Kecia Y El Dragón Blanco

3 Una obra trágica

Kecia se estaba cambiando, por fin su ropa de salir estaba seca, era poca pero Kecia se conformaba, se colocó unos vaqueros y una camisa negra de tiras, las supervisoras le habían dado permiso de ir a la obra del primo de maya, últimamente la estaban complaciendo en casi todo pues al otro día cumpliría 18. Maya pasó por Kecia en su auto; en realidad era como un trabajo para Maya, cuidaba a su primo y sus tías le pagaban.

Era un teatro pequeño, había padres de familia esperando a que sus hijos salieran en escena.

-¿Que se siente ser mayor de edad dentro de pocas horas?.-Dijo Maya.

-Tú ya eres mayor de edad, dímelo tú.- Respondió Kecia.

-Muy astuta, sólo quería recordarte que no olvido que mañana es  tu cumpleaños, ¿qué quieres hacer mañana por la noche?, hay que celebrarlo.

-Mañana en la noche tú estas invitada al orfanato, al parecer las niñas y mis supervisoras me van a hacer una cena especial.-Dijo kecia.

-Genial, siempre había querido ir a un orfanato, ¿te han asustado o algo así?

-Ves muchas películas maya.

-Se han visto casos, sabes?.- Dijo maya mientras kecia colocaba sus ojos en blanco.

-Mejor saca los sándwiches que voy a morir de hambre.-Dijo Kecia.

Al cabo de un  rato después de llevar acabado medio sándwich comenzó la obra.

-Mira ahí está mi primo! Hey Erick!.- Erick el pequeño primo de Maya volteo a mirarle y con una sonrisa la saludo.-créeme el actúa de maravilla.

Las luces se apagaron, y unas luces se enfocaron en el escenario y entonces unos tambores comenzaron a sonar.

-Oh mi dulce Giselle, acércate al balcón de este viejo castillo, que a pesar de ser el último día de mi vida en este mundo quiero recordarte lo mucho que te adoro.

-Querido Jonas, ¿porque los dioses quieren separarnos? ¿Porque estos tambores suenan tanto?

-Son los tambores que anuncian mi muerte, los rebeldes quieren mi vida y arrebatarme de tu lado, pero grábate bien esto mi dulce Giselle: Te voy a amar en esta vida y en la otra, te voy a amar en este mundo y en cualquier otro.

Los tambores comenzaban a sonar cada vez más en la cabeza de Kecia y como si llegara de repente a su mente, Kecia escucho una voz, más bien un recuerdo.

***

-Mírame kecia, no estés triste.- Era la voz de un niño.

-Es que no lo entiendes, no quiero ir.

-Pero es por tu cumpleaños.

-Si voy, tendré que usar ese horrendo vestido, y además…-La pequeña niña reventó en lágrimas.

-Qué pasa? No llores.-Dijo el niño abrazándola.

-van a comprometerme con un niño al que ni siquiera conozco y a mí ni siquiera me llega mi primera luna roja.- El chico sonrió un poco, le pareció gracioso la manera en que hablo su amiga, la primera luna roja era lo que hacía que las niñas pasaran al ciclo de mujeres.

-No te rías! Yo pensé que harías algo al respecto, ¿no te importo verdad?.

-Claro que me importas, ¿crees que dejare que te aparten de mi lado? Además si tus padres te obligan a casarte con cualquier niño príncipe, te prometo que nos iremos.

-¿Nos iremos?

-Sí, nos iremos a cualquier lugar del universo en donde no te obliguen a casarte con niños príncipes buenos para nada.

-¿En dónde nos iremos?

-Que tonta eres, Tormenta de Lluvia algún día será un dragón gigantesco, y para ese entonces tú y yo tendremos la suficiente edad para huir.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo. Pero ahora tienes que ir a tu baile no vayas a dejar solo a ceom.

***

-Llévenselo! Es peligroso!

-No!! Padre, por favor…es mi amigo- Gritaba una niña

-Están en peligro! Yo los vi, se acercan!.-Gritaba el niño.

-¡Llévenselo ya!

-¡Es magia oscura! Yo los escuche! Son tambores!

-Sean!-Gritaba una niña a lo lejos.

-Mátenlo!-ordenó un hombre, el rey.

***

-Mírame Kecia...tienes que saberlo.

-¿Saber qué?

- te voy a amar en este mundo y en cualquier otro.

-No digas eso Sean, somos muy jóvenes.

-¿Es todo lo que tienes que decir?.

-Me gustan tus ojos, ambas formas.-De todo lo que tenía por decir fue lo único que dijo.

***

-Kecia!.-Alguien la estaba sacudiendo y de un brinco salió de sus pensamientos.

-Maya.

-Que te sucedió, Dios me has pegado un susto.

-De que hablas?

-Estabas ida, votaste el sándwich y el refresco, y te quedaste mirando al cielo.

-Lo..lo siento, necesito ir al baño.

-Mierda, mierda…olvide que odiabas los tambores, crees que haya sido eso?

-Maya, cálmate, estoy bien, los tambores no tienen nada que ver, solo necesito ir al baño.

-Vamos te acompaño.

Maya parecía más alterada que la propia Kecia, todo estaba borroso y confuso, Kecia no sabía lo que había pasado, fue como vivir un recuerdo; había decidido no contarle nada por el momento a Maya pues no creía que ella le entendiera, ni siquiera ella misma lo hacía.



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 02.01.2020

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