Kingdom Hearts: Hunter Nightmare

El Conejo de la Suerte

Haru estuvo sentado en su vagón mirando por la ventana del tren, observando el cielo púrpura con nubes rosadas y azules con estrellas a su alrededor. Al llegar el tren a su destino, el chico bajo y se percató de que su ticket brillaba, esa parecía ser su primera parada. El de ojos verdes observo una ciudad a medio construir, con una fuente que echaba un extraño líquido verde. Haru sabía que no podía beber ese "agua". No vio de nuevo a la chica, así que estaba solo. Tendría que buscar a sus amigos por ahí, ¿aunque estaba seguro de que los encontraría exactamente en ese lugar?

Solamente comenzó a andar, percatandose de que la plaza entera estaba en obras, de un gran desastre natural. Haru no quiso molestar a los obreros, aunque le llamó mucho la atención de que estos fueran vacas y perros humanoides, sacados de unos dibujos de caricatura. El chico no dijo nada al respecto y siguió caminando, hasta toparse con un pequeño conejo con pantalones azules cortos, el cual estaba mirando unos planos, los cuales Haru no podía leer muy bien, no entendía de arquitectura.

—... Perdón —hablo el pelirrojo, mirando al conejo que giro su cabeza hacia el chico cuando escucho una voz. El Conejo miro confundido al de ojos verdes, nunca lo había visto en ese lugar antes—. ¿Podría decirme donde estoy? —pregunto Haru, agachadose para estar a la altura de su contrario y poder mirarlo directamente a los ojos—

—Oh, vaya, un visitante —dijo el de pantalones azules—. Bienvenido al Páramo, mi nombre es Oswald y soy el alcalde de este lugar. ¿Cuál es tu nombre?

El pelirrojo dudo un poco antes de revelar su nombre, incluso estaba por decir uno falso por mantener su identidad a salvo. Pero Oswald no parecía mala persona, bueno, en este caso, un mal conejo. Así que lo reveló.

—Mi nombre es Haru y estoy buscando a mis amigos —respondió el chico—. ¿Podría ayudarme? Si esta muy ocupado, siento por molestarle, pero es que no conozco el lugar y...

—Tonterías, por supuesto que te ayudaré —respondió Oswald con una sonrisa—. 

—Pero pareces ocupado con tu villa —respondió el joven—. Tienes que reparar la ciudad.

—Ojala ese fuera él único problema —comento el conejo rascando sus orejas—. Porque cada vez que reparamos algo, un terror ataca de nuevo la ciudad.

Haru recordó la pequeña explicación que le dio Merlín sobre esos seres, pero solo podía imaginar hamsters que mordisqueaban las casas. Iba a ofrecer su ayuda al principio, pero se dio cuenta de que no podía hacer nada, pues no conocía a nadie de ese lugar, no le debía nada a nadie y no era su problema.

—Bueno, comenzaremos haciendo un Tour por la ciudad —dijo Oswald, despertando de sus pensamientos a Haru—. Espero que tus amigos no se hayan encontrado con ninguno de esos Terrores.

Entonces Haru se imagino a su amigo Leonardo siendo atacado por un hamster de colores oscuros y morados, era gracioso en su mente.

Oswald no tuvo problemas en hacerle un Tour a Haru. A pesar de que estaba en obras, la ciudad transmitía un sentimiento agradable y cálido, aunque el pelirrojo no podía acostumbrarse a la idea de animales humanoides, a pesar de que estos pasaban de él. También veía a algún ser humano, pero no era como el chico, eran diferentes desde su punto de vista.

Oswald y Haru buscaron por toda la ciudad, intentando encontrar alguno de los amigos del segundo, sin embargo, no hubo éxito. El pelirrojo dio un suspiro decepcionado, preguntándose entonces porque se había detenido en aquel lugar si sus compañeros no estaban allí. De todas formas, le agradeció al conejo por la ayuda, incluso el conejo se ofreció ir a acompañarlo hasta el tren. Tampoco había visto a la niña cuyo nombre ya había olvidado, pero no le parecía de gran importancia.

Cuando llegaron a la estación, no había ningún tren esperando, estaba vació el lugar.

—¿Donde está el tren? —pregunto Haru algo preocupado, con miedo de haberlo perdido—

—Ah... Parece que no va a volver hasta dentro de un buen rato —sentencio Oswald después de analizar el lugar con un tono de sorpresa—. Habría que esperar a que llegué otro.

Haru, fastidiado, fue a ver los horarios, sin embargo, no había nada puesto en estos. El pelirrojo aguanto las ganas de gritar, se estaba desesperando un poco. Hasta que oyó un estruendo que hizo temblar el suelo y comenzará a abrirse. El joven preocupado, busco a Oswald con la mirada, pero este había ido a un campanario y así hacerla sonar.

—¡Alerta todos! —grito el conejo— ¡Un nuevo ataque se cierna sobre la ciudad! ¡Vayan a casa todos! ¡Esto no es un simulacro! ¡No es un simulacro!

Los ciudadanos, alarmados, fueron corriendo despavoridos, mientras del suelo aparecía un lobo gigante de ojos rojos como el carmín, pelaje morado y azul oscuro, garras negras como el azabache y dientes afilados como colmillos. La idea de un hamster ya no estaba en los pensamientos de Haru, ahora le venían criaturas de pesadillas como el ser que tenía ante sus ojos. Sus piernas comenzaron a temblar, estaba aterrado ante ese ser y, como no, este podía oler el miedo del chico. 



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En el texto hay: ocs, lucientes, terrores

Editado: 04.01.2020

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