Al entrar llegamos a un lugar que no parecía triste ni alegre, era más bien neutro, no había sufrimiento alrededor, por lo tanto, con un poco de confianza nos acercamos a una persona que se encontraba ahí.
C: Señor, disculpe, ¿qué es este lugar?
-Lugar donde no hay risas ni tristezas, no hay paz y tampoco dolor, este es el Limbo, el primer círculo.
Luego de conversar un poco con esta persona, que se negó a decir su nombre, nos explicó que en este lugar están aquellas personas que no conocieron a Dios en su vida, pero no habían pecado a pesar de eso, por lo tanto, no merecen el sufrimiento del Infierno. Al decir esto, supe que lo peor venía adelante.
Seguimos caminando por ahí, viendo caras conocidas de la historia, personas que se hicieron famosas por sus acciones o por sus escrituras que transcurrieron a través del tiempo.
Al llegar al final de este lugar se hizo una gran grieta en el suelo, intentamos alejarnos de ahí, ya que, cada vez se hacía mucho más grande, sin embargo, por más esfuerzo que hicimos no logramos escapar y caímos dentro.
Al caer llegamos a una sala, donde había un montón de bancas de manera relucientes de lo limpias que se encontraban, con estatuas y figuras de oro y mármol, el piso completamente de cerámica blanca y postes de cristal parecía algún tipo de iglesia católica, sin embargo, al frente de esta sala, se encontraba un podio y una mesa alta con un trono de color rojo, parecía una especie de juzgado.
D: ¿Qué lugar es este?
I: Parece que presenciaremos un juicio.
En ese momento entran a la sala 5 personas, las cuales ya habíamos visto al pasar por el Limbo, entre ellas, la persona a la cual le conversamos, y se sentaron en una banca a la izquierda del podio, luego, entra una mujer anciana, encorvada cargando una máquina de escribir, con los ojos saltones y lagrimeando sangre se sienta a un lado del podio y saca una máquina de escribir desde dentro de sus ropas. Todo era impresionante y me causaba cierto temor, pero el verdadero miedo lo sentí cuando del otro lado de la puerta del salón se escuchaban gritos, llantos, risas malvadas, quejidos, rasguños y golpes, en cuestión de segundos esa puerta se abrió dejando pasar a seres espeluznantes que solo podía ver en mis peores pesadillas, rostros llenos de sangre, cuerpos demacrados, rostros que literalmente podían matarte del susto, justo en ese momento nos presionamos las manos con todas nuestras fuerzas, mientras algunos de nosotros aguantábamos las ganas de gritar, sin embargo, estos espectros no se percataron de nuestra presencia y solo se sentaron en las bancas que quedaban frente aquel trono, al parecer ellos serían el público.
Por una puerta a un lado entro una clase de hombre, muy apuesto, de cabello plateado y ojos rosas, su cuerpo era delgado, pero tenía una apariencia fuerte, su rostro parecía tallado por ángeles y bestia una bata negra. Este hombre se sentó en el trono. Este exclamo
-Tomen asiento.
Y nos señaló una banca de mármol justo frente a él, aquel hombre era un juez. Al sentarnos este nos miró fijamente sin decir una palabra, golpeo la mesa suavemente y entro una mujer de cabello castaño, vistiendo un vestido largo de color rojo, paso frente a nosotros y uno por uno toco nuestra frente con un solo dedo, mirándonos fijamente a los ojos. Teníamos tanto miedo que quería gritar, pero mi cuerpo no me respondía, no podía moverme, era como si tuviera cadenas por todo mi cuerpo. Al llegar mi turno la mujer tardo 5 segundos y paso de largo de mi persona, al llegar a donde esta F se detuvo, y se alejó señalando con su dedo, de un momento a otro la banca se partió creando sillas individuales para cada uno de nosotros, tirándonos hacia atrás, sin embargo, la silla de F se quedó quita, delante de aquel hombre de cabello plateado y esa mujer de vestido rojo.
-“Pase al podio” exclamo aquel hombre.
Con miedo F se puso de pie siendo escoltada por unos seres con caras tan demacradas que eran irreconocibles, al sentarse el hombre se levanta de su trono y toma la mano de F por unos segundos, al soltar su mano vuelve a su asiento y exclama
-¿Cómo se considera el acusado? ¿culpable o inocente?
F: Inocente
La mujer de rojo exclama con una gran sonrisa, un poco espeluznante.
-Todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
Así que el nombre vuelve una vez más a tomar la mano de F y en menos de medio segundo, los ojos de F estaban en blanco completo, como si no tuviera vida. Luego de soltarla el nombre dice una vez más
- ¿Cómo se considera el acusado? ¿culpable o inocente?
A lo que con una cara de asombro y terror F exclama “Culpable”
Quería gritar, pero mi cuerpo no me lo permitía, es como si no tuviera voz, culpable ¿de qué?
El hombre empieza a escribir en un papel de pergamino y luego procede a leer en voz alta
-El acusado es considerado culpable y su sentencia consiste en el permanecer en el Limbo, por toda la eternidad.
Justo en ese instante los engendros comienzan a hacer ruido, otra vez golpes, llanto y risas, y al hombre golpear su mazo contra la mesa, se abre una grieta en el suelo, donde salen unas cadenas que jalaban a F hasta el fondo. Cuando se cerró todos los que se encontraban en la sala salieron de ahí, y solo quedamos nosotros.