Nadie hablo durante el trayecto en el tren, ni siquiera Haru entrenó, pues Hoshi estaba callada, con una mirada baja y triste y, como Chirithy y Haru no habían podido resolver sus diferencias todavía, el silencio fue lo único que había en sus bocas, acompañados del sonido de los raíles del tren. El pelirrojo observaba de reojo a la castaña, quien tenía la mirada fija en el suelo. Sentía que debía hacer algo, ¿pero que podía hacer?
Entonces, tuvo una idea.
—Hoshi, Chirithy, venid conmigo.
Ambas miraron confundidas al chico, pero no dijeron nada. Los tres fueron al vagon donde habían estado entrenando últimamente. El mayor se puso a juntar varias cajas, preparando un pequeño escenario, mientras las otras dos eran sólo observadoras. Hoshi miraba con curiosidad, cargando a Chirithy en sus brazos, mientras que la mencionada miraba con disgusto, ninguna podía imaginar lo que planeaba el pelirrojo. Ya montado al fin, Haru las miro con una sonrisa. Se puso una manta que había por ahí por encima de los hombros, simulando una capa. La niña se quedó asombrada y eso a Haru lo motivo.
—¡Señoritas, bienvenidas al teatro ambulante Red Dragon! —exclamó el chico, con una voz muy animada— Hoy por desgracia estoy solo yo, pues mis compañeros están ausentes por razones que hasta yo mismo desconozco. Pero hoy no hemos venido a eso, hoy, yo Haru, interpretare una de mis frases de la obra "La guerrera y el dragón".
La niña abrió los ojos asombrada, mientras que Chirithy refunfuño, pero el pelirrojo ignoró ésto último. Haru carraspeo, llevando su mano derecha a su pecho, preparado para decir su diálogo:
—¿Quien eres tú, dama armada, que se presenta aquí ante el jardín de palacio? —quedó unos minutos callado, pues venía el diálogo de Joanne, pero por suerte para Haru, había ensayado tantas veces solo que podía hacerlo sin su amiga—. Oh, es un placer conoceros, dama dragón -el pelirrojo hizo una reverencia, echo un vistazo a Hoshi, quien lo observaba con ojos curioso. Entonces se incorporó—. Yo soy el príncipe de estas tierras, el futuro heredero del reino —guardo sus manos detrás de su espalda, manteniendo su porte relajado—. ¿Habéis venido de un país lejano? Oh, ¿puedo saber que lugar es ese? —los ojos de Haru tomaron un rostro de sorpresa, como si alguien Le hubiera respondido. La pequeña, en su inocencia mito a todos lados, sacando una sonrisa al pelirrojo—Vaya, veo que venís de muy lejos, nunca había visto a alguien como usted, aunque eso explicaría porque vos lleváis esas extrañas ropas y, al mismo tiempo sois tan hermosa —entonces, un leve sonrojo apareció en las mejillas del pelirrojo, se quedó mirando a la niña, quien también lo miraba a los ojos. Sin embargo, el chico tomó de nuevo la compostura, pero Chirithy se había fijado—... Oh, ¿debéis iros ya? Me hubiera encantado guiaros por el reino, dama dragón, pero si tenéis que iros, no os lo impedire, siempre y cuando que volváis, vengáis a verme.
Y así, termino el pequeño diálogo del actor, Hoshi aplaudió entusiasmada, haciendo a Haru sonrojar un poco.
—¡Ha sido genial! —elogio la niña, parecía que ya no había ningún rastro de tristeza en su rostro, algo que alivio al chico—
—No ha estado mal —hablo la gata, aunque Haru no puso ninguna atención a la opinión del ser—.
—Me alegra que te haya gustado Hoshi —hablo al fin, bajando del escenario improvisado y quitándose la manta—... Cuando rescatemos a mis amigos y vuelva a mi mundo y, si algún día pasas por allí, te guardaré un asiento para que vayas a vernos.
—¿De verdad? —pregunto la niña, esa idea le había echo mucha ilusión—
—Por supuesto, después de todo, tú y yo somos amigos —y tras esas palabras, Hoshi dio una gran sonrisa de felicidad—.
-¿De verdad? ¿Somos amigos? -la niña agarro las manos del chico, soltando a Chirithy, haciendo a este sonrojar un momento, expresión que cambio al instante con una sonrisa calmada-
—Sí Hoshi, lo somos.
—¡Eso es genial!
Y de no ser porque los billetes brillaron, ese momento habría durado más y eso le habría encantado al pelirrojo, pero tenían que continuar.
Así que bajaron del tren otra vez, de nuevo en un bosque, pero a los pocos metros había una cueva enfrente del pequeño grupo y, sin dudarlo, los tres se encaminaron a ese sitio. Parecía estar oscuro y el lugar no parecía seguro, todo estaba resbaladizo, incluso la castaña por poco caía, de no ser porque Haru la sujeto a tiempo.
—Debemos tener cuidado —se percato el chico—... Espero que los chicos estén aquí.
Y con ese pensamiento en mente, los dos chicos, pues Chirithy estaba en la cabeza de Hoshi, caminaron con cuidado por la oscura cueva, la cual sólo era iluminada por la luz que entraba por la entrada, siendo cada vez más oscuro por cada paso que avanzaban, hasta que un punto ya no veían nada.
—Hoshi, ¿estas ahí? —pregunto Haru, esperando una respuesta de la niña—
Editado: 04.01.2020