Kendall

Capítulo 15: Terminamos

"Terminamos"

—Quédate conmigo, ¿sí? –dijo entre murmullos ebrios, tan abrazado a ella que apenas podían caminar sin tambalearse.

Kendall hacía todo lo posible por arrastrarlo en aquella inmensa casa y lamentándose, por primera vez, que los padres de Darren no estuvieran allí. Y, de todas maneras, sería algo vergonzoso llevarlo en ese aspecto cuando ellos ni siquiera sabían que su único hijo tenía pareja. Eran esos pequeños detalles que le molestaban, que de alguna manera le hacía sentir menos, como si realmente no valiera nada para Darren Ford.

No necesitaba que le diera regalos caros, en lo absoluto, ella quería saber que la quería. Le era ahora como una necesidad ardiente el saber que no se avergonzaba de ella, como a veces ella creía sentirse. Porque se habían dejado ver juntos frente a los demás, pero él jamás se había pronunciado para afirmar nada. Darren lo creía innecesario pero de alguna manera, por ello mismo, ellos parecían estar en una relación abierta cada vez que lo veía rodeado de aquellas muchachas que lo adoraban. No siempre fue así. Porque solo entonces notó lo casi perfecto que su relación pareció ser alguna vez, juntos y contra todos los demás. Ahora sentía que lo perdía como agua entre los dedos. Era de pronto común verlo emborracharse en fiestas, o incluso tener que soportar la cantidad de veces que se sentía ignorada cuando alguna de las preciadas amigas de Darren pululaba muy cerca de él.

Estaba harta de todo, realmente tenía en mente terminar aquella relación con el "Gran Darren Ford" cuando recibió la llamada de Jace Harries, diciéndole que la necesitaba en un bar, algo caro, porque su mejor amigo estaba que se caía de lo borracho. Ahora, a esas horas de la madrugada, se sentía incapaz de dejarlo solo en aquella inmensa casa done probablemente le ocurriría un accidente inevitable. Así que allí estuvo, sin saber qué hacer con un hombre ebrio que no la soltaba ni por cinco minutos. Al contrario, se mantenía aferrado a ella como si fuese aquello que lo mantenía a tierra, los ojos entrecerrados y una inmensa sonrisa temblorosa curvándole los labios.

—¿No te irás, verdad? –dijo él entre bostezos, recostado en la cama con ella abrazada contra su pecho,

"No aún", pensó por decimocuarta vez ante aquella pregunta que no hacía más que ponerla nerviosa. Porque no quería. Deseaba terminar con aquella relación antes que terminara más dolida, aunque se supiera tan enamorada de Darren. Le dolía muchísimo, tanto que sus entrañas no dejaban de retorcerse con ímpetu cada vez que él tan solo le sonreía. Lo quería, pero no debía, no cuando a él parecía importarle tan poco.

—¿Kendall? –preguntó ahora con los ojos muy abiertos cuando ella no respondió, estrujándola de manera inconsciente— Quédate a mi lado por siempre –murmuró embriagado, extasiado al rozarle los labios y mirarla preocupado— ¿Por qué no me respondes, preciosa? Si alguien te hizo algo...

Lo abrazó rápidamente al notar que empezaba a enojarse y a despotricar contra un supuesto alguien que le hizo daño. Ignoró cada uno de sus torpes besos que Darren le hizo en la frente, acariciándole la espalda y murmurándole un sinfín de promesas de amor y ansiados "Quédate" que le desgarraron el pecho internamente.

Por supuesto, apenas despertó en la mañana, se apresuró a ir a su casa, sin ningún ánimo de lidiar con Darren nuevamente.

—Kendall, odio verte así por el estúpido de Ford –siguió diciendo Kyle, sentado a su lado bajo uno de los enormes árboles que cubrían todo por completo— Date tu lugar y mándalo muy a la mierda. Hay que ser muy idiota para no notar lo mal que estás todo el tiempo. Mírate, sentada acá mientras él no deja de reír con sus...

—Déjame, Kyle, si has venido a decirme "Te lo dije", entonces puedes irte.

Un largo silencio fue todo lo que recibió como respuesta.

—Si quieres puedo llamar a Hannah y...

—No importa, ya hablé con ella –murmuró con la mirada vacía, fija en Darren que reía y sonreía con alguien a lo lejos.

Debía hacerlo, era ahora o nunca. No dejaría que nadie volviera a pasar por encima de ella después de lo que Gale hizo aquella última ve que estuvieron juntos. Ahora simplemente se encontraba indispuesta en perdonar algo que realmente pudiera acabar con su tranquilidad, por mucho que le doliera, pero era lo correcto. Simplemente no valía la pena estar con alguien a quien parecías importarle muy poco.

Así que cuando apenas lo notó, ya estaba recorriendo los pasillos y empujando a algunos compañeros, acercándose a paso firme a un grupo de muchachos que supo nunca estaría a la altura. Lucían algunos superficiales, otros con demasiados lujos y luego estaba Darren, frunciendo el ceño y componiendo una mueca de confusión cuando ella se detuvo al lado de todos ellos. Sentado sobre una de las mesas del comedor con los pies apoyados en la silla, levantó una ceja hacia ella y su pedantería volvió a salir a flote.

—Darren –espetó con la voz áspera y ronca, ignorando la fija mirada de Jace y Drake sobre ella.

Él sonrió con coquetería.

—¿Qué puedo hacer por ti, pequeña?

Sus labios temblaron sin poderlo evitar cuando una de ellas se abrazó al brazo de Ford, mirándola ceñuda y burlona. Sus ojos le ardieron aún más y sintió quedarse sin respiración, pero obligándose a no perder el tiempo y terminar con eso de una vez por todas. Entonces quizá estaría más tranquila sabiendo que ambos eran libres, sin impedimentos.

—Tenemos que hablar.

La sonrisa de Darren se borró como si le hubiesen golpeado en todo el rostro. Pudo ver incluso cómo empalidecía, sujetándose del borde de la mesa con tanta fuerza que sus nudillos se tronaron blanquecinos. Ella retrocedió, sintiendo todo a su alrededor tambalearse, aunque nadie les prestaba la mínima atención. Y esperó, se cruzó de brazos, su pecho doliéndole aun cuando Darren prácticamente empujó lejos a la chica que estuvo abrazada a él.



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En el texto hay: apuesta, amor, corazonesrotos

Editado: 12.06.2020

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