Las semanas han transcurrido muy de prisa. Sin darme cuenta he ido y venido del trabajo una y otra vez como lo he hecho estos 10 años, pero con la pequeña diferencia que las noches se las dedico a mi novia. Si, mi novia. Elisa Villasmil es mi novia desde hace exactamente un mes.
Como han pasado los días .
Después de salir del trabajo voy al apartamento y luego de una ducha rápida, tengo como habito cenar en su casa. Desde que sin querer le confesé que como en la calle mis tres comidas, me hizo asegurarle que aceptaría que ella me cocinara, pero después de una larga lucha logré aceptar solo la cena así que según ella si quiero "alargar mi vida" tengo que venir hasta aquí todos los días a las 8 de la noche.
-Voy llegando. Anuncio a través de mi móvil para escuchar un rápido okey.
Así que al cruzar su calle y llegar al frente de su casa veo como abre el garaje y enseguida estoy adentro, tomo el pequeño detalle que compré para ella y me bajo para dirigirme a la entrada de la casa, abro la puerta y enseguida entro a la estancia para ser sorprendido como las veces anteriores con un delicioso aroma proveniente de la cocina y que hace que mi estómago suene.
-Amor estoy en la cocina. Escucho su voz y al llamarme así hace que me sienta muy afortunado de tenerla. Cruzo la sala y la encuentro.
Veo que está frente al horno sacando una especie de molde y al colocarlo sobre el mesón, levanta la mirada y me encuentra al pie del arco que separa la sala y la cocina. Al igual que todos los días anteriores me recibe con su hermosa sonrisa y sé que desde que salgo de esta casa, cuento las horas para volver a verla y no me canso de hacerlo. La veo quitarse el delantal y venir a mi encuentro, abro los brazos y la recibo mientras deposito un suave beso en sus labios, al separarnos ella se queja y toma mi cara entre sus manos para alargar nuestro momento.
-Te extrañé todo el día. Susurra entre mis labios.
-¿En serio? Yo te extrañé más. Digo dándole otro beso y estrechándola en mis brazos.
Sin duda alguna, mi perspectiva del noviazgo ha cambiado. Firmemente puedo decir que mi vida ha comenzado desde el momento en que Elisa entró en ella, porque con esta hermosa mujer he vivido momentos maravillosos, desde compartir una cena en su casa, hasta ver una simple película el fin de semana.
-Te preparé algo delicioso, espero que te guste.
-Todo lo que hagas me gustará y lo sabes.
-No es cierto. Protesta.
-Claro que si. Le aseguro.
-Menos mi Humus de Garbanzos.
-Menos esa cosa. Digo recordando la vez que me dió comer una especie de pastel hecho a base de Garbanzos, algas y otras cosas mas, pero terminé dejándolo.
-Cierto menos mi Humus. Afirma riéndose.
-¿Necesitas ayuda? Me ofrezco y veo como ella sonríe sabiendo que lo hago por cortesía y no porqué en realidad quiera. Mis dotes en la cocina son un caos.
-Gracias pero no mi amor. Toma asiento que ya sirvo. No sé qué tiene ese simple gesto de cariño, pero cada vez que lo usa mi corazón salta como loco.
Camino hacia la mesa servida para dos, y tomo mi lugar mientras saco de mí escondite improvisado su regalo, decido mantenerlo en secreto solo unos minutos y enseguida está a mi lado sirviendo un pastel. La veo y esta hermosa con un simple vestido azul y su cabello lacio y trenzado en gran parte.
-Pescado, ensalada cesar para ti. Y de postre tu favorito...
- Majarete de coco.
-Así es. Afirma.
Después de terminar de servir la mesa, ocupa su puesto al frente de mí y aprovecho de dar mi obsequio.
-Tengo algo para ti. Digo mientras sostengo la rosa roja y la extiendo a su frente.
-¡Es hermosa! Dice mientras la recibe y la huele.
- ¡Me encanta!
-Te confieso que no soy muy detallista, pero quise comprar una para ti. Le pregunté a Vanesa que si estaba bien hacerte este detalle pero ella insistió que no la comprara rojas, me dijo algo sobre el significado de los colores de las rosas y bla, bla, bla. Pero no entendí nada y de igual forma te la compré. Digo mientras la veo oler la rosa en sus manos.
-Feliz primer mes mi Amor. Agrego para verla abrir los ojos y mirarme detenidamente.
-Feliz primer mes para ti amor. Yo... yo no pude comprarte nada. Dice apenada.
-Pero prometo comprarte algo mañana. Perdón por...
-Tu regalo es que estés conmigo. Además todas las cenas desde que estamos juntos justifican tu obsequio, así que no te sientas mal. Ahora bien explícame eso del color de las rosas. O algo así que dijo Vanesa. Digo para sacarla del apuro.
-Las rosas ciertamente tienen su significado. Las rosas blancas se entregan cuando hay intenciones de amistad, de hecho entre amigos, las que tienen un leve color rosa, cuando es un poquito más que amistad y las rojas... Estas simbolizan la pasión y... y algo más. Agrega mas ruborizada y se dispone a servir mi plato.
-Ya entiendo. Agrego mientras recibo mi ración.
-Buen provecho mi amor.
-Igual para ti.
Nos disponemos a comer y a charlar sobre su día, me encuentro oyéndola decir sobre que retomará sus clases del doctorado y la animo a hacerlo. Al preguntarme sobre mi día en el gimnasio. Me maldigo mentalmente al mentirle sobre mi verdadero trabajo, pero de solo saber que odia a los funcionarios policiales hace que me sienta solo un poco mejor.
-Igual que todos los días. Mucho sudor y circuitos de entrenamiento.
-Algún día me inscribiré para que seas mi instructor. ¿Te imaginas?
-No, eso ni lo pienses. Tendré que golpear a cualquier desgraciado que te vea en ropa deportiva. Aseguro porque de ser cierto, mi supuesto trabajo no dejaría que fuera. Muchos hombres hasta yo, conquistan a mujeres en esos lugares
-No serias capaz. Me interrumpe.
-Solo pruébame Pelirroja. Digo y ella me mira divertida.
-Algún día Caín, Algún día...