Una tarde se encontraban los hermanos platicando tranquilamente en el interior de su vivienda, cuando escucharon el sonido de varias cosas clavándose en las paredes, asustados salieron a ver que provocó el sonido y se sorprendieron de hallar varias flechas prendidas en llamas clavadas en una de las paredes.
-¡Hechicero!, ¡demonio!, ¡tú y tu seguidora salgan de aquí y regresen al lugar donde pertenecen!- Al escuchar esas voces llenas de odio y rencor, voltearon en dirección contraria a las flechas pudiendo ver a varios hombres armados con flechas, arcos, palos y antorchas…¡los habían encontrado!.
Otro grupo de flechas encendidas fueron disparadas hacia ellos, lograron esquivarlas aunque no sin dificultad. Katherine hizo el intento de entrar a la cabaña que ya empezaba a arder en llamas e intentar rescatar algo de sus pertenencias, pero el firme agarre de Edwin en su brazo se lo impidió, tenían que salir de allí y ya no tenían más tiempo. El agarre de Edwin en su hermana se hizo más firme, preparándose así para la carrera, con esta señal Kat también entendió que tenía que estar lista para correr en cualquier momento. Los hombres que estaban frente a ellos bajaron sus armas y se acercaban confiados, creyendo que los habían paralizado del susto. En un momento en el que Edwin sintió que estaban ya demasiado confiados, tiró del brazo de su hermana iniciando la carrera a toda la velocidad que podían, tomando así desprevenido al grupo que no tardó en iniciar la persecución.
Los hermanos corrían lo más rápido que podían, adentrándose más y más al bosque, metiéndose entre los árboles para así esquivar las flechas. Mientras corrían podían oír el sonido de las flechas que les pasaban a los lados, ellos llevaban ventaja pues conocían mejor el área que sus perseguidores; siguieron huyendo y perdiéndose entre los arboles hasta que en un momento los perdieron, solo entonces se detuvieron a tomar aire.
-Kat, ¿estás bien?- Ed estaba muy preocupado al observar la palidez de su hermana producto del cansancio. Ésta solo asintió. -No te preocupes, ya veremos que haremos, por ahora hay que alejarnos más ¿puedes seguir?- En esta ocasión Kat negó y se dejó caer sobre la hierba, necesitaba descansar un poco más. Edwin sabía que no los habían perdido del todo y que dentro de poco los alcanzarían, sin embargo, tampoco podía forzar a Katherine, así que decidió dejarla descansar un rato más. No había pasado mucho tiempo cuando una flecha pasó rozando el brazo de Edwin, haciéndolo apretar los dientes para no soltar un quejido de dolor.
-¡Edwin!-
-¡Tenemos que irnos ya!- Ed con su otra mano tomó la de Kat instándola a levantarse, pero Kat no podía levantarse. -¿Qué pasa, no puedes levantarte?- preguntó inclinándose.
-No, aún estoy demasiado cansada, lo siento, por mi culpa nos atraparán.- Lagrimas de desesperación comenzaban a recorrer el rostro de la chica al pensar que todo terminaría allí.
El ver su rostro lleno de lágrimas le partió el corazón a Ed; comprendía que, al estar con él, ella corría el mismo peligro, ¡esas personas no sentirían piedad por ninguno de los dos! ¡en definitiva no iba a dejar que los atraparan y le hicieran daño a su hermana! –Ven, sube a mi espalda, no nos atraparán- habló decidido a la vez que se daba la vuelta para permitir que Katherine subiera a su espalda.
Una vez que Katherine subió a su espalda, Edwin se puso de pie sosteniéndola con ambos brazos para asegurarla, he ignorando el dolor de la herida comenzó a correr. Corría tan rápido como podía, cada vez se adentraban más y más al bosque, las zonas por donde ahora se movían ya no las conocían, se estaban moviendo sin rumbo con sus perseguidores pisándoles los talones; al parecer a esas personas ya no les importaba el miedo que le tenían al bosque y solamente buscaban capturarlos y deshacerse de los hermanos.
Edwin seguía corriendo, aunque por lo cansado y desesperado que estaba no prestó atención a su entorno y no se dio cuenta de que había llegado a una especie de claro en el cual había una laguna nada pequeña que cortaba su camino; esto lo hizo detenerse y bajar a su hermana para analizar con rapidez el lugar y pensar por donde podría moverse mejor al no conocer en absoluto el terreno. Realmente con lo que menos quería toparse ahora era con alguna parte pantanosa en las cercanías de la laguna.
Cuando ya tenía una ruta trazada en su cabeza, de pronto sintió un fuerte golpe en su espalda que lo mando al suelo, escuchó a su hermana gritar su nombre, luego otro golpe en el mismo punto y otra vez el grito de su hermana; no podía seguir así, se logró incorporar un poco y volteo, entonces se dio cuenta con horror que ya era tarde…los habían alcanzado. Quién lo había golpeado estaba parado frente a él, y sostenía un garrote, la mirada de esa persona era de desagrado total como si tuviera frente a sí al peor asesino o monstruo. Al no volver a recibir ningún otro golpe, comprendió que tenía que ver a su alrededor para comprobar la situación en la que estaban, estaban atrapados, ya no podían huir, todas esas personas estaban demasiado cerca y ellos demasiado cansados como para correr.