Confesiones
Estamos en un restaurante súper hermoso, no me creo que estemos aquí, pedimos nuestras órdenes y estuvimos hablando de nuestros gustos en común, somos deportistas, lo único que a él le gusta es el futbol y a mi correr, incluso quedamos en hacer una carrera a ver cual es más veloz, me emociona que el quiera saber todo de mi.
— ¿Tienes hermanos?
— Sí, tengo uno, su nombre es Carlos, él está estudiando en el extranjero — digo con orgullo — lo hace para poder sustituir a nuestro padre en la empresa.
— ¿Te llevas bien con él?
— ¡Sí, claro! Él es mi confidente — digo con ilusión — siempre está para mi, aunque es muy sobreprotector—me sale una risita, aclaro mi garganta— ¿Tú tienes hermanos?
— No, no tengo, soy hijo único.
— Charlie… —estoy avergonzada por lo que preguntare— ¿Por qué cuando mencionaste a tu madre, lo hiciste en pasado?
— Porque… — mira a otro lado— está muerta.
— ¡Oh Dios! Lo siento mucho, ¿Qué le sucedió? Disculpa que te pregunte, si no quieres no me digas.
— Ella…murió de cáncer, el mismo día de mi cumpleaños — me siento mal por el — se hizo de todo y nada valió, ella se rindió y dejó que la muerte la llevara.
— De verdad lo siento, no podría ni imaginarme lo que sufriste, lo que sufres, sé que es algo que nunca se podría olvidar, aunque para mis padres yo no existiese, si a ellos les sucediera algo, yo…
— ¿Cómo así? —me interrumpe—Explícame eso de que no existes para ellos.
— Lo que sucede es…—duele decirlo— desde que mi hermano se fue hace ya tres años, yo deje de importarles, nunca están y si aparecen me reclaman cosas de las que no hago.
— Mi padre me dejó solo, mi madre ni bien murió que ya el tenia novia y planea casarse con ella.
— Oh santo, él vive aquí, o sea, ¿viniste con él y su novia?
— No, no pude soportarlo, le pedí irme con mi abuela y ni me lo impidió, me dijo que era su hora de vivir, como si él fuese de mi edad—dice con frustración.
— Es horrible que se comporte así.
— Sabes, me siento mejor ahora, más en paz.
— Me alegro mucho por eso — le digo sincera — siempre puedes contar conmigo.
— Gracias Karlie.
— ¿Puedo hacerte otra pregunta?
— Puedes preguntarme lo que quieras, te responderé siempre—me sonrojo por su sinceridad.
— Qué… ¿Qué somos Charlie? — digo avergonzada.
— Somos novios, ¿O no lo sabías ya? —agrando los ojos sorprendida.
— Es que estaba confundida, pues como no lo pediste.
— Bueno… pues… — me agarra las manos — ¿Quieres ser mi novia?
— Si… si quiero ser tu novia.
— Pues ya ahora si lo sabes — dijo sonriendo.
— si — me sonrojo mucho más.
Creí que me besaría, pero no sucedió, el es muy respetuoso
Seguimos comiendo y charlando muy animados, quiere llevarme al cine, a pasear agarrados de la mano, no sé cómo haré para salir, porque yo también lo quiero, me siento muy feliz con él.
Cuando ya estamos por pagar, me suena el teléfono, como estaba tan distraída con mi novio, que bien se siente decirlo, me di cuenta que ya era muy tarde.
— Karlie, ¿En dónde estás? — Es mi padre y está enojadísimo.
— Con gema.
— ¡No andas con gema! — me grita colérico — ella llegó sola a su casa, sin ti, ¿Dónde estás? —pienso algo rápido.
— Me quedé comprando un helado.
— ¿Sola? — siento en su tono la duda.
— Claro papá, ¿y con quien más?
— Te doy cinco minutos para que llegues a donde Gema, Rick irá a buscarte y espero por tu bien que estés ahí cuando él llegue—me cuelga sin esperar mi respuesta.
— Tengo que irme—le digo a Charlie mientras me levanto rápido.
— ¿Qué pasó? — pregunta confundido.
— Nada, no te preocupes, nos vemos en el instituto.
Salgo pitando de ahí, como si un asesino me estuviera persiguiendo, pido un taxi y le doy gracias a los dioses que el restaurante no queda lejos de la casa de Gema.
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Editado: 11.09.2022