Julieta quiso quedarse

Julieta

    Los primeros rayos del sol rasguñaban las tinieblas de la noche, pequeños y audaces haces de luz comenzaban a darle forma al mundo de nuevo. Hacía al menos media hora que había despertado, y contemplaba casi sin pestañear el recorte de bosque que vislumbraba desde mi lugar tibio en la cama. Enzo yacía a mi lado, dormido profundamente. En el extremo opuesto de la habitación, Matt también dormía en un sillón.

    Las imágenes del día anterior danzaban detrás de mis parpados, en mi mente, vibraban en mí ser. Todo mi mundo estaba cabeza abajo. Todo lo conocido me sabía a extraño. Me aferré al amanecer de nuevo, quizás ese nacimiento, tantas veces visto, era lo único de aspecto real que me rodeaba, que me mantenía a su modo con los pies en la tierra. Me incorporé en la cama, tratando de no despertar a Enzo. Una mezcla de sueños y recuerdos alterados me inundó la mente de imágenes, trayéndome de nuevo aquella conversación que había mantenido con Clara mientras yacía desmayada en el living. Se me puso la piel de gallina. No podía ser, todo mi ser se resistía siquiera a imaginar que aquello hubiera sido real. La había visto muerta en su vestido de princesa. El recuerdo amargo me quitó el aire. Me apreté las sienes, tenía que dejar de pensar un poco o acabaría loca, más de lo que ya estaba. 

-Juli –Enzo me miraba con ojos somnolientos –Buen día. –tomó mi mano con delicadeza, tironeándome suavemente hacia él.

-Buen día –dije, aún dormido y con la cara arrugada del sueño era el chico más guapo que había conocido. Me recosté sobre su brazo.

-¿Llevas mucho despierta? –preguntó.

-No –dije –me hubiese gustado seguir durmiendo. Las imágenes que vienen a mi mente van a acabar por enloquecerme.

-No vas a volverte loca, vamos a enseñarte a estar mejor, a controlarte.

   Enzo entreabrió los ojos y me escrutó con la mirada. Buscaba algún indicio de terror o desborde, pero no lo encontraría. Estaba mareada sí, pero lejos de sentir miedo. Ahora mismo la intriga era lo que me carcomía por dentro.

-Tengo que llamar a mis padres –dije de pronto, recordando que hacía dos días que no hablaba con ellos. Lo último que necesitaba era que apareciesen por allí, en medio de aquel caos supernatural.

-Llámalos más tarde –musitó –te va a hacer bien oírlos.

-Sí, necesito algo de normalidad.

-Juli, vamos a ayudarte todos a que entiendas de que va la cosa –dijo al cabo de unos minutos larguísimos. Yo sé que no es fácil, que todo esto parece de locos, y en parte lo es –sonrió –pero naciste para esto, es solo cuestión de tiempo.

-¿Por qué ahora Enzo? ¿Por qué no antes? –mi voz sonó sumamente dramática.

-No lo sé todo Juli, Madre tendrá sus razones –acarició con la yema de sus dedos mi mejilla.

-Puede ser, pero no confío en ella –lo miré para leer su expresión. Para mi sorpresa no se alarmó ni una pizca.

-Es normal, no la conoces, es para vos una completa desconocida. Y –sonrió –convengamos que no es la mejor generando confianza.

-Le tengo un poco de miedo –confesé.

-¿Quién no lo tendría? –Dijo –pero te puedo asegurar que no se lo tenés que tener, sos la única a la que jamás le haría daño alguno.   

-¿Tan seguro estas? –pregunté.

-Apostaría mi cabeza. –se incorporó y miró hacia el bosque. –voy a preparar algo de desayuno. De seguro estás hambrienta.

  Obvio que tenía hambre, había perdido la cuenta de cuál había sido la última vez que había comido.

-¿Por qué Matt sigue ahí? Debería haber dormido tranquilo en su casa o en la habitación de huéspedes.

Se volvió y me miró de un modo casi inentendible.

-No ha querido apartarse de vos –sonrió pero ya no francamente –¿Tengo que preocuparme?

-Para nada –respondí y salí de la cama con pocas ganas.

-¿Qué querés desayunar?

-Lo que haya en la nevera.  

    En cuanto bajé al living comprendí en el desastre que se hallaba sumida la casa. Alguien le habría avisado a Blanca que no fuese a limpiar. Era obvio que no podíamos arriesgarnos. En cuanto me adentré en la cocina, me choqué de golpe con el gigantesco hombre que había visto la tarde anterior luchando en forma de licántropo.




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