¡jódete, Autoestima!

6: Kiyu

No estoy muy seguro si mi corazón es de piedra o si está vacío. 

Él esperaba que le abriera mi corazón. Ja, que intente él mismo penetrar esta fortaleza. 

Jhon, mi psicólogo, se rindió a la media hora; y así soportando el cielo azul y el caluroso viento, entre otras cosas salvajes, me fui a casa. 

Eran las seis y media, yo ya estaba pensando en dormir. 

Creo que me destruyo… luego no me puedo armar, aunque dicen que las cosas rotas pueden encajar por siempre (con otras que estén rotas también).

Cuando los días se hacen más largos y el clima agradable, las personas son más felices. Lo que cuenta no es el clima, es el lugar, el lugar donde pasan esas tardes calurosas: en la playa con amigos, en la piscina de la casa de los tíos, por mi parte: encerrado en mi habitación, escuchando música. 

Mamá se acercó a mí y observó los cuadernos llenos de tareas escolares que estaban en mi escritorio.

—No pienses tanto. 

—Eso lo dices porque no estudias álgebra. 

Me miró con ojos turbados, una mirada que odiaba, ella estaba vulnerable y yo la quería invencible, no podía haber dos rotos en una casa, eso era lo que menos necesitaba. 

—¿Qué? ¿Qué pasa? 

Es que todo me asusta, una cosa tras otra. Me siento sólo. 

Al ver que no respondí (en todos los minutos que pasaron), me revolvió los cabellos y volvió a la cocina, donde preparaba mi postre favorito. 

 

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Este texto me ha costado y mis amigos, los libros, me han ayudado. 

Asi que un GRACIAS enorme a: 

John Berger. 

Marcos Herrera. 

🎉🎉🎉

Excelentes escritores. 




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