Jennifer la androide

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Una mujer de unos 40 años, con bata, cabello negro, ojos marrones, anteojos y un par de ojeras, veía con el ceño fruncido a su creación a quien fue a ver ya que no se presentó para su escaneo semanal, y ahora tenía a un bebé durmiendo en una cangurera mientras le daba leves palmaditas con su mano derecha.

-Felicidades, doctora, es abuela.- felicitó la androide, sin ningún tipo de expresión.

La científica se quitó los anteojos y refregro sus párpados.

No dormía bien últimamente por tener mucho trabajo y quizás podía llegar a alucinar por la falta de sueño, pero estaba muy segura de que Jennifer es un androide y no la puede hacer abuela.

-Proyecto Jennifer, ¿me puede explicar qué es éso?- preguntó la de bata, tras volver a colocarse sus anteojos y señalando al bebé.

Un sólo proyecto, sólo quería que uno de sus proyectos sea perfecto y en el que puso todas sus esperanzas parecía que cometió un crimen y secuestro a un bebé.

-Hace una semana, un par de horas luego de mi escaneo semanal, esté bebé humano fue dejado afuera de la casa que me fue asignada y lo estoy cuidando.- respondió la rubia de manera tranquila.

Mentir y ponerse nervioso era de humanos, ella es un androide sin sentimientos y no debe mentir.

-Sólo me descuide un segundo y pasa esto.- dijo la científica, agotada antes de acercarse a su creación.- Dame al bebé, me haré cargo de que la justicia sepa que fue abandonado y le den una familia que lo cuide.- exclamó, intentando agarrar al bebé durmiente pero su creación se lo impidió.

Retrocedió y abrazo al bebé humano con la mano que hace un momento le estaba dando palmaditas, siendo mirada fijamente por su sorprendida creadora.

-No es necesario; analice que sí quiero fingir bien el ser un ser humano como usted me lo ordenó, tener a esté niño a mi lado me facilitara las cosas ya que mientras va creciendo puedo aprender de él.- dijo la androide Jennifer.

Sus análisis no fueron comprobados, pero estaba segura de que eran correctos.

La científica Juana One, la mejor científica de todas pero que todavía no fue descubierta, acomodó sus anteojos con sus ojos entre cerrados.

No era normal que una androide actúe de ésa manera y menos por un bebé, desafiando una orden directa.

-Bien, por el momento puedes tenerlo pero cualquier cosa que analices y esté mal en la salud de ése niño, me lo debés decir sí o sí.- ordenó la de bata.

Para un científico la investigación lo era todo, así que quería ver lo que sucedía con su creación y ése bebé.

Puede ser frío de su parte usar a un bebé como investigación, pero no sentía nada ni lo haría jamás, ya que la ciencia lo es todo.
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El niño de 5 años estaba coloreando en un cuaderno, muy entretenido mientras la androide estaba sentada a su lado de manera derecha, sin expresión alguna.

Brad era un buen niño y era muy tranquilo, así que no le generaba problemas siempre que se entretenga con algo.

La puerta principal se abrió y la androide levantó la mirada, preparada para atacar en caso de que sea cualquier intruso y vio a su creadora llegar con varias bolsas.

-¡Ya llegó la abuela con varios juguetes para mi nieto preferido!

-¡Abuela!

El niño se puso de pie y fue a abrazar a su abuela, muy felíz ya que la solía ver pocas veces.

La señora que recibió felíz el abrazo de su nieto, sonrió con burla mientras veía a su creación que a pesar de no mostrar expresión alguna como siempre, se la imaginaba sumamente celosa.

-Madre, ¿qué te dije sobre venir sin avisar y traerle regalos a Brad?
Venir por sorpresa podría hacer que el se asusté o emocioné mucho, causando un paro en su corazón, y darle muchos juguetes lo malcrian.
No quiero que mi hijo sea un niño consentido y malcriado.- exclamó la androide.

No sabía por que pero ver a su niño humano abrazando tan felíz a su creadora, hacían que su sistema se sienta raro.

¿Será algún virus?

-Vamos, no seas amargada que casi nunca veo a mi nieto.
Ya sé, ¿qué tal sí se viene a vivir conmigo para estar más tiempo con ésta pobre y solitaria abuela genial?- preguntó la científica con burla mientras soltaba a su nieto y le daba las bolsas con sus regalos.

La androide al oír tal cosa, se puso de pie de manera abrupta y miró a su creadora, sin expresión pero sintiendo que era una potencial amenaza.

Definitivamente tenía un virus que debía eliminar.

-Mi hijo no irá a ninguna parte, tu tienes amigas y colegas, no como yo que no tengo absolutamente a nadie por ser una solitaria de verdad.- dijo la androide, apoyando una mano sobre su pecho.

La científica al oír éso sintió algo de pena por su creación, pero prefirió no decir nada.

Jennifer es un androide, pero para su creadora oír que prácticamente es una marginada y solitaria, la hacían sentir como una madre preocupada, y éso que ni siquiera se solía preocupar por su verdadera familia.

 



#18343 en Otros

En el texto hay: humor, androide, sad

Editado: 06.01.2021

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