Estoy con mi grupo en una parte del campus, todo está oscuro, silencioso, lleno de paz, pero no una de esas que nos dejan tranquilos, no de esas que nos mantienen despreocupados. Más bien es una paz acompañada de impaciencia, de miedo, de dudas, pero ¿Dudas de que? ¿Serán dudas por la extraña desaparición de jóvenes? No creo porque mi mente no ha pensado acerca de ese tema las últimas horas antes de... Dormír. Espera ¿dormír? Esto quiere decir que estoy en un sueño... Un simple sueño. Pero se que estoy soñando, puedo controlar mi sueño, o bueno eso es lo que creo. Todo va bien, pero en el cielo se ve como una naves están sobrevolando por el campamento.
— ¡Corre!—. Me gritó de manera desesperada Akiko, mientras que todos los del grupo corren junto a ella.
De las naves bajan unos seres súper extraños, son aliens dispuestos a atacarnos y junto a ellos está una música, esa típica música que usan en películas sobre extraterrestres; ese sonido aterrador demostrando así que este sueño se convirtió en una pesadilla. Quiero correr pero mis pies están pesados, no tengo control sobre ellos, me desespero más y más hasta que un grupo de seres espaciales se acerca a mi, lentamente. Puedo ver su rostro y eso me causa un enorme pavor.
— ¡Ahhh!—. Me desperté repentinamente de esa terrible pesadilla, pero ese sonido seguía, aún lo escuchaba. Creía que estaba en mi mente, me tape las orejas con la almohada para dejar de escucharlo; fue en vano, aún lo oía a lo lejos.
— Oh ya sonó mi alarma—. Mencionó Santiago muy fresco mientras la apagaba.
Me senté en el borde la cama con un rostro de cansancio. Las chicas hicieron lo mismo.
— Por mera curiosidad ¿Por qué ese sonido?—. Le pregunté mientras me tocaba el rostro.
— También siento curiosidad de saber la respuesta—. Mencionó Anna quien también se mostraba con un rostro de cansancio.
— Para ustedes. Gente sin cultura; ese es uno de los mejores tonos que existe. Además que hermoso es despertar con algo que me recuerda de que los aliens están allí en algún lugar de inmenso universo, esperando encontrarnos y esclavizarnos como sucede en las películas.
Todos lo miramos luego de darnos esa respuesta. Le lancé mi almohada.
— Necesitas un psicólogo—. Le mencionó Jessica.
— Y debería ser de manera urgente—. Mencionó Akiko.
Santiago ignoró aquellos comentarios y se puso de pie.
Las chicas se recostaron en sus camas y yo hice lo mismo. Lo que ahora quiero es retomar un poco el sueño.
— Se les informa a todos los participantes que en cinco minutos deberán estar en el comedor. Después del desayuno deberán prepararse para la primera prueba. Ya se les dará más indicaciones de lo que deben hacer—. Se escuchó la voz femenina de una computadora.
Todos se pusieron de pie y empezaron a alistarse. Yo me quedé un rato recostado por unos minutos siendo el último en salir.
— Apura amigo, que ya vamos tarde—. Se apresuro a decirme Santiago quién es el más motivado en empezar con la primera prueba de muchas.
— Ustedes sigan. Yo ya los alcanzo—. Les dije mientras me ponía las medias.
Ellos se fueron sin pensarlo y me apresuré. Tampoco quiero llegar tarde el primer día de simulación.
Cerré la puerta de mi habitación y ya estaba en el pasillo para seguir mi camino hasta el comedor.
Alguien me empujó con mucha brusquedad al suelo, chocando contra una de las paredes.
— ¿Qué sucede huérfano? ¿Ya no están tus hombres para que te defiendan?—. Mencionó sarcásticamente Masón quién salía detrás de ese tipo alto y corpulento que con solo verlo me daba mucho temor.
Trate de no mostrarme asustado ante ese enorme sujeto.
— ¿Tenerte miedo a ti?—. Le respondí muy seguro de lo que decía—. Ni porque vengas con tus nuevos amigos te tendré miedo, Menson—. Le mencioné muy seguro como si tenía ventaja ante ellos.
De repente sentí otro golpe con la misma intensidad que el primero. Esté me dejó peor que el anterior, seguido de uno en mi estómago que me dejó por unos segundos sin respiración. Todo se nublo a mi alrededor, pero aún seguía cuerdo. Iba a recibir uno más pero...
— Ya es mucho por hoy grandulón—. Fueron las palabras de Masón, quién detuvo a su enorme amigo antes de volver a atacarme.
Me quedé ahí sentado, un poco asustando y quejándome muy despacio de esos golpes.
— Solo espero que no me veas hoy en tu simulación—. Fue lo que este gigante me mencionó mientras se iba de mi presencia, burlándose.
Los demás le siguieron el paso y se reían de mí al verme ahí como un simple perdedor.
— ¡Eso es!—. Empecé a gritar en ese instante— ¡Huyan antes que sea tarde para ustedes!
Tomé fuerzas y me puse de pie como pude. Esos golpes no me dejaron del todo bien.
Avancé muy despacio hasta llegar a la zona de los comedores. Habían muchas personas ya sentadas.
Fui el último en llegar. Apenas estuve en la mesa en la que están mis compañeros de grupo me senté al lado de ellos.
— ¿Por qué te tardaste?—. Fue lo que me preguntó Jessica.
— Tuve un pequeño inconveniente mientras me cambiaba—. Le mentí.
— ¿Que te sucedió en la cara?—. Me preguntó Santiago.
— No es algo de lo que quiera hablar—. Le contesté.
Anna me veía con cierta pena. Akiko pasó por alto mi estado y Jessica solo agachó la cabeza. Santiago se puso a comer y yo me senté, tranquilo porque no volvieron a preguntar.
— Buenos días jóvenes—. Se puso de pie en frente de todos Ernesto—. Este es su primer día de pruebas. Como ustedes ya saben, tendrán que vencer su mayor miedo. Ingresarán por equipos pero eso no quiere decir que van a trabajar todos al mismo tiempo. Deben elegir a un capitán o capitana al mando y un suplente quién se va a encargar de dirigirlos durante la simulación. Van a ingresar uno por uno y al final se mostrarán a los mejores equipos. También al final de la prueba sabrán el puntaje que obtuvieron y cuántos puntos se les agregara ¿Tienen alguna duda?—. Nos preguntó.