El suicidio del Alberto Villagran causo mucha conmoción en la ciudad, nadie tenia conocimiento de algún problema que lo llevara a tomar semejante decisión, todos sus amigos y conocidos comentaban extrañados la noticia.
Débora llego al colegio y fue directo a su oficina, detrás de ella ingreso uno de los profesores nuevos Alfonso Castañeda
Pensé que no ibas a venir
Perdón? – le pregunto Débora extrañada por la familiaridad con la que le estaba hablando
Creí que te ibas a tomar la semana libre
No veo la razón. ¿En que puedo servirle profesor Castañeda?
Alfonso querida, dime simplemente Alfonso
Qué quieres “Alfonso”?
Colaborarte
Ya lo esta haciendo profesor, al estar trabajando en esta institución a mi cargo, me esta colaborando muy bien
Yo me refería a un plano mas personal
No lo entiendo
Resulta mi querida directora que se quien eres
Sigo sin entenderlo – esta conversación era un tanto extraña, pensó Débora
A ver, ¿Cómo te explico? ¿tus hijas vinieron a clases?
¿Mis hijas? Tengo solo una hija
Tienes dos, Karla y Ana Milena
Todo el mundo cree que Ana Milena también es mi hija, pero no, es mi sobrina
No, todo el mundo cree que Ana Milena es tu sobrina, pero yo se que no es así, también es tu hija
De donde saco esa idea tan absurda? – dijo Débora agitada
Por favor Debora, con migo no te hagas la inocente, te conozco muy bien, tanto, que estoy seguro que la muerte de Alberto te cayo muy bien
No se quien se ha creído usted para venir a mi oficina a insultarme y decirme esa sarta de sandeces, pero le ordeno que en este momento se retire
Me llama tanto la atención esa muerte tan repentina de Alberto, no creo esa versión que han dado del suicidio
Es que no me escucho, lárguese, y no solo de mi oficina, del colegio, no quiero volver a verlo en mi vida, esta despedido
Dime la verdad ¿lo mataste?
Esta colmando mi paciencia profesor Castañeda
Ay Debora de verdad creo que te equivocaste de profesión, eres una actriz excelente – se acerco a ella - Lo haces muy bien – la tomo por la barbilla - A mi no me engañas, se quien eras antes de casarte con Alberto, se quien eres ahora y también se donde puedes llegar, a la cárcel
Suélteme – el la soltó
Quieres negociar?
Quiero que desaparezca de mi vida
Te conviene negociar conmigo
No tengo nada que negociar con usted
Ya veras que si
Qué quiere?
Así me gusta, vamos a negociar mi silencio
No, lo que vamos a negociar es su salida del colegio, no voy a permitir que alguien que se cree con la autoridad de insultarme, venga, lo haga y quede como si nada
Veo que aun no entiendes, si yo hablo, tu iras a la cárcel
No me diga ¿Cómo lo va a hacer?
Con las pruebas que tengo, cuando la policía las tenga no les va a quedar ninguna duda del asesinato del gran Alberto Villa Gran – camino hasta la puerta y se volteo a mirarla - Te voy a dar unos días para que pienses hasta cuanto estas dispuesta a dar por mi silencio, ya sabes que te conviene – le tiro un beso y salió, Débora le tiro un adorno de estrellas que tenía en su escritorio a la puerta y se sento preocupada, quien era este hombre y que tanto sabía de ella?
Paso el resto de la jornada en otro planeta, tenía que caminar con cuidado de ahora en adelante, tenía que investigar quien era Alfonso Castañeda en realidad, al terminar decidió salir directo a su casa, pero cuando llego al parqueadero se lo encontró esperándola
Por que demoraste tanto querida?
Que parte de no quiero verlo no entendió?
Por favor Débora, no tienes que ser tan grosera, mientras piensas que me vas a dar, puedo ser tu acompañante, debes estar muy dolida por la muerte de tu esposo
Quiero que me deje en paz
En eso querida, no puedo complacerte, pero lo puedo hacer en otros aspectos – la miro lascivamente
Ja, sueñe con estar algún día conmigo
No digas nunca de esta agua no beberé. Nos vamos
No voy a salir de aquí con usted
Claro que si, te voy a acompañar, no protestes – Débora suspiro y subió a su auto, Alfonso hizo lo mismo del lado del copiloto, llegaron a la casa y Alfonso la acompaño hasta el despacho
Vaya, que casa tan linda tienes
De verdad, quiero que se vaya
No Débora, no me voy a ir, me voy a quedar a tu lado
Que van a pensar los demás?
Que piensen lo que quieran, total ya tu estas grandecita, se que muchos entenderán que una mujer como tu no puede quedarse mucho tiempo sola
No se por que motivo le soporto tanto insulto
El motivo lo sabes perfectamente querida, no te conviene que hable, no tienes idea de cuanta información tengo de ti y no quieres arriesgarte, tengo razón? – Débora se limito a mirarlo – Ya veo que tengo razón.
Tocaron la puerta
Pase – Invito Débora, entro Rosa, la empleada
Señora, hay un policía buscándola
Débora miro a Alfonso, el simplemente se encogió de hombros
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Editado: 13.08.2020