que fuera hasta la fuente a traer agua. Tropezando JC con la multitud que allí recogía agua, el cántaro se rompió. Entonces extendiendo la túnica que llevaba, la llenó con agua y se la llevó a su madre. María asombrada por lo que su hijo había hecho, lo abrazó y guardó en su corazón los misterios de su hijo.
Pasado un tiempo, mientras JC jugaba en una terraza sobre lo alto de una casa abandonada, uno de los niños que jugaba con él, cayó de lo alto y murió. Ante el miedo de ser castigados, los demás niños huyeron excepto JC, que bajó de inmediato para ver al niño caído. Enseguida llegaron los padres del niño muerto, que culparon a JC de haberlo hecho caer.
JC irritado porque lo acusaban falsamente, dirigiéndose hacia el niño caído, gritó a gran voz: Zenón, levántate y dime: ¿soy yo quien te hizo caer?
Y habiéndose levantado inmediatamente el niño repuso: No, Señor, tú no me has hecho caer, sino que me has vuelto a la vida.
Tanto los espectadores como los padres del niño, quedaron conmovidos de asombro y no sabían cómo agradecerle el milagro. Acuérdense de mí, fueron las únicas palabras de JC antes de marcharse.
Algún tiempo más tarde, murió un niño en la vecindad. JC oyó el clamor de su madre mientras jugaba en la calle y acudió de inmediato a su casa. Hallando al niño muerto, le tocó el pecho y le dijo: Yo te mando, niño, que no mueras sino que vivas y te quedes con tu madre. Enseguida el niño abrió los ojos y sonrió. La madre agradecida no sabía cómo pagarle aquel milagro a JC, quien sólo le dijo: Acuérdate de mí, y se fue a seguir jugando con los demás niños.
A los 8 años, se encontraba sembrando trigo con su padre y habiendo sembrado un grano, después de recolectarlo obtuvo cien medidas y llamó a todos los pobres para repartirlo con ellos. Su padre estaba muy complacido con el gesto de su hijo.
A la edad de 10 años, JC ya trabajaba en la carpintería con su padre. Un día, mientras trabajaban, escucharon un tumulto de gente en una casa cercana. JC fue al lugar a ver qué pasaba. Se trataba de una casa en construcción y uno de los albañiles había caído desde lo alto donde se encontraba trabajando. Su cuerpo yacía sin vida tendido en el suelo rodeado de gente que se había acercado a mirar.
JC le tomó la mano y dijo: Levántate, hombre, y continúa laborando en tu obra, pues yo te lo ordeno. Y el hombre se levantó y lo adoró.
La gente que había presenciado el milagro, admirada decía: ¡Este niño viene del cielo! JC los miró y sólo comentó: Acuérdense de mí, y volvió a la carpintería de su padre para continuar trabajando.
Otra ocasión en la carpintería, un hombre rico le encargó a José un lecho, pero habiendo cortado una pieza más pequeña que la otra, no sabía cómo proceder. JC le dijo: pon las dos piezas en el suelo e iguálalas por tu lado, y tomándolas del otro extremo, tiró de la más corta hasta que ambas quedaron iguales. José admirado por lo que su hijo había hecho, lo abrazó.
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Editado: 19.02.2020