Jinetes del Apocalipsis

Las apariencias engañan.

Ha pasado una semana desde que llego mi padre y lo he notado un tanto extraño, hace cosas que son completamente lo contrario a lo que el haría, le comenté a mi madre, pero dice que no a notado nada raro, que de hecho esta mejor que nunca.
Se preguntarán por muerte, bueno ella no aparece, debería de sentirme feliz, mas no lo estoy.
—¿En qué piensas Sofia? — mire a mi padre — te noto un tanto extraña, ¿quieres hablarlo? —
—No es nada solo que no estoy de ánimos, ya sabes cosas de chicas — y es la verdad, estoy en mis días—
—Así que cosas de mujeres — estábamos en mi habitación, a solas, siempre le he tenido mucha confianza a mi padre — ¿dime cariño que tienes?
—Nada, es solo que extraño estar en la escuela, aquí no hago nada — me miro un tanto extraño — 
—Sabes, siempre me a gustado la confianza que nos tenemos, como padre he hija, no muchos tienen esa oportunidad — comenzó a tocar mi pierna lastimada, y mirarla — pero dime, ¿nadie ha venido a hablar contigo en las noches? —
—¿De que habla padre? — lo mire confundida — 
—Sabes que no me gusta que me mientan — comenzó a apretar su mano en la pierna, esta ya no tenia el yeso — dime la verdad — 
—Suéltame, me duele — comenzó a apretar mas su agarre — 
—Esa no fue la pregunta — iba a seguir hablando cuando mi madre entro — eso demuestra que aun no puedes ir a la escuela, aun te duele con el simple tacto — lo mire con los ojos llorosos.
—Te lo dije cariño, aun no puedes ir a la escuela — — miré con enojo a mi padre — ya es hora de ir a dormir — y sin mas salieron de mi habitación 
—¿Qué es lo que acaba de suceder? — mire mi pierna, y escuche que se abría mi ventana — ahora me toca ir a cerrarla — agarre mis muletas y me levante, fui a mi ventana y la cerré, me regrese a mi cama y decidí por dormirme.
—Deberías tener más consideración con los humanos, ellos lo dan todo para cambiar —
—¿Cambiar? Por favor, Lorena, no seas estúpida, no veo cambio alguno en ellos, todos se matan, se desean la muerte, hacen pactos conmigo, se dicen llamar seres racionales y solo veo una simple raza hormonal —
—¿Ósea que soy alguien hormonal? — solo escuche un bufido — se que no te refieres a mí, mi muerte llegara pronto, y deseo pasar la mayoría de mi tiempo con mi buena amiga —
Y mi alarma sonó, pero ¿Qué es lo que soñé? Me empecé a llenar de peguntas.
—¿Quién es Lorena? — me levante con mis muletas y me dirijo al baño, me moje la cara y me mire en el espejo — ¿reflejo tu sabes quién es Lorena? —
—No creo que tu reflejo sepa quien es — mire perpleja mi reflejo del espejo — 
—qué demonios está pasando — miré a la puerta y me encontré con el responsable de la voz antes escuchada — ¿Quién eres?
—No tiene mucha importancia el quien soy, solo vengo a saber cómo estas — 
—¿Que eres? — se me acerco. 
—Solo soy las respuestas que tanto estas buscando, yo puedo responder a todo lo que deseas — 
—¿enserio? — me sonrió.
—A cambio tienes que darme algo, todo tiene un precio — lo mire dudosa.
—¿y que es lo que quieres? — 
—Solo quiero tu cuerpo, y antes de que pienses en algo que no es, no en forma carnal, si no en espiritual, solo quiero que me prestes tu cuerpo —
—Como se que puedo confiar en ti —
—Acaso no quieres respuestas, yo te las puedo dar, solo quiero un momento de ver por ultima vez a mi esposo— esposo, en su mirada se veía tristeza.
 — No pude despedirme de el —
—Ya veo, pues si eso es lo que deseas, está bien, te dejare poseer mi cuerpo —
—Y creo que eso no lo deberías de hacer, ¿acaso no entendiste lo que te dije antes babosa? — mire a la puerta — y tu Rosa, sabes muy bien que tu limite en este mundo ya acabo — extendió su mano, su mano era esquelética — 
—Al menos déjame despedirme — sus ojos estaban vidriosos — ¿acaso nunca llegaste a amar a alguien? Por favor es lo único que te pido — ella suspiro.
—Bien — hizo una maniobra con la guadaña y un círculo raro apareció — tienes 5 minutos, acabado ese tiempo volverás aquí — el alma entro al portal —
—¿Dónde estuviste y porque te miras así? — me miro, pero no pude identificar nada de su rostro.
—Soy un esqueleto, este es mi verdadera apariencia, y donde estuve no te importa, y no metas tu nariz donde no te llaman, como se te ocurre decirle a un alma que te poseyera. — estaba muy enojada 
—Yo solo quería ayudarla, se veía triste — 
—¿Y si lo de su esposo era mentira? Deja de ser tan ingenua niña. — 
—No soy ingenua — no respondió, supuse que expresión tendría — ok si lo soy, pero simplemente no puedo negarme a eso — la mire — y tampoco puedo dejar — me interrumpió —
—Tu padre a estado actuando raro ¿no es así? — 
—Tu como sabes eso — no me respondió, solo vi como miro a la nada y del portal salió rosa —
—Bien, un trato es un trato — Rosa me miro y me dio las gracias, y sin mas desaparecieron — 
Solo escuche en el viento un pronto las preguntas serán respondidas, pero las dudas crecerán.
—¿Acaso piensas responder sus preguntas? —  mire a mi sombra — ¿está segura? — 
—¿Tengo de otra? —
Esta semana estoy mas ocupada que antes, ciertos pueblos están en guerra, últimamente han estado con pactos, personas que no respetan los tratos y bla bla bla, y ni hablar de los suicidios.
—Hija necesito que vengas — comencé a caminar con dirección a la sala del padre y me arrodille.
—¿Algo de mí? — 
—Así es, necesito que vayas al infierno y hables con Lucifer sobre asuntos muy importantes — estamos solos en la sala — 
—¿Sobre qué hablaran? O mas bien, que mensaje le daré —
—Lo sabrás cuando estés con el — y si más me retiré del lugar, una vez cruzada la puerta me encontré con un ángel femenino.
—¿Tú qué haces aquí? — simplemente la ignore y pase de largo.
Es común escuchar los susurros en este lugar por el simple hecho de que los demás sellos y yo por no ser una creación de Dios y que aparte estemos a su disposición, simplemente aun no se lo tragan, medirijo a una habitación para que me den una nueva lista.
Una vez que entre, cabe mencionar que estaba checando la lista que tenia para ver si no me faltaba rayar un nombre.
—Necesito una nueva lista — 
—¿Lista? — la mire, el ángel estaba pálido — ¿lista de qué? —
—No lo sé, tal ves de postres — lo mire con una ceja alzada — ¿eres nuevo? ¿No esta Gabriel? — este solo negó, suspire — 
—Para empezar soy arcángel, no tengo ese cargo por nada — 
— Tu ayudante no tiene nada de entrenamiento —
—Si que lo tengo — hablo el mencionado? — 
—Enserio? — me acerque hasta quedar solo a centímetros de su rostro, acerque mis manos a su rostro — 
—Muerte detente — me detuvo Gabriel, el otro ángel se desmayó — odio cuando haces eso —
—No es mi culpa que sean tan débiles — me miro enojado — sabes muy bien mi naturaleza Gabriel, no puedo cambiar —
—Sabes muy bien que te acepto tal y como eres — tome la lista.
—Deberías olvidarme — estuve punto de irme y escuche su ultimo comentario.
—Mas no quiero hacerlo — 
  




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