Juguete del millonario

28. Sus labios

—Esta bien, gracias... nos vemos —fue lo último que le dije al profesor de filosofía antes de cerrar la puerta.

Subí las escaleras y al estar frente a la puerta de la biblioteca no pude evitar morder mi labio al imaginar que hoy tenía una hora de clases con mi profesor favorito.

Era bastante irónico que mi profesor de matemáticas fuera mi profesor favorito a sabiendas que odiaba esa materia.

Sonreí y al abrir la puerta no había nadie en lo absoluto. Frunci el ceño. Se suponía que el ya debería estar ahí y con un par de apuntes ya  anotados.

Me decidí a bajar, miré por todo el pasillo pero nada.

Mi atención fue a las puertas de vidrio trasparentes con vista al césped del jardín. Con lentitud fui hacía ellas y las abrí.

Lo primero que vi fue la corbata del profesor e inconscientemente sonreí.

—Profesor —le llamé, tenía el cuaderno de su clase —pensé que hoy teníamos clase —el asintió, caminé hasta estar parada frente a él —fui... fui a la biblioteca, ¿vamos? Apenas es una hora de clase ¿cierto?

—Esta en lo correcto señorita Selena —sus manos tomaron las mías, moviendo un poco a la derecha. Movimiento que me confundió, pero traté de no pretarle mucha atención.

—¿Entonces que hacemos aquí? —el sonrió mientras se quitaba las gafas. Algo interno en mí me hizo sentirme nerviosa por esa simple acción.

—Le haré un examen —dijo mientras daba un paso hacía delanté.

Abrí mi boca, pero la cerré inmediatamente... no podía ser lo que yo estaba pensando acaso el quería hacerme un examen... —¿aquí? —complete, pero esta vez en voz alta.

El levantó las cejas —correcto, señorita—negué confundida.

—No... pero ¿porque no mejor en el salon?

El suspiró —es una nueva dinámica —su sonrisa desapareció mientras arrebataba mi cuaderno de entre mis manos.

—¿Que le pasa...

—Es un examen —se adelantó a decir para luego tirar mi cuaderno sobre el césped.

Le miré mal por ello, me incline a recogerlo, pero su mano fue mas rápida impidiendo con mi muñeca que diera un solo paso —¿cuál es la diferencia entre un monomio y un polinomio? Es imposible que se pueda equivocar en algo tan fácil.

Tragué saliva. Su mano soltó mi muñeca de repente —Ehm... maldición, no lo se... no lo recuerdo... ¿que son variables? —me miró serio.

—incorrecto —dió un paso hacía mí, y al mismo tiempo yo di un paso hacía atrás. —Dígame como se encuentra el mínimo común múltiplo —apreté mis labios.

Es que más bruta para matemáticas no se puede ser -pensé.

—Ahhh... pues... ¿multiplicando? ¿verdad? —hablé casi adivinando.

—Es una pena —dijo en un susurró, como si estuviera decepcionado. Dio otro paso, pero esta vez esto provocó que su pecho chocara contra el mío, aquéllo provocó que de igual manera yo diera otro hacía atrás.

Esto me recordaba a lo que había pasado anteriormente en esta misma piscina.

—última pregunta... —miré hacía atrás, al sentir como mis zapatos alcanzaban el filo de la piscina.

—Esta bien pero primero voy a moverme un poco hacia aquí... —le contesté al sentir mi espalda al vacío de la alberca.

Sus manos fueron a mi brazos —primero responde...

—Pero... —me callé al ver la manera en que sus manos presionaban mis brazos —bien... —me di por vecinda.

—Según lo que te enseñé ¿que método se utiliza para resolver desigualdades racionales? —¡maldición! Recordaba la clase en que enseñó eso... ¡pero no recuerdo que decía! Ese día estaba demasido ocupada detallando si el color de su cabello era negro o chocolate.

Eso me pasaba por ser tan distraída.

Mordi mi labio inferior. Negué —¡¿Como lo voy a saber?!... —puse mis ojos en blanco —hay que... ¿hay que dividir? —hablé tratando de sonar segura, pero lo único que hice fue parecer que preguntaba.

—Respuesta incorrecta —sus manos fueron a mi clavícula.

Agache mi cabeza a sus manos, no llegaba a ser una presión brusca pero su agarre era mas bien intenso con las yemas de sus dedos.

Levanté nuevamente la cabeza chocando con sus ojos. Frunci el ceño totalmente confundida.

No me di cuenta de que estaba tramando hasta que sentí como sus manos me empujaban con fuerza. Lo siguiente que sentí fue el agua recorrer de mi cabeza a mis pies.

Me incline hasta la superficie chocando de frente  con una sonrisa irónica por su parte.

¡Pero como se atrevía a lanzarme a la piscina por el simple hecho de responder mal el examen!

Traté de pensar rápido y una idea cruzó en mi cabeza...

Hundi mi cuerpo de pronto bajo el agua a propósito mientras mis manos se movían desesperadamente bajo el agua. —Ayu... —solte un gritó tan desgarrador digno de un oscar —da... —hundo mi cuerpo en la piscina, lo siguiente que escucho es el ruido del agua hasta que siento como alguien toma bruscamente mi mano.

Sonrió bajó el agua, hasta que este me jala a la superficie.

El mira mis labios y frunce el ceño, al parecer esperaba verme semi desmayada o al menos tociendo... pero no una sonrisa. Definitivamente no.

Le miró a los ojos y pongo mis pies sobre el suelo de la piscina, demostrandole que el agua me llega apenas a los hombros.

Estoy por dar un paso fuera de la piscina para burlarme un poco más de su cara hasta que siento su agarré.

—E-Espera —me sorprendo al ver nuevamente su tartamudes. —¿Tu? ¿T-Tu acaso...?

Muerdo mi lengua para no terminar riendo en su cara. Me acercó a él hasta quedar a centímetros de su cara, cosa que hace que note un ligero nerviosismo por parte del profesor.

Aw, que tierno.

Entrecierro los ojos —¿yo que profe? —el sol empieza a ocultarse. Al no escuchar respuesta prosigo —si su pregunta es que si estaba a punto de ahogarme la respuesta es un no, solo quería darle una lección —el eleva sus cejas sorprendido.

Sus ojos bajan a mis labios —debería castigarte por perder el examen y irrespetarme de esta forma —tragó saliva de inmediato.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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