Julieta, la chica suicida.

Capítulo 18

POV Aidan

–¿Entonces me dirás que pasa?– Lo escuché preguntar.

–Mal día, eso pasa. ¿Feliz?– Kevin rodó sus ojos.

Eso tenía unos putos malos días qué acabarán conmigo.

–¿Es por esa mierda en que estás cierto?

Asentí.

–Esa mierda acabará contigo.

–Lo sé, sólo necesito encontrar una forma de poder salir y no muerto. Pero garantizandome qué todos paguen por sus acciones y así poder vivir mi vida.

–Sabés qué podría ayudarte, salir juntos de eso, encontrar... Una manera de sacarte de allí vivo y no muerto. ¡Idiota, cuentas conmigo! Pero tú.–Me señaló con su dedo.– ¡Eres un egoísta qué sólo piensas en ti!  Y no vez la ayuda que tendrás conmigo.

No entiendes

–Si fuera un egoísta no pensara en tú seguridad.  Por ninguna manera dejaría qué te ligues a esto.– Él me miraba con su ceño fruncido y a su vez enojado.–Yo me  metí en esto y yo sólo me salgo, así qué te quiero lejos de toda esta mierda ¿De acuerdo?

El asintió tomando un poco de su cerveza.

Bajó su cerveza con algo de brusquedad,  entrecerró sus ojos mirando directo hacía a mí.  ¡Ay no, hay vamos de nuevo!

–¿Pero sabés qué?  Tú maldito genio no es del todo por esa mierda,  hay algo más detrás de eso,  ¿Así qué podrías decírmelo por una maldita vez? 

–¿Y tú podrías dejar de maldecir tanto?

Rió.

–No hay nada.–Me encogí de hombros.

–¡Oh si que lo hay! Déjame adivinar... ¿Alguna chica?–Preguntó con diversión.

–¿Por qué supones eso?  Explicame. '
–Exigí .

–Fácil.–Colocó sus brazos detrás de su cabeza,  obteniendo una buena postura para la estupidez que dirá.–A parte de la mierda en que andas hay algo más qué te pone así.  Aisa,  pero ella se ha portado muy bien, a lo qué me lleva a sospechar qué se trata de una chica. ¿Quién es la afortunada de ese genio, estúpido?

"¡Estupidez humana!"

El apodo de la mocosa hacía a mi me llegó a la mente,  de imprevisto,  llegando a mí en el momento adecuado pero con un sólo propósito.

Hacerme sonreír.

¿Qué coño?

–¡Ohhhh! Y justo pensaste en ella,  ¿Verdad qué si?–Preguntó con  emoción.– ¡Mierda! Perdí al idiota del italiano.

–¡No seas imbécil! Mi hermana es la única mujer en mi vida.

–Aja si claro.–Rodó sus ojos.–¿Quién es la afortunada?  ¿La conozco?

Mucho...

Tú mejor amiga...

La chica que consideras tú hermana

Tú otro tesoro

–¡Hey!–Movió su mano al frente de mis ojos.–¿La conozco?–Volvió a preguntar.

–¡Vete a la mierda Kevin!

–Dame tu mano y huyamos juntos a mierdalandya ¡amor mío corazón de otra!

Reímos.

Kevin puede ser el mas idiota y necio del mundo pero, fue el amigo que mas estuvo a mi lado, cuándo me ahogaba en mi tristeza.

Él se quedó con un paraguas a mi lado en medio de la tormenta, hasta qué seso y pude levantarme para seguir adelante.

A pesar de lo imbécil que fui el nunca se alejó, se mantuvo firme hasta el final.

Y cuándo estuve listo; me recibió con una sonrisa y un abrazo.

Susurrándome "Después de la tormenta siempre saldrá el sol"

Kevin me rescató poco a poco de los errores que cometí dándome un motivo para volver a querer seguir viviendo.

Y mi hermana fue el principal... Esa pequeña niña que por cosas del destino la vida la había dejado sin una madre y un padre. Y por poco se quedaría sin su hermano mayor.

Me ciegue en mi dolor encerrandome en él,  volviéndome un maldito egoísta, sin siquiera pensar en esa nena que en su inocencia no sabia que pasaba. 

Aún recuerdo cuándo ella observaba el retrato de mamá y papá, apenas balbuceaba sus nombre y sonreía al ver esas fotografías, y aunque ella era aún pequeña los conocía muy bien, luego caminaba por la casa buscandolos.  Cómo si de pronto ellos aparecieran de sorpresa, tomandola  entre sus brazos haciéndola reír como antes. Pero eso nunca pasó.

Y cada vez que la veía hacer eso, la impotencia y la tristeza se adueñaban de mí.  No dejaba de sentirme culpable de por mi culpa,  mi pequeña hermana iba a crecer sin una madre que sea su fiel cómplice y sin su padre que sería su príncipe azul. 

Me odiaba por eso, la culpa crecía aún más en mí, haciendo que poco a poco me alejara de ella.

Veía la tristeza que sentía Aisa cada vez que la rechazaba cada cuándo  quería estar a mi lado, las veces qué estiraba sus pequeños brazos para que yo la alzara, la evitada y sus pequeños ojos se llenaban de lágrimas. O cuándo aprendió a balbucear mi nombre y luego decirme hermano.  Y yo nunca le devolví una sonrisa por eso, sólo la ignoraba,  luego salía llorando a mi cuarto aún más por la culpa.

Mi rechazo,  ignorancia,  mi sentido de culpa hizo que me alejara de mí pequeña hermana, que no sabia ni entendía nada. Sólo sufría el rechazo de su hermano mayor. Gracias a eso me perdí de muchas cosas sobre ella ; Su primer ida al colegio,  sus primeros cumpleaños, su primer diente flojo y sus alegrías.

Un par de psicólogos,  Kevin y el tiempo me hizo entender que yo no tuve la culpa de nada. También qué ella había perdido a sus padres pero a su hermano no. Yo aún seguía aquí para ella, yo era lo único que mamá y papá habían dejado para Aisa y ella para mí,  ya lo había entendido .

Caí en cuenta que nada lo que hice estaba bien, mamá y papá me dejaron para protegerla, pero sólo los estaba decepcionando.

Yo no tenía la culpa y ella mucho menos pero por mi idiotez, la arrastre conmigo junto a mi dolor.  Y no, no estaba bien, pude darme cuenta a tiempo sí así podría decirse,  no quería que  mi pequeña sufriera más.

Recuerdo el día que por fin pude volver a tenerla entre mis brazos luego de mucho tiempo.  Esa noche me arrodille ante ella,  quedando a su altura exacta, y llorando le pedí perdón por todo. Cuándo la abracé temí su rechazo,  pero fue todo lo contrario,  ella sólo se tensó un poco y de inmediato me correspondió al abrazo llorando. Coloque mi cabeza justo en su corazón y escuche los mejores latidos de un corazón,  era él de mi hermana, al que sentí que por fin estaba bien , porque su hermano había vuelto con ella.




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