Keyframe.

Capítulo V: Un poco inusual.

¿Cómo pudo darse cuenta de que me estaba por caer si se la pasó leyendo sin desviar la mirada? ¿Cómo es que llegó a tiempo para que pudiera caer en sus brazos?

Acaba de sucederme una escena de película romántica o fantástica, en la que salva mi vida sin mayor explicación de cómo sucedió, como si él se hubiera convertido en Edward Cullen provocando sea este el momento donde se supone que al mirarlo de cerca, quedo flechada. Podría suceder, es muy… simpático.

Su rostro es… hermoso, pero no dejo de verlo a los ojos y él tampoco. 

Me baja con cuidado sin soltar mi mano y continúa examinándome. 

-¿Cómo está tu tobillo? 

-Esta… bien -ojeo rápido mi tobillo. Está bien, mi cerebro no, está lento, no reacciona. 

-Ten más cuidado -acaricia el nudillo de mi mano-. ¿Necesitas subir de nuevo? 

-N… no… no. Ya he colocado el último. 

Asiente aliviado, luego devuelve la escalera al lado izquierdo, se acomoda la chaqueta volviendo a mí. 

-Para la próxima, intenta tener algo de qué sujetarte. No parecen muy seguras -me sugiere señalando la escalera. 

Me quedo viéndolo sin saber qué decir. 

-¿Estás bien? -pregunta agitando la mano en mi cara.

-S... sí… lo siento -respondo tratando de concentrarme-. Estaba alucinando. 

¿Por qué dije eso?

-Hasta luego -se despide con una extraña expresión. No sé si me está sonriendo, mirando con sensualidad, o qué. No sé. 

Pero me provoca nervios, siento que de repente vendrá hacia mí y hará cualquier cosa. ¿Qué es esto por Dios? 

Suspiro. 

 

Sigue rondando en mi cabeza. No puedo dejar de recordar sus ojos, son cafés, tal vez casi negros pero su mirada es… intensa, seductora... ¡ahh! No sé. Y esa mirada que me lanzó al final no sé cómo interpretarla. 

Además, esos labios en forma corazón, delgados pero no mucho. Tienen una forma muy bonita…

¡Arrgg! 

-Llegué -saludo arrastrando las palabras. 

Camino hacia la cocina tratando de rebobinar tiempo atrás para que aparezca entre mis recuerdos, del lugar de donde su rostro me es familiar, estoy segura de que le he visto pero necesito que mi mente finalmente encuentre el momento justo donde él está en mi campo de visión, lo suficiente para quedar en mi memoria. 

-Oye -aplaude mi mamá-. ¿Qué te pasa? Tienes la mirada perdida. 

-¿Qué? -pregunto sobresaltada-. No, no, nada, pensando nada más. 

-¿Sebastián? 

-Sí sí -es la excusa perfecta-. Venía pensando en hablar con él.

-Está arriba en su habitación. Deberías hacerlo ya, para así poder cenar sin ninguna tensión -sugiere papá. 

Es una buena idea.

Subo a mi habitación y me quito el abrigo, el gorro y los zapatos, pensando en qué debería decirle a mi hermano. No he pensando en nada, en realidad, ni siquiera recordé el incidente en la mañana. 

Pero no tengo nada por qué disculparme, solo dije la verdad, aunque claramente no era la forma apropiada de decirlo y por ello si me disculparía, pero solo por eso. 

Tomo aire y toco la puerta de su cuarto. 

-Pasa -dice apenas audible. 

Entro con cuidado y me siento en el borde de la cama. Él está sentado en la cabecera con una expresión melancólica, cabizbajo pero me mira con cautela.

-Perdón, discúlpame Ann -pide sin más-. No me detuve en ningún momento a pensar en lo que mis acciones y mis palabras causarían en ustedes, he estado lastimando a nuestros padres y a ti, lo más importante para mí.

Noto en su voz y su expresión tristeza y arrepentimiento. Nunca lo había visto así, es sincero. Pero no sé qué responderle, así que me acerco y coloco mi frente en su hombro, apoyándome con suavidad y él me enrolla en sus brazos. 

-Lo siento Ann… -susurra-. Sí soy machista, un desagradecido y cobarde, solo menosprecie cada cosa que hacías, pero eres tan inteligente y valiosa, mi pequeña hermanita, y a nuestros padres no los valoré como debí, ellos que son todo para nosotros.

-Está bien… está mucho mejor -afirmo en un susurro y respiro hondo, mi vista comienza a cristalizarse-. Ahora lo entiendes, eso es lo que importa y que no vuelva a suceder -me aparto y le sonrío.

-No -niega con la cabeza, secando mis mejillas con delicadeza-, no volverá a pasar. Cometeré otros errores pero ese no.

Asiento y lo abrazo. 

Esta sensación, esto que acaba de pasar, me reconforta. Es de las pocas veces en las que mi hermano se sensibiliza, en las que él me abraza tan cálidamente y pide perdón por algo que haya hecho. 

Por eso no puedo evitar llorar, después de tantas palabras, discusiones y burlas, mi pecho se siente más liviano, la realidad, la verdad se reveló ante él y hará que sea un hombre maravilloso, tendrá algo a su favor, no pasará por encima de otros o menospreciará lo que hacen.

 

-¿Cómo te fue en tu primer día? -pregunta papá mientras se sienta con rostro de querer saberlo todo.

-Para ser mi primer día -comienzo con una sonrisa-, me fue muy bien. 

No miento, para haber comenzado con una explicación de dos días, un cuaderno de notas y el aprendizaje empírico me fue muy bien, pero no pienso mencionar nada sobre mi accidente y "él". Apuesto a que se pondrán nerviosos o a reírse de mi constante torpeza y las posibilidades de hacerme daño sin nadie que pueda prestarme ayuda en el momento.

-Nos alegra mucho. ¿Abrirás todo el día?

-Voy a decidirlo cuando ya hayan pasado varios días, así podré saber cuándo abrir y cuándo no.

Hace unos meses, Teresa me mencionó que la gente generalmente va en las tardes a leer, incluso van con más personas, lo cual está confirmado ya que siempre que llegaba había gente ya leyendo. Recuerdo que una vez llegó una pareja, eran super bonitos, los dos se sentaron a leer uno frente al otro, cada uno leyendo un libro diferente muy concentrados aunque de vez en cuando se dirigían unas miradas, de enamorados claro. Pero en las mañanas, era todo lo contrario, tan poco que decidió no abrir la gran mayoría de los días, es de esperarse, en las mañanas las personas que salen a leer o cosas por ese estilo no tienen trabajos de oficina o por lo menos su trabajo no les exige un horario, también aquellos que solo deben ocuparse por ellos mismos, además, por lo general, en la mañana es donde haces los deberes de la casa y esas cosas. Es razonable que la gente no vaya a leer. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.