~ Capítulo 2 ~•
La chica del starbucks.
-Diablos. Odiaría ser tú en estos momentos ¡Te vez horrible Kennya! ... ¿Mala noche supongo chica maravilla?
Tenía la frente pegada al mostrador. Su cara era un desastre. Era evidente que no había podido caer en brazos de morfeo la noche anterior.
¿La razón?
Un estúpido perro. Pero no cualquiera.
En su mente los ojos de ese lobo la habían dejado sin sueño. Podía verlo con sólo cerrar los ojos. Ver su rostro.
Mijail casi le salta encima por abandonar la misión de esa manera. Ganando así una consigna que presentar, un reporte de 40 malditas paginas para explicar el porque de su "misión abortada". Un verdadero fastidio.
Para Kennya, la peor noche de la historia.
Irína la miraba con lastima y con las ganas de explotar en carcajadas. Obviamente ella no sabía nada de su verdadero trabajo. De lo que era en realidad.
De día ocultaba su naturaleza de cazadora detrás de una coleta alta y una gorra verde del Starbucks. Como una simple mesera más.
No debía destacar por sobre nadie. El camuflaje perfecto.
-Digamos que no fue mi mejor noche ¿que hay de ti? Por que luces tan contenta.
-Bueno. ¡Alguien que conoces muy bien, tuvo una cita muy especial anoche!
-¿Que? ¿de verdad? ¡Wow! me alegró ¿Y quien fue el desafortunado en pasar tres horas en tu compañía?
-¡Oye! ¡Que mala! ¿Recuerdas al chico que viene todas las tardes junto con sus amigos ejecutivos? Bueno, me invitó a salir y fue ¡Ma-ra-vi-llo-so! Es encantador. Y muy ardiente. ¡Un bombón! ..un ..un -
-¡Ok! Ok. Capte el mensaje. ¡Cielos! Sólo cuidate de que no sea un imbécil después de todo ésos abundan.
-Lo siento. Y no creo que lo sea, algo me dice, que es sincero.
Kennya sonrió ante la inocencia de su amiga.
Todos son unos idiotas. Eso estaba mas qué comprobado.
Sólo había que echar un vistazo a fuera.
La gente entraba y salía como de costumbre. Y aún más teniendo en cuenta el clima.
Ya casi era hora de salir. Cuando un puñado de sujetos entraron. Muy bien vestidos y elegantes.
Casi la charola con un par de lattes salió volando cuando la cazadora se percató del hombre que acompañaba a los sujetos.
El Lobo. El tipo. ¡El hombre ardiente del Yate! ¡El Alfa!. Pensó.
¡¿Como infiernos había llegado ahí?!
Dio media vuelta sobré sus talones y rápidamente saltó detrás de la barra escondiendo su rostro lo mas que sé lo permitió la patética gorra verde.
¿Por que rayos sé escondía? Ellos ni siquiera sabían quien era. No podían saber que ella era la causante de la muerte de muchos de los suyos.
¡No! No podía perder la calma por algo así. ¡Era ridículo!
Ella era una cazadora. De fuerte temperamento. Letal. No podían temblarle así las piernas.
¡Eso era imposible!
-Oye Kennya, ¿qué haces detrás de la barra?
Irína la miraba como si tuviera dos cabezas. Entonces se dio cuenta que estaba agachada bajo la maldita barra.
¡Mierda!
Respiró hondo. Se levantó y caminó decidida a atender sus órdenes.
Algo cómo eso no iba a poder con ella. No se dejaría intimidar por ellos ni por ese hombre.
¡Sólo era un perro más! ¡Nada de que preocuparse!
Lentamente caminó hasta ellos, el aura que les acompañaba era pesada y abrumadora. Propias de seres sobrenaturales.
-¿Puedo tomar sus ordenes?... - dijo lo más amable posible, forzando un poco la sonrisa.
Evitó hacer contacto visual.
¡Oh todo se iría a la mierda!
A
su parecer todo había salido bien la noche anterior. Ningún inconveniente, tal y como debía ser. No hubo ningún problema que estropeará la noche de gála.
La "sangre vieja" daba paso a una nueva generación de Alphas
Los clanes mas importantes habían asistido todo por una causa común; encontrar a la organización de cazadores y acabarlos.
Ya muchos lobos habían perdido la vida por causa de esos malnacidos. Ya era hora de que la manada diera un golpe directo y letal.
Si la situación no se detenía, los demás miembros de las manadas armarían un caos y habría pánico entré las familias.
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Editado: 31.07.2018