Kami - 2

La vida en Lima

La vida en Lima

El mes siguiente transcurre con una aparente normalidad en la vida de Hikaru y Ana María. Las mañanas comienzan con la rutina habitual: un desayuno rápido juntos antes de que él salga hacia la oficina y ella se quede en casa o se ocupe de sus propias actividades. La relación entre ambos sigue siendo fuerte, marcada por la cercanía que han reconstruido tras el regreso de Tokio.

En la oficina, Hikaru se reintegra por completo a sus responsabilidades. Se sumerge en su trabajo, utilizando su experiencia y habilidades para recuperar el tiempo perdido. Aunque la amenaza de regresar a Tokio se cierne sobre él, Hikaru se enfoca en mantener la estabilidad en su vida personal y profesional. Sus colegas lo respetan, y su reputación como un ejecutivo competente y dedicado se mantiene intacta.

Los fines de semana, Hikaru y Ana María disfrutan de salidas con amigos y reuniones familiares. Se encuentran con amigos de toda la vida, comparten comidas en restaurantes locales y disfrutan de las pequeñas cosas que Lima les ofrece. Las risas y las conversaciones llenan esos días, y aunque Hikaru lleva consigo la carga de sus secretos se esfuerza por mantener un semblante relajado y feliz.

La familia también ocupa un lugar importante en sus vidas durante este tiempo. Visitan a los padres de Ana María, pasan tardes con sus sobrinos, y mantienen vivas las conexiones que son esenciales para ambos. Todo parece ir bien, la rutina ofrece un refugio seguro

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que les permite a ambos olvidar, aunque sea por un tiempo, las sombras que se habían cernido sobre ellos.

Sin embargo, un día, mientras Hikaru está en su despacho revisando algunos documentos, su pantalla de correo electrónico parpadea con la llegada de un nuevo mensaje. Al principio, no le da mucha importancia; su bandeja de entrada siempre está llena de correos relacionados con el trabajo. Pero algo en el asunto del correo llama su atención: "Haruko - Urgente".

En ese momento siente una ligera punzada de inquietud mientras hace clic para abrir el mensaje. Es de su prima Haruko, la misma que se casó durante su última visita a Japón y que estuvo con él, Yoko y Masashi el último día. El correo es claro y directo, y de inmediato sabe que no es un simple mensaje de cortesía.

El mensaje dice:

"Querido Hikaru, espero que estés bien. Necesito hablar contigo con urgencia. Es un asunto delicado que no puedo tratar por email. Aquí te dejo mi número de teléfono. Llámame cuanto antes, por favor. Haruko".

Se queda mirando la pantalla, con el corazón latiendo un poco más rápido. Hace tiempo que no tenía contacto directo con Haruko, y el hecho de que ella haya utilizado la palabra "urgente" lo pone en alerta. Las preguntas comienzan a arremolinarse en su interior. ¿Qué podría ser tan importante? ¿Qué podría haber ocurrido en Japón que lo involucre de nuevo? ¿Tendrá algo que ver con la carta recibida en el restaurante?

Sin perder tiempo, cierra la puerta de su despacho para asegurarse de que no lo molesten. Toma su teléfono y duda por un segundo si es el momento adecuado o no para llamar.

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Es consciente de la diferencia horaria entre Lima y Tokio, calcula la hora. Sabe que en Tokio son siete horas más, por lo que decide llamar a Haruko antes de que se haga demasiado tarde.

Coge de nuevo su teléfono y marca el número que Haruko le ha enviado. Mientras espera a que ella conteste, su mente se llena de preguntas y recuerdos del tiempo que pasó en Japón. Después de unos segundos, Haruko responde.

—¡Hikaru! —dice ella con un tono de urgencia que apenas oculta la preocupación en su voz.

—Haruko —responde él, tratando de mantener la calma—. Recibí tu email. ¿Qué está pasando?

Haruko no pierde tiempo con formalidades y va directa al grano.

—Nos han estado amenazándonos. A mí, a Yoko y a Masashi. Sospechamos que podría estar Sota detrás de ello. Dicen que tienes una deuda, que se te entregó una carta y que, si no cumples con lo que dice, nuestras vidas corren peligro.

El corazón de Hikaru se acelera mientras escucha las palabras de Haruko. Piensa en el día en que recibió la carta en el restaurante, durante la despedida en Tokio. Recuerda con detalle las palabras escritas en ese trozo de papel.

—Recuerdo esa carta —dice Hikaru—. Fue el día del restaurante, cuando nos despedimos. La carta decía: "Si crees que esto se ha acabado, estás muy equivocado. Vete reuniendo mil millones de yenes. Pronto tendrás noticias mías". No pensé que fuera en serio, Haruko. La cantidad de dinero que se pide es absurda.

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—Hikaru —dice ella—. Esas amenazas dicen que, si no consigues ese dinero, nos matarán a todos. Yoko está aterrada, y Masashi piensa en ir a la policía, pero tengo miedo de que eso solo empeore las cosas.

Hikaru siente un nudo en el estómago al escuchar el miedo en la voz de su prima. Sabe que no puede ignorar la situación, pero tampoco puede actuar precipitadamente.

—Haruko, escúchame bien. Tengo que volver a Tokio en un mes por asuntos de trabajo. Cuando llegue, nos ocuparemos de esto. Te lo prometo. Pero por ahora, lo más importante es que se mantengan a salvo. Si Sota está detrás de todo esto, y seguro que lo está, tenéis que hacerle llegar el mensaje de que estaré en Tokio enseguida.

—Está bien. Intentaremos hacerle llegar ese mensaje a Sota. —Cuidaros, nos vemos pronto.

Terminan la llamada. Hikaru se queda un momento sosteniendo el teléfono, mirando la pantalla apagada, consciente de que la situación en Tokio es mucho más peligrosa de lo que jamás imaginó.

Después de colgar la llamada, se queda pensativo, con una creciente sensación de inquietud. Los nombres de Yoko y Masashi resuenan en su interior, recordándole todo lo que hicieron por él cuando estaba en peligro en Tokio. Sabe que no puede esperar y ver qué sucede; sus amigos están en peligro, y él tiene que hacer algo.



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En el texto hay: japon, cultura japonesa, tokio

Editado: 28.08.2024

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