CAPÍTULO 5

—Kadira, tengo a alguien importante que presentarte—me dice mientras camina pensando que lo seguiré hacia donde me guía. Voltea y se da cuenta que no lo sigo, asique toma mi mano y me lleva—te presento a Leónard Vial, es un nuevo socio de la empresa. 

—Mucho gusto, un placer conocerle Kadira—me presente mirándole a los ojos, que se desviaba a mí cuerpo—mi cara es un poco más arriba y si no le importa, creo que no. Me tengo que retirar con urgencia—dije desviando mi mirada del hombre a mi padre que pone cara de asombro, luego enarcar una ceja. 

—Kadira no seas grosera y comportarte—dice a modo de reprimenda—es francés y puedes hacerle de guía turística, no crees?—pregunta sonriente—quédate un rato con el señor, me retiro, te dejo en buenas manos—dice estrechando su mano con la del francés. 

—Bueno me imagino que no vives aquí, ya que yo me estoy quedando aquí y no te he visto nunca—menciona y yo me sorprendo porque lo que dice. 

—Pues no, desde los 17 años no vivo aquí, y solo vengo cuando a mis padres les conviene que venga, y ya estoy viendo porque me invitaron—digo examinándolo. 

—Disculpa ¿a que te refieres con eso?—dice mirándome sorprendido. 

—Pues que es mucha casualidad que mis padres me hallan invitado y de todas las personas presentes, que no conozco me presenten contigo pues—mencionó entrecerrando los ojos. 

—Bueno la verdad no sé de qué hablas—dice nervioso, pero luego lo disimula con una sonrisa tensa—más fingida y apretada se le caerían los dientes.

—Perdón por interrumpir pero necesito a mi hermana, tenemos asuntos que atender—se aparece Rodolfo.

Me volteo y lo miro a los ojos tiene una combinación de emociones en ellos, deseo, lujuria, enojo, ira y más deseo mientras me evalúa. 

—Pues yo no quiero hablar contigo, es mas ya me tengo que ir, se me hace tarde—digo esquivándolo.

Me toma del brazo «creo que esto se le está haciendo costumbre».