-Buenas noches. Digo después de parquear la moto y quitarme el casco para observar a los presentes frente a mi.
-Así que es verdad. Dice de repente la voz de una mujer, quien se baja en este preciso momento de una camioneta fortuner color rojo.Al igual que los demás ésta, es pelirroja pero artificial.
Está flanqueada por Hugo Lievanov y Viktor Lievanov si no me equivoco. El primero con cabello rojo, y el mismo que vi en el supermercado hablando con Elisa, el segundo solo lo conozco por su fotografía, un hombre igual de alto que Hugo y con el rasgo común de la mayoría. Pelirrojo.
Veo a Yvanna Lievanov caminar para posicionarse frente a mí y me observa de arriba abajo. Al instante todos voltean a ver hacia la casa de Elisa y cuando lo hago veo que ella viene hacia nosotros.
¿Qué parte de no salgas no entendió?.
-Sobrina. Dice la mujer a Elisa mientras viene a mi encuentro.
Una vez a mi lado, la tomo de la mano y no se me escapa la forma en cómo todos miran ese simple gesto.
-Muy buen gusto. Dice la mujer pasando su mirada por mi.
-¿Qué hacen aquí? Interrumpe Elisa con voz fuerte.
-Lo sabes muy bien.
-Pensé que les había quedado claro a ustedes y a la policía...
-Hasta que no nos entregues la dirección, y los códigos de la bóveda no te dejaremos en paz.
-Te dije que no tengo los malditos códigos y mucho menos sé donde coño está la puta bóveda.
-Algo te debió dejar tu hermano. Busca bien Elisa, porque seguiremos viniendo.
-¿¡No te bastó con que la policía me arrestara!?
-Mala suerte pensé que tener un contacto te ayudaría. Dice y enseguida sé el porqué del comentario.
-No sé de que hablas. Pero quiero que dejen de acosarme. Eduardo nunca me dijo nada de una bóveda y mucho menos de su contenido, así que no sé por qué se empeñan en seguir viniendo.
-Cuimhnich air nighean bràthair-athar. Feumaidh gun robh Eduardo air rudeigin innse dhut mus do chaochail e.¹ Dice en un idioma desconocido y se aleja dando la vuelta para subir a la camioneta.
-¿Has dormido con él? Pregunta Hugo mientras da un paso hacia ella y mi instinto protector sale a relucir.
-Sí. Contesto mientras Elisa contesta que no, y él se ríe mientras nos mira a ambos.
-Te mereces algo mejor. Agrega y de solo saber que le gusta mi novia hace que odie al muy maldito.
-Si no quieres hablar con ella puedes hacerlo conmigo, sabes dónde encontrarme. Siento mucho lo de ayer. Soy el menos interesado de que te pase algo, pero tienes que colaborar.
-Aunque al verte con él, me doy cuenta que no lo harás. Elisa No puedes trabajar con el enemigo... Y mucho menos dormir con él.
-No sé de que hablas. Dice mientras siento como tiembla a mi lado.
- Bidh fios agad a dh ’aithghearr ². Dice en idioma igual que Yvanna Lievanov y después nos da la espalda y sube al auto al con los demás.
Nos que damos allí tomados de la mano hasta que Elisa suspira a mi lado, de repente se suelta de mi agarre y camina dentro de la casa, veo como se abre el garaje y enciendo la moto para entrar. Una vez estacionada, entro a la casa y no la veo por ningún lado, así que subo las escaleras de dos en dos y la encuentro acurrucada en su habitación. Veo que esta con el cachorro y me siento a su lado.
-¿Quieres hablar? Pregunto mientras acaricio al pequeño perro, y mientras lo hago, trata de morderme la mano. Elisa sonríe al gesto y me mira.
-Creo que le gustas. Rupert era muy celoso conmigo.
-Lo sé. Recuerdo como me gruñó la primera noche que vine. Me alegra que él no lo sea. Digo y sé, que por ahora, el tema referente a lo de hace momentos quedó zanjado.
Por el momento.
-¿Tienes sueño? Si quieres puedo irme...
-¡No, quédate!... Te prepararé una habitación. Dice y la veo levantarse para salir por la puerta y dejarme solo con el cachorro, quien para este en este momento sigue en su empeño de morderme.
Después de estar al menos 10 minutos jugando con Angus, veo a Elisa entrar a la habitación, en las manos sostiene una cesta que deduzco que es la cama del perro, por su expresión sé que algo le pasa, porque no me dirige la mirada en ningún momento, la veo acercarse y quitarme el cachorro para colocarlo sobre la cesta a su lado.
Dichoso el que puede dormir con ella.
-Te arreglé la habitación de la derecha, cualquier cosa que necesites puedes llamarme. ¿Tienes hambre? Pregunta de repente.
-Iré a la cocina. Si subo y estas dormido, buenas noches. Y así sin más, luego de un frío beso en mis labios, sale de la habitación sin darme oportunidad de responder a su pregunta.
Veo a mi alrededor y al ver al perro en su cama quien ya está dormido, no me queda otra que salir de aquí. Entro a la habitación que acaba de indicarme y una vez allí me despojo de la ropa y de mi armamento reglamentario. Siempre lo dejó en el auto pero esta vez con todo lo anterior no quise desprenderme de el. Lo coloco debajo de mi camisa y sobre el, mis pantalones.
Por ultimo me quito los lentes de contacto y al ver que Elisa no vendrá, y que a lo mejor querrá estar sola, ocupo el espacio en la enorme cama y al apagar las luces me encuentro mirando el techo. Agudizo el oído a ver si escucho algo pero no es así, solo se oyen algunos ruidos de la ciudad.
Pienso en lo que ocurrió hace minutos algo sobre Bóvedas y Códigos, que supuestamente el tal Eduardo sabía y después de su muerte por supuesto creen que La Pelirroja tiene la información, suspiro, porque si ella no les entrega lo que quieren sin duda sé lo que son capaz de hacer.
Serás imbécil ¿Como dejas a tu hermana en un problema como este? Pienso en la oscuridad de la habitación, que para ese momento se ilumina y al levantar la cabeza, una maraña roja aparece en el marco.
-¿Estás bien? Digo incorporándome.
-Si... Lo que pasa es que... La veo venir hacia mí, y mientras lo hace la detallo de pies a cabeza. Veo que tiene un short y una franelilla de pijama que deja al descubierto las pecas en sus hombros. Se sienta a mi lado y me sonríe; aquí distingo a la mujer que me gusta.