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-Majestad.-El skies se arrodillo frente a la mujer de cabello rojo, estaba en un balcón gigante mirando hacia el jardín, había una taza de frutas casi vacía.
-Que sucede Gad… huelo todo tipo de sangre en tu espada excepto de cryptid... ¿Por qué?
-La chica en realidad está débil es completamente ordinaria, no tiene rastro de ser de aquí, si no fuese porque es igualita a la reina dagaria.-La mujer lo miro.- es decir a dagaria, no la hubiera reconocido.
-Eso no me interesa, dime QUE PASO!?.-Su voz sonaba amenazante y llena de ira,
-El hirió a mi pedazo de alma.
-Quien es ÉL?
-El chico…el cambia formas, siempre se entromete en todo, de seguro no lo recuerda majestad pero hace años que el chico se alejó de estos rumbos.
-Si lo recuerdo, el idiota que se enamoró de la hija del, para ese entonces, rey, el maldito sin padres y sin bestia, hermoso y entrometido, si lo recuerdo Gad, porque YO MISMA le borre su memoria! No lo recuerdas inutil?.-La reina se oía cada vez más enojada.
-Bueno majestad, él me ataco desprevenido.
-Te ha ganado un chico maldito de solo 18 años?.-La reina suspiro con el fin de calmarse.
-No se preocupe majestad yo iré por ella, los matare a ambos.
-Ya no hace falta idiota, si la chica esta con el cambia formas es obvio que él la traerá…todos tienen la estúpida creencia de que ella se quedara con lo que es mío. El idiota del cambia formas tomara la mala decisión de traerla, me la está poniendo fácil, más fácil que tú, cada vez me decepcionas más… ya vete gad.
-Si…si, majestad.-El hombre con capa negra salió rápidamente del lugar. La reina continuo viendo hacia el jardín mientras agarraba un manojo de uvas y se las comida, parecía estar divisando todo lo que se avecinaba y por supuesto ella estaría preparada, porque después de todo ella era la reina.
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Habían caminado por horas, subiendo la montaña hasta llegar a una cabaña solitaria.
-Aquí dormiremos por hoy, mañana antes de que el sol se ponga tendremos que irnos, mucho antes de que el skies haya recuperado sus fuerzas y te busque de nuevo.
-¿Qué es lo que quieren?, por favor cuéntamelo todo…
-Vamos, hare algo de comer y mientras ponte cómoda, te lo contare todo…al menos lo que recuerdo.
El chico se fue y kecia se quedó sentada en un sillón en frente de una chimenea, pensaba en las personas del orfanato, ya no tenía a nadie, quizá a sus dos mejores amigos, pero ellos eran como ella, adolescentes, y tenían familia, familias que de seguro no le darían una posada; kecia había decidido seguir al chico desconocido, por alguna razón sentía que debía confiar en él, y como no, ya no tenía a donde ir, así que kecia había decidido ir a donde el chico le dijera que fuera, jamás había creído en la brujería, se sentía confusa con lo que había pasado, se sentía confusa con todo.
Alguien toco la puerta y kecia de un brinco se levantó del sillón y sintió como su corazón se aceleraba.
El chico se acercó a ella y le indico que fuera a la cocina e hiciera silencio. Se acercó a la puerta empuñando una espada.
Volvieron a tocar y el chico abrió la puerta encontrándose con la cara confusa de Wayne, al instante bajo la espada y Wayne dirigió su mirada hacia la espada y luego hacia el chico.
-No…no lo puedo creer, tú fuiste el que mato a todos los del orfanato.
-Wayne?.-Kecia salió rápidamente de la cocina.
-Kecia…ahora resulta que no te conocía del todo bien, tu… eres cómplice de este loco?
Kecia corrió a abrazarlo.
-Es que no entiendo nada kecia…¿por qué lo hiciste?
-Yo no hice nada…ni tampoco él, por favor confía en mí.-Dijo Kecia mientras seguía abrazándolo, Wayne aunque seguía dudando la abrazo, pues para él ¿que era una masacre comparada con el abrazo de ella?
-Ven…te lo contare.
Después de haberle contado todo y de que Wayne se debatiera en si creer o no, el chico desconocido se sentó en frente de Wayne y kecia.
-Bien comenzare por quien eres kecia, eres kecia de los cryptids.
-Es un apellido muy extraño.-Dijo Wayne mientras el chico ponía los ojos en blanco.