Anna y yo estamos detrás de esas estanterías; los segundos eran eternos, no tenemos alguna forma de escapar de este lugar. Detrás de nosotros estaban esas pesadillas que nunca superamos; los causantes de la muerte de mis padres y un amigo imaginario de la infancia de Anna; quizás Maxi fue la persona que empezó a crear en una de sus locuras de niña o tal vez él hermanito que siempre quiso para jugar pero sus padres nunca se lo dieron. En fin, esos detalles no sirven de mucho ya que estamos tan cerca de nuestra muerte.
En ese momento se me ocurrió algo a última hora. Solo tenemos una oportunidad para llevar a cabo el plan. En unos cuantos segundos se le expliqué a Anna quién lo entendió al instante. No debemos fallar.
— ¡Hey Maxi¡—. Gritó Anna mientras se levantaba del sitio donde estábamos escondidos— ¿Quieres jugar? Ya sabes cómo en los viejos tiempos.
Maxi mostró una sonrisa en su rostro al escuchar aquella propuesta de Anna.
— ¿Cuál es el truco?—. Preguntó Maxi.
Todo se siente tan real. No puedo creer que estoy en una simulación que muestra a las pesadillas como si tuvieran vida propia.
—:No hay trucos. Solo seremos tú y yo ¿Aceptas?—. Le propuso Anna.
— ¿Que hay de tú amigo?—. Le preguntó y Anna me dió una mirada rápida.
Ya no quiero estar aquí. No puedo creer la valentía que está demostrando Anna ante su antiguo amigo.
— Hablas de Mike. Tranquilo que de él yo me voy a encargar.
Cuando le dijo mi nombre abrí los ojos como platos. Había revelado mi identidad a esa pesadilla.
— Me parece justo—. Respondió Maxi—. Quiero ver cómo te deshaces de él.
Anna me miró como si le agrada la idea de Maxi. Si tuve cierto miedo de que ella elija a su amigo y al final yo solo sea su puente para que puedan retomar aquella amistad que creían perdida.
— Antes debes deshacerte de ellos—. Le mencionó para indicar a mis pesadillas. Anna me guiñó su ojo para indicarme qu debo estar tranquilo.
— Lo haré por nosotros—. Mencionó Maxi para luego ponerse en modo de ataque ante mis atacantes.
Maxi se puso firme para no sucumbir ante ambos y mis pesadillas mostraron resistencia. Mientras ellos tenían una confrontación Anna y yo aprovechamos esa oportunidad para escabullir nos por las estanterías hasta llegar a la salida. Había caído en nuestra trampa.
Anna y yo chocamos nuestros puños para luego salir corriendo de allí. Maxi se dió cuenta de eso pero ya es tarde.
— ¡Anna!—. Empezó a gritar Maxi— ¡No me dejes! ¡Dijiste que nunca lo harías!—. Aquel ser gritaba con más insistencia, hasta que su voz se torno más terrorífica— ¡Anna! ¡Vuelve o prometo que te mataré a tí, a tu familia y a Mike! ¡Mike Robles verdad¡ ¡Iré por ti! ¡No los dejaré tranquilos!—. Gritaba mientras Anna y yo salíamos de esa parte del centro comercial en busca de una salida.
Si me asustó que Maxi sepa mi identidad completa. Es como si esto no solo sea una simple imaginación. Quizás ese es el Maxi con el que Anna convivio por años y ahora acaba de volver.
— Esperemos que a los demás les este yendo bien—. Le mencioné a Anna una vez que salimos de ese enorme centro comercial.
*Relato de Santiago*
Llegué hasta un parque de mi ciudad; ese es el parque donde pase toda mi infancia. Está en medio de la Iglesia local, el Municipio y alrededor algunas casas y tiendas.
Este lugar en la noche da más miedo que durante el día. Incluso fuera de la simulación, ese lugar es conocido por no ser muy seguro a estás horas de la noche.
Tenía una mala sensación. Es como si mi pesadilla estuviera por aparecer. Mis instintos no fallan ya que en poco tiempo sentía los pasos de alguien cerca de mi.
Me giro y detrás de mi está una de mis pesadillas de niño. Solo verlo me da mucho miedo.
Ese es una persona alta, tiene una máscara de hockey, un hacha en su espalda y unas enormes botas. Él no habla, solo emite una respiración muy profunda.
Salgo corriendo porque lo que menos deseo es ser alcanzado por él.
— ¡No tan rápido!—. Escuché el grito de alguien conocido.
Enfoco mi vista hacia él y ahí está otras de mis pesadillas.
Él es una persona también alta, tiene un parche en su ojo como el que usan los piratas y un garfio en su mano derecha.
— Es enserio—. Fue mi reacción al ver que me están persiguiendo dos pesadillas. Vaya suerte que tengo.
Ambos son relacionados con dos películas que ví de pequeño y me trajo traumas. Ahora cuando los dejé en el pasado, regresan en este simulador.
Empiezo a correr; no quiero hacerles compañía a ese par de gigantes. Ingreso a esa enorme iglesia y cierro la enorme puerta de madera.
*Relato de Akiko*
Me encuentro en la parte trasera de lo que es una Iglesia; prefiero quedarme fuera ya que he visto muchas películas y he aprendido que las peores cosas suceden allí dentro.
Cuando me sentía segura detrás de mí se puso una mujer que tenía un antifaz en su rostro ya que cubría su rostro quemado.
Ella es una leyenda urbana de mi antigua ciudad. Según se cree a ella se le quemó el rostro en un terrible incendio. Ella suele acercarse a las mujeres para convertir su rostro en el mismo estado como el de ella.
Ella se acercó a mí y empezó a tocar mi rostro con sus heladas manos.
— Tienes un hermoso rostro—. Mencionó y me quedé en shock.
Sé que la única manera es huir cuando ella haga su drama.
— ¿Por qué el mío no se ve así?—. Preguntó con una voz muy dolida para luego sacarse su antifaz.
Ella se alejó y empezó a llorar de una forma muy desgarradora y a golpearse el pecho.
Ingreso a esa aterradora iglesia. Esa es mi única oportunidad para esconderme de ella. Solo espero que no me haya visto.
Dentro está todo oscuro. Tengo mucho miedo. Este lugar no me da mucha confianza.
Empiezo a retroceder del miedo. Escucho ruidos no solamente de delante de mí, también lo escuchó de la otra puerta pero aún así sigo avanzando ignorando todo sucede a mi alrededor hasta que mi espalda choca con la de otra persona. Ambos gritamos del miedo.