[Capitulo 6]- Una visita inesperada
(Blanca)
Desde antes de Iandra y yo graduarnos de la universidad, siempre habíamos soñado con tener nuestra propia empresa de diseño gráfico. Después de años de planificación, ahorro y con nuestra reciente obtención de nuestro título universitario, finalmente decidimos dar el gran paso.
Blanca: (emocionada) ¡Iandra, es hora de hacer realidad nuestro sueño! Vamos a empezar nuestra propia empresa de diseño gráfico.
Iandra: (entusiasmada) ¡Sí, Blanca, lo sé! Pero, ¿por dónde empezamos?
Blanca: (decidida) Primero necesitamos encontrar un lugar para establecer nuestra oficina. Después, nos enfocaremos en conseguir nuestros primeros clientes.
Comenzamos a buscar en línea y en periódicos locales en busca de un espacio adecuado. Después de algunas semanas de búsqueda, finalmente encontramos un pequeño local en una zona céntrica de la ciudad.
Blanca: (llamando por teléfono) Hola, ¿está disponible el local que anunciaron para alquiler?
Después de algunas negociaciones, conseguimos el local. ¡Estábamos en el camino correcto para convertir nuestro sueño en realidad!
El sol se estaba poniendo en el horizonte cuando Iandra y yo finalmente cerramos la puerta de nuestra oficina y nos dirigimos hacia nuestro departamento. Después de una semana agotadora llena de reuniones, diseños, y trámites administrativos, estábamos completamente agotadas.
Blanca: (suspirando) Uff, estoy agotada. ¿Puedes creer todo lo que hemos logrado esta semana, Iandra?
Iandra: (asintiendo) ¡Ni siquiera puedo pensar en ello ahora mismo! Todo lo que quiero es un baño caliente y una buena cena.
Nuestro departamento es nuestro pequeño refugio en medio del bullicio de la ciudad. Situado en una zona céntrica, nos brinda acceso fácil a todo lo que la ciudad tiene para ofrecer, pero también nos ofrece la tranquilidad y la serenidad que necesitamos al final del día.
Al entrar, te reciben las paredes blancas y los suelos de madera que reflejan la luz natural que entra por las ventanas. El espacio está decorado con un estilo moderno y minimalista, con muebles cómodos y funcionales que nos permiten aprovechar al máximo el espacio.
Nuestra sala de estar es el lugar perfecto para relajarse y descansar después de un largo día de trabajo. Un cómodo sofá se enfrenta a una pared adornada con fotografías y obras de arte, mientras que una pequeña mesa de centro sirve como lugar para colocar nuestras bebidas y aperitivos mientras disfrutamos de una película o una conversación tranquila.
La cocina, aunque pequeña, está equipada con todo lo que necesitamos para preparar nuestras comidas favoritas. Los electrodomésticos de acero inoxidable y los armarios blancos añaden un toque de modernidad al espacio, mientras que una pequeña mesa de comedor nos permite disfrutar de nuestras comidas juntas.
Pero quizás la mejor parte de nuestro departamento sea la terraza. Desde allí, tenemos una vista impresionante del mar y del malecón. Es el lugar perfecto para disfrutar de una taza de café por la mañana mientras contemplamos la salida del sol, o para relajarnos con una copa de vino por la noche mientras admiramos las luces de la ciudad que se reflejan en el agua.
En definitiva, nuestro departamento es mucho más que un simple lugar para vivir. Es nuestro santuario, nuestro hogar lejos del hogar, donde podemos relajarnos, recargar energías y disfrutar de la belleza del mundo que nos rodea.
Ambas nos dejamos caer en el sofá de nuestro acogedor departamento, dejando escapar un suspiro de alivio. El peso del día parecía desvanecerse lentamente mientras nos relajábamos y compartíamos anécdotas sobre los desafíos y logros de la semana.
Blanca: (sonriendo) A pesar de lo agotador que ha sido, no cambiaría esto por nada. Estoy tan emocionada de ver cómo crece nuestra empresa.
Iandra: (mirando a Blanca con una sonrisa) Yo también, Blanca. Juntas podemos conquistar el mundo.
Con una sensación de satisfacción y determinación, nos preparamos para una tranquila noche en casa. Aunque el camino hacia el éxito puede ser agotador, sabíamos que cada paso que dábamos nos acercaba un poco más a alcanzar nuestros sueños.
Mientras Iandra se dirige directamente a su habitación para descansar, yo me dispongo a hacer lo mismo. Sin embargo, justo cuando estoy a punto de llegar a mi habitación, suena el timbre, rompiendo el tranquilo ambiente de la noche.
Con curiosidad, me dirijo hacia la puerta y la abro, sin esperar encontrar a nadie a esa hora. Para mi sorpresa, me encuentro con una visita inesperada: un amigo que no veo desde hace años, parado frente a mí con una sonrisa en el rostro.
Blanca: (sorprendida) ¡Pedro! ¿Qué haces aquí a esta hora?
Pedro: (sonriendo) ¡Hola, Blanca! Lo siento por aparecer así de repente, pero estaba en la ciudad y pensé que pasaría a saludarte.
Blanca: (sonriendo) ¡No te preocupes! Es un placer verte. Entra, por favor.
Editado: 08.06.2024