Jugamos, Katherine ?

Es sólo un sueño

En un momento, todo se nubló frente a mis ojos, aquél instante previo a la caída, una extraña sensación acogedora me abrazó y luego las luces se apagaron...

 "Hija, es hora de despertar" La dulce voz de mi madre, con la cual me despertaba todos los días, en esta ocasión no era diferente, al abrir los ojos me encontré con ella, con su cabellera rubia desarreglada y su habitual sonrisa del día a día. Un fuerte dolor de cabeza arremetió contra mí, lo cual me hizo entrar en razón.

 - ¿Mamá? - pregunté inquieta.

Mi madre de inmediato me examinó con sus manos.

 - Tienes fiebre - dijo preocupada.

Ella salió de la habitación para preparar un paño para mi frente. Mientras y sin que la inquietud desapareciera, miré a mi alrededor.

 - ¿Nick? - pregunté.

¿Acaso solo fue un sueño? Es lo más normal, de seguro el dolor de la cabeza es porque me caí de la cama y mi madre me llevó de vuelta. Aún así todo parecía ser tan real, debió haber sido ese libro de cuentos.

Mi madre volvió con un paño y empezó a atenderme con cuidado.

 - Estoy bien, tengo que alistarme - dije.

 - No vas a ir Katherine - respondió.

Mi madre dirigió su atención hacia el libro que me estaba al lado de mi almohada.

Tomó el libro mientras decía - ¿Ya lo terminaste?

 - Sí - asentí.

 - ¿De qué trata? - preguntó.

 - Es la historia de una princesa que espera en un castillo, como cualquier otra historia...

Mi madre me interrumpió diciendo - Pero ...

 - Pero en este cuento, no hay ningún príncipe que la rescate, ni ningún beso, es más bien una historia que podría llegar a ser hasta aterradora, ella escapa de un caballero porque tiene una maldición, este cuento tiene un final feliz en el que ella escapa del castillo - respondí.

Mi madre sonrió.

 - En serio tú escribiste eso - pregunté.

 - Siempre fue mi sueño escribir, yo estudié hija...

Mi madre es interrumpida por el sonido de una piedra al estrellarse contra la ventana de la habitación. "Deben ser los chicos" pensé, mi madre salió de la habitación y yo me dirigí hacia la ventana, al abrirla observé a los chicos del otro lado de la cerca, vestidos con el uniforme de la escuela, me hacían señas para que saliera y me fuera con ellos, entre el grupo se encontraba Nicolas, lo cual me brindó cierto alivio. Yo los llamé, Nicolas fue quien se cruzó la cerca para venir.

 - ¿Estás bien? - preguntó Nicolas.

 - Sí, pero mi madre no me deja ir, creo que anoche me caí de la cama y me lastimé la cabeza pero no es nada grave - respondí.

 - Espero que te mejores - Nicolas se preparaba para irse

 - Espera, Nick, necesito que al regreso me prestes tus apuntes - dije antes de que se fuera.

 - Está bien pero luego me ayudas con las tareas - dijo mientras se marchaba.

Me dispuse a salir de mi habitación, me encaminé hacia la puerta, giré la perilla y abrí lentamente, con el asombro de que del otro lado no había nada más que oscuridad. "¿Mamá?" Pregunté, el silencio era profundo y no escuchaba nada más que el eco de mi voz perdiéndose en el aparente vacío infinito de la oscuridad.

 - Katherine...  - aquella voz siniestra que había escuchado en la mansión me llamaba de nuevo.

Mi cuerpo se congeló y una corriente de frío estremeció mi cuerpo, por un momento me perdí y sólo escuchaba los acelerados latidos de mi corazón y después forcé mi cuerpo a dar los pasos para entrar.

Sentí cómo mis ojos se abrían, despertando así de lo que era un abrumador sueño, un pequeño resplandor proveniente de la luna se colaba a través de la superficie del hoyo en el que había caído, examiné mi cabeza percatándome del golpe que tenía, nada que fuera grave. Me levanté y y observé a mi alrededor sin encontrar a Nick, estaba en un lugar que parecía ser un calabozo, con cadenas a los alrededores, empecé a caminar atravesando los pasillos, un paso a la vez siendo lo más silenciosa posible. Una luz tenue me guiaba mientras caminaba por ese pasillo a la vez que me debatía si llamarlo en voz alta sería una buena opción.

La luz me llevó hacia una mesa de madera, bastante rústica, encima de ella había una taza, me encontraba en una cocina y la luz provenía de la leña de una caldera, se estaba cocinando una especie de caldo, el olor era bastante extraño, alcanzaba a escuchar el sonido del agua consumiéndose, a pesar de que no parecía apetecible, no podía negar que no había comido y tenía bastante hambre. De pronto escucho pasos provenientes de donde me encontraba, alguien se acercaba, yo tomé con cuidado un pedazo de leña y aceleré el paso a la vez que buscaba a Nicolas con la mirada, subí unas escaleras y llegué a una puerta una de metal que estaba bajo llave, logré reconocerla al ver del otro lado el pasillo de la mansión. El tiempo se me acababa y tenía miedo, dejé el trozo de madera en el suelo y regresé, abrí una puerta que había  a la derecha y me escondí allí.




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