Hola!! Sean todos bienvenidos a un nuevo capítulo! Espero que lo disfruten y si pueden recomienden o compartan la historia.
Les dejo que disfruten!! (^_^)/□☆□\(^_^)
De camino al estacionamiento, el frío de la madrugada azotó con fuerza al pasar las puertas del hospital, lo que me obligó a esconderme dentro de mi abrigo. Creo que había dado en el clavo al adquirir esta prenda.
Mientras Leo y Emi volvían en el auto de James, este manejaría el de Lucas hasta casa y como ya estaba a pocas horas de amanecer, no le sería difícil volver. Lo que sí sería difícil sería conciliar el sueño, aunque ahora lo único que quería era una hamburguesa.
— ¿Le has dicho a tú mamá? — cuestionó James mientras acomodaba el asiento de mi hermano y los espejos.
— Aún no, se morirá de un infarto si le cuento cuando acaba de despertar — suspiré mientras tiraba mi cabeza hacia atrás y me colocaba el cinturón de seguridad.
— ¿Tu padre?
— Su celular está apagado — había algo raro en aquel comportamiento, nunca lo apagaba y si sucedía tenía uno de repuesto que casualmente, tampoco estaba encendido.
— ¿No le has contado a nadie? — parecía sorprendido por aquel comportamiento, pero así ha sido siempre, al menos con mi padre. Mi madre siempre tuvo problemas del corazón desde que había nacido Lucas y cuando falleció Laura, estuvo dos semanas internada debido a que su presión no podía mantenerse estable. No pudo asistir al funeral y tampoco pudo ir a reconocer el cuerpo. De modo que fue mi padre quien lo hizo solo, yo era menor de edad y Lucas estaba jugando un campeonato de fútbol.
— A mi abuela, ella estaba despierta, no hace mucho que llegó del casino — comente con un poco de risa. Así era ella, siempre con sus planes alocados y sin mucha planeación — Preguntó cómo estaba y que en la mañana vendría a vernos.
— ¿En serio correrás? — sonaba disgustado. Si bien no era algo a lo que quería volver, no tenía otra opción más que aceptar los términos de Tyler y esperar que respetara su palabra de que no lastimaría a mi hermano.
— Ya hablamos de esto James…
— Lo sé Cubito, pero no quiero que lo hagas. Es muy peligroso — cada que usaba ese apodo en mí algo se removía, cómo si me estuviera dando esperanzas y no quería que eso pasara.
— ¿Podrías dejar de llamarme así? — solté lo más amable que pude a lo que me observó confundido — No es que no me guste, pero se supone que esos apodos tiernos deberías dejarlos para Nat.
— Pero somos amigos, no le veo lo malo — excusó — Es como un sobrenombre.
— No es que tenga algo de malo James…— suspiré — Es lo que significa entre nosotros.
— ¿Y qué puede significar? Hay amigos que se ponen apodos y…
— Significa que hay una conexión entre nosotros — le corté — Que nuestra relación es más íntima que la de “el mejor amigo de mi hermano” o de “el hermano de mi mejor amiga”. Y no está bien eso — ante aquel comentario no respondió nada entonces continué — ¿Cómo vas a explicarle a Nat la razón del apodo?
— No tengo que explicarle nada, no es mi novia — dijo ya en un tono de fastidio — Además es por tus manos frías, nada más.
— Y de seguro quedará bien que le digas que me estuviste tocando — solté con ironía al recordar lo sucedido en la biblioteca.
— No entiendo el problema Elena, pero si quieres que deje de llamarte así lo haré — sentenció.
Después de esa conversación, el ambiente quedó en completo silencio. Uno incomodo cabe destacar. La radio sonaba de fondo con una música leve, en la guitarra reconocí la canción de la lista de reproducción de mi hermano. Por un segundo me perdí en la melodía y me percaté que empecé a tararearla.
— Supongo que la lista de reproducción es de Lucas — volvió a hablar al mismo tiempo que subía el volumen, a los pocos segundos comenzó a llover — Cambio climático.
Le sonreí sin mucho ánimo y volví mi mirada a la calle. En el semáforo sacó su celular y se conectó a la radio del auto. Enseguida empezó a sonar una canción que siempre me ponía de buenas. De hecho, era una de mis bandas favoritas, no sé cómo sabía eso. Aunque asumo que estar gritando esa canción desde la habitación cuando no sabía que estaba, puede ser un indicio.
— ¿Cómo sabes que me gusta esa canción?
— Por favor, tus ojos se iluminan cuando suena en la radio — no cedí tan fácil hasta que él dijo — No sé porque no quieres que te llame así, pero dejaré de hacerlo solo si cantas conmigo — suspiré rendida en el momento que empezó a sonar la parte que amaba y me hacía poner de buen humor — Y ahora entiendo cuál es mi papel… — empezó y como no le seguí siguió él — Nos queremos cuando nadie ve…
— Las balas perdidas de este amor, prefiero no verlas en mi piel — cedí finalmente, hacía mucho tiempo que no cantaba en presencia de alguien — Si me preguntan por ti, diré que es mentira que toda una vida he soñado contigo. Yo sueño contigo…
— Si me preguntan por ti — siguió él con su voz, que para mi sorpresa estaba bastante afinada — Diré que no es cierto que duele por dentro que no estés conmigo, te quiero conmigo…
— Te miro — volteé a verlo con una sonrisa en mi rostro. De verdad amaba este tema.
— Me miras — me sigue la corriente e imita mi expresión. — Y el mundo no gira…
— Todo parece mentira — conteste y aquí venía la mejor parte.
— Tú sigues — me devolvió la sonrisa, esperando que contestara.
— Yo sigo, es nuestro castigo — le completé la letra que curiosamente él parecía saberla de memoria.
— Fingir que somos amigos — interrumpió él — Y cuando no haya testigos…
— Mi vida entera te daré…Cuando nadie ve — dijimos al unísono.
Aquella canción era perfecta para el momento e irónicamente, parecía acorde a la situación en mi cabeza. Era hora de aceptar algo, me había perdido en sus encantos. Me dejé caer como una idiota, sabiendo que no era mío. Por un segundo quise que lo fuera, muy dentro de mí, lo quería. Matt tenía razón, me sentía atraída a James, pero saber que no me pertenecía me desanimaba y eso era lo que me hacía negar las cosas.
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Editado: 07.12.2024