Alain volvió a escuchar la grabación que le ofrecía Ranulf una y otra vez. Y todas las veces se angustiaba un poco más.
-¡No entiendo como no me dijeron esto antes! ¿Por qué dejaron a Clara a su suerte? ¿Solo por qué es Gefallen?
-¡Ella lo descubrió! –Ranulf dió un paso adelante y tomó de la mano del Alfa Vullblut el celular –¡No la escuches más!
Alain movió la cabeza de un lado a otro. Como si negar con la cabeza hiciese desaparecer la traición de su mejor amigo.
-Era como lo pensé al principio –Bertram no estaba feliz, tenía la mirada cansada, triste.
-¡Madre está viva, suena casi imposible! –Lamar tenía los ojos enrojecidos.
-¡No entiendo como John se ha podido comunicar con ella o cómo diablos está metido en esto y desde cuándo! –Alain tenía los hombros caídos y su palidez cadavérica había regresado.
-¿Creen que los hechiceros están en nuestra contra? –Augustus se mantenía frío. Las emociones encontradas de sus compañeros no parecían llegar hasta él.
-¡La verdad es que no lo sé! ¡Tampoco deberíamos pensar que John es un traidor! ¡No tenemos muy claro eso todavía! –Ranulf se volvió a Alain. Sabía lo mucho que el viejo lobo apreciaba a su mano derecha.
-¿Qué otra prueba te falta? –Rugió Lamar – ¡Maldito seas Ranulf!
-¡Lo único que sabemos es que habló con madre y que Julieta es una pieza clave de esto! ¡Y que Clara! –Miró a Alain –tiene que ver en ello. Ella debe haber sido bruja antes de que la asesinaran ¿No sabías nada Alain?
-No Ranulf. Si es así no lo sabía. Sí lo sospeché de Julieta.
-O quizás tenga otro tipo de relación con Julieta –Bertram frunció el entrecejo –deberíamos investigar.
Alain sintió náuseas. Esto no acabaría bien. Si ellos seguían todos los pasos de la investigación, no tardarían en averiguar la verdad de Clara.
-¡No pensé que con presionarlo tan poco fuese corriendo a llamar a madre aquel día! ¡Menudo imbécil! –bufó Bertram.
-¿Qué paso vamos a dar? –Alain sentía que iba a desarmarse, pero no quería que sus compañeros lo vieran débil. Sabía lo que eso significaba. Y por un momento quería dejar a John a un lado. Le dolía muchísimo siquiera pensar que todo cuanto había entre ellos fuera una vil mentira.
-Alain no podemos hacer nada hasta que no sepamos de que va la cosa. Clara es nuestra informante, esta aliada a nosotros. John no lo sabe aún. Sabemos combatir a los cazadores, no así a los hechiceros y mucho menos a los brujos –Ranulf estaba en lo cierto –lo mejor es mantenernos en la sombra hasta que sepamos algo.
-¡Yo creo que si madre decidió aparecer fue para darnos una mano! –Bertram comenzó a caminar por la pequeña cocina de adobe, mientras comía un gran pedazo de carne semicocida. Los demás ya habían dejado de comer hacía rato, pero Bertram podía comer continuamente días enteros y frente a cualquier situación.
-No tengo en claro nada de lo que está ocurriendo. Nada nos conduce a una respuesta segura –musitó Alain –estamos en un laberinto muy bien hecho.
-¿Crees que los cazadores estén igual? –Ranulf comenzó a meter en una bolsa de lona las pocas cosas que conformaban su equipaje. No sabían que harían, pero quedarse allí no sería.
-No lo sé, supongo que sí. Han sido los brujos los que han matado al hijo de su jefe. –Alain volvió a releer lo que su informante le había enviado días atrás.
-¿Quién es el que te manda estos informes? –Bertram tomó de entre las manos del Vullblut las hojas arrugadas.
-Enzo, un licántropo que había nacido en cautiverio. Su padre murió en una batalla en Berlín hace un tiempo, y a escondidas mantenía relaciones con una mortal. Ella dio a luz al pequeño sin saber lo que era. Hasta que la asesino en la adolescencia.
-¿Ahí lo encontraste? –Lamar lo miraba con el entrecejo fruncido.
-El me encontró a mí. Fue difícil que se acostumbrara a la manada, toda su vida había sido omega, asique es por eso que le encargo las diversas investigaciones, puede estar solo cuanto quiera, sin que lo deje de proteger su manada.
-¡Vaya historia! –Lamar hizo sonar sus huesos. –no me hubiese gustado cargar con la muerte de Madre.