Hoy te vi recostado en tu escritorio siempre que te duermes en clase, a veces porque estás cansado y otras porque estás triste. En ambas ocasiones solía acariciarte el cabello, recuerdas? Tu cabello es una de las cosas que más me gustan de ti, porque eso no ha cambiado. No sé como explicar las ganas que tenia de volver a hacerlo, pues con cada caricia, era mi forma de decirte: no estás solo, aqui estoy.
Pero sabes qué hice? Aprete los dientes, y pasé de largo, dejándote atrás.
Sabes por qué? Porque puedo ser una estúpida escribiéndote cartas que jamás vas a leer, extrañándote y teniendo esperanzas en ti cuando tú ya no quieres saber nada de mi, pero una cosa que aprendí no hace mucho por otra amistad que quise demasiado, es que siempre voy a quererte, extrañarte, apoyarte, preocuparme, alegrarme, y enorgullecerme de ti, pero no seré la lamebotas de nadie, nisiquiera de ti