14/01/2021
No esperaba la visita del padre de Adaria, pero aquí estaba, sentado frente a mí, con un atuendo muy de oficina, negro, estaba sentado como si tuviese un palo metido en el trasero por la manera en que estaba, miraba todo a mi alrededor, mis dibujos, juegos, lápices… todo pasaba por su minuciosa mirada, y ya hartándome un poquito los cojones le vuelvo a repetir la pregunta que le hice hace cinco minutos atrás…
Me queda mirando fijamente, se da media vuelta y se va… sin duda estoy loca, dije groserías, lo trate de “tú” y no de “usted” … perdió los estribos, quizás debería irme a una clínica psiquiátrica y que me encierren, últimamente no me encuentro cuerda. Pero sin duda, iba a extrañar a su hija, se notaba que necesitaba a una amiga, alguien con quien hablar, y espero que no se deprima más aún de lo que estaba.
Pero que imbécil de tío es este, que, pesado y cerrado de mente, tan cuadrado, tan idiota, ¿cómo puede comportarse así?, o fui yo?, ¿quién tiene la razón?, pero a mí me vale, lo lamentaba por la pequeña, pero ya no podía seguir viéndola.
Intentando recomponerme, sigo mi día, sigo atendiendo a mis pequeños pacientes, y dando lo mejor de mi para que tengan un día mejor que el anterior… y así fue.
Paso una semana… una semana donde no volví a ver a Adaria y mi mente no me dejaba en paz por eso, había trabajo en ella, y esperaba que la o el terapeuta actual, viera lo que yo y la ayuda, que pudiera salir de su caparazón y ser la extrovertida niña que fue en mi auto, cantando a Bruno Mars a todo pulmón, sintiéndose libre, auténtica, y en paz. Esperaba de todo corazón que todo le resultara de maravilla en su vida… no como el miserable de su padre, que ya iba entiendo su personalidad… un dolor en el culo, claramente.
Cameron Wayne, es un doctor especializado en pediatría, últimamente trabajamos juntos ya que me deriva a sus pacientes y verlo en conjunto… situaciones como violencia intrafamiliar, abandono, eran un tema tan único y delicado que la mayoría del tiempo estaba seria, pero con el tiempo pudimos entrelazar una amistad bastante peculiar y hablamos de todo, reímos y hasta salimos de vez en cuando…+
Intento ayudarme a desviar el tema, pero fue imposible, mi mente solo divagaba en esa pequeña y su mirada tan perdida…
Cuando se acabó el turno, me dirijo al estacionamiento, me acerco a mi auto, lo abro y cuando lo prendo, alguien se sube al asiento del copiloto…
Sin más, le hago caso, y cuando salimos de la clínica, ella rompe en llanto, era un llanto desgarrador, y no pude evitar mis lagrimas… no me gustaba verlos sufrir, siendo tan pequeños, siendo donde solo tienen que aprender, jugar, y vivir sin preocupaciones hasta que sean adultos, preocuparse de forjar valores, principios, amistades, amores… pero no todos tenían esa realidad, y se sumían en la depresión, se sumían en el dolor, y ver a Adaria me rompió el corazón, que podría hacer por ella?...
Estaciono en mi hogar… no sabía dónde llevarla, mejor entrar y mandarle un mensaje a Dave o intentar llamar a Bruno. Estaciono nuevamente y la guío hasta la puerta de mi hogar… ya se había calmado un poco y la invito a pasar...cuando entra para ella es inevitable no sonreír un poco… mi departamento era igual de colorido que mi oficina… le digo que se siente en el sillón mientras le voy a buscar una coca- cola, para que se relaje un poco más y beba algo con mucha azúcar.
#36168 en Novela romántica
#8714 en Joven Adulto
cliche novela juvenil, amor juvenil novela romantica, empresario joven amor drama
Editado: 09.06.2020