Juguete del millonario

27. Desecheme porfavor

Hero

—¡Que! —nego inmediatamente —no. No estamos en condiciones como para jugar con este proyecto tan importante que beneficiará de una tal manera a la empresa.

—Pero John —el me miró con un poco de enojó. Habían veces en que me provocaba solo llamarlo por su nombre y no padre.

—Te dije cuatro meses, luego me dijiste que te diera dos. Acepté porque prometiste que cumplirías todo tu trabajo conmigo en estos dos meses, ¿y ahora? ¿ahora que? Es inaceptable. Además ya casi se completa el primer mes, no le veo el afán a esperar un solo mes más.

—Pero... papá... —siento un nudo en la garganta. —Kendall me ha dejado sonado esa idea en la cabeza.

Sus manos se ubican en el hierro frío del balcón mientras deja de mirarme —¿Desde cuándo te dejas llevar por la idea de tu hermana menor? Es solo una chiquilla. Te ves patético. No le prestes atención.

Comprimo mis labios —Pero... ¿y si tiene razón?

—Bien... —suelta de repente y yo le miró con aún más atención —para que te quedes más tranquilo enviaré a alguien. Tengo un plan y empieza por su madre y termina por su padre.

Le escuche con atención.

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Omnipotencia

Ya habían pasado varias horas desde que el último profesor salió de la biblioteca.

El día de hoy al profesor Kein no le tocaba ningún tipo de clase en particular con Selena, lo cuál en cierto modo era algo malo ya que no tendría una excusa para verla, hablarle, abrazarle... ¿y porque no? Besarle.

El profesor reprimio sus propias manos al darse cuenta de aquéllos pensamientos tan inapropiados que tenía hacía su alumna y esposa de su amigo.

Paso por el pasillo, pero los pies del profesor se detuvieron enseguida al ver la puerta de la biblioteca entre abierta.

Mientras tanto Selena estaba acurrucada sobre el pupitre dentro del salón de la biblioteca, por más que la compañía del profesor en cierto modo era buena no dejaba de acusarse a si misma como una "mala persona".

Las palabras de Nicky habían sonado en su cabeza una y otra y otra vez.

Nisiquiera se había tomado el atrevimiento de prestarle atención a ninguna de las clases que ya habían pasado, sus pensamientos solo estaban en las advertencias de Nicky.

¿Y si su mejor amiga tenía razón? ¿Y si... tal vez... solo tal vez Hero se daba cuenta? No estaba muy segura si ella era al menos algo almenos un poco importante como para ocasionar que Hero causará un daño directo de hacía el profesor...

¿Pero y si Nicky tenía razón?

Ya tenía bastante claro que Hero era un hombre muy posesivo y peor aún agresivo... pero ¿enserio? ¿Sería capaz de hacerle algo malo a otra persona?

Como...

¿Como... matar?

Se le revolvia el estómago de solo pensar esa pequeña e improbable, para ella, posibilidad.

Era egoísta. Ella lo sabía muy bien. Era egoísta porque con todo y advertencias de Nicky quería seguir viendo al profesor...

Eso era lo que peor la hacía sentir.

Sin darse cuenta en que momento sintió como su brazo empezó a sentirse un poco mojado. Levantó la cabeza, se sorprendió al ver que eran sus propias lágrimas.

Mamá también podría correr peligro y todo por mi culpa. Por mi maldita culpa. -pensó mientras volvia a arrecostar su cabeza sobre el pupitre.

Lo siguiente que escucho fueron un par de pasos rápidos los cuáles pasaron a escucharse mucho mas de cerca.

Se puso rígida en su lugar, al pasar de ver un punto muerto del salón al toparse y de golpe con la imagen del profesor.

—¿Estas bien? —le preguntó. Selena levantó su cabeza de golpe alejándose del profesor.

¿Ella estaba bien? Ni ella misma lo sabía... lamentablemente.

Quizo gritarle a la cara que no. Que se sentía frustrada y confundida. Quería contarle todo lo que le había dicho Nicky. Que en la noche y el resto de mañana no pudo dormir pensado en aquellas palabras y que a lo único que le prestaba atención en las clases era a la taza que el había dejado accidentalmente sobre él escritorio.

Pero tragó saliva. Y en lugar de eso se encogió de brazos —si... —contestó de la manera más seca y fría posible. Hizo el pupitre a un lado mientras trataba de pararse de su puesto.

Pero entonces la mano de él sobre su muñeca la detuvo.

—¿Paso algo? —sus manos acunaron sus mejillas. Selena se sentía mal por tratar de ignorar de aquélla manera a su profesor, y peor aún si le sumabamos los tiernos ojitos que le hacía él en señal de preocupación.

—¿Te duele algo? —le preguntó sintiendo una sincera preocupación —¿estas enferma? —ella negó sientiendose culpable.

Rápidamente volvió a tener su actitud cortante y fría... todo por el bien de él -pensó.

Dió un paso, sin embargo Kein nuevamente la retuvo —¿Que haces?

—Me voy —habló ella fingiendo indiferencia mientras tomaba sus cuadernos.

Kein se los arrebató provocando que Selena abriera los ojos.

—¿Que te sucede?

—Nada —el puso sus cuadernos nuevamente sobre el pupitre. Su mano una vez más fue hacía su antebrazo.

—Dime —le insistió.

—Ya te dije que no tengo nada.

—¿Perdiste algún examen?

—No.

Achico sus ojos duduso —¿es tu mamá? ¿tu papá? —ella negó. Aunque en parte también estaba en lo cierto, ella también pensaba en que esto podría afectar directa o indirectamente a su mamá, y a su padre también ya que John y Frank seguían siendo socios.

Irónico ¿verdad?

—Claro que no —objetó una vez más. Selena apretó con fuerza su mano formando un puño.

El le miró boquiabierto. Por más que ella le dijera que estaba absolutamente bien no le creería. No después de haberla encontrado en la biblioteca acostada sobre su pupitre, llorando y con ese pequeño pero tan visible puchero mientras parpadeaba una y otra y otra vez tratando de no llorar.

—Selena... —su boca se seco, hasta solo ahora se había atrevido a llamarla por su nombre sin la palabra "señorita" —Selena necesito que me digas que te molesta.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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