Los Licántropos habían por fin diseñado un buen plan. Alain, después de ver a Julieta y saber que su Clara estaba bien, había mejorado notablemente. Y eso había insuflado fuerza en todos sus compañeros. En dos días frente a la llegada de legiones Beta, que Madre les había anticipado, marcharían en busca de los escondites del resto de los hechiceros. Al aviso de Madre, atacarían, dando inicio a la segunda Gran Guerra.
-Compañeros –dijo Alain dirigiéndose a los demás –antes de dar inicio a nuestro plan necesito pedirles algo más. No se sentía seguro de lo que iba a decir, pero confiaba en que aquellos hombres lo entendieran. –cuando conocí a Julieta, la encontré acompañada de uno de los hijos de Joel, el esposo de Fátima.
-Sabíamos que ellos residían aquí –dijo Lamar.
-Su nombre es Matt y ha decidido abandonar a los Beta en pos de la causa de Madre.
-Quiere proteger a la chica –musitó Bertram. Ya sabía Alain que su amigo sabría desentrañar lo que se proponía, era el más intuitivo de todos.
-Exacto, pero necesita nuestra ayuda –los observó uno a uno, y para su alivio no encontró desconfianza en sus ojos afilados. Sino a los hombres delante de la bestia que cada uno escondía. Eso era más de lo que podía pedir.
-¿Cúal es el plan? –quiso saber Ranulf. Iban a ayudarlo.
-Su hermano Milo necesita protección. Es apenas un niño de doce años.
El silencio ganó la habitación por unos minutos, que hicieron dudar a Alain.
-Lo haremos –dijo al fin Lamar. Si él, el más difícil de todos aceptaba, el resto también lo haría –lo protegerán nuestras lobas en el sur.
Alain sonrió aliviado. Al fin, después de tantos siglos, las bestias estaban controladas y los hombres volvían a habitar el ser de sus compañeros –lo resguardaremos con las manadas hasta que todo vuelva a su cauce.
-¿Qué hay de Joel? –preguntó Augustus.
-Ha emprendido un viaje al exterior por lo que sabe su hijo, pero aún no estamos seguros. Debemos tratar de dar con él y llevarlo ante Madre. Podría ser un problema, no así sus hijos.
-Necesitamos algo de su pertenencia. –Lamar extendió sus manos hacía Alain, que de un armario sacó una cazadora.
-La usa a diario cuando su vida es normal. Será suficiente.
Uno a uno tomó el olor a Joel de la prenda. Un olor por demás conocido. Y acto seguido dieron rienda suelta a la búsqueda.
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