El mayor de los dos acariciaba la cabeza de la niña quien sonrió al momento por el afecto a pesar de haber sido despeinada.
—No creo que esté por aquí—dijo el de ojos azules, se agachó para poder mirar directamente a los ojos de la pequeña Hoshi, quien abrazo a su conejo de peluche con sus dos brazos-, pero cuando lo veamos, seguro que se alegra de vernos.
La pequeña niña dio una sonrisa y asintió levemente, entonces Sora se levantó, pero por muy poco tiempo ya que se giro y se agachó de nuevo.
-Venga sube, no puedes subir tú sola la pared -Haru al escuchar esas palabras de quedó impresionado, pues esa no era la Hoshi que conocía, ella era más... Niña, la cual sin dudarlo subió a la espalda de Sora, aferrándose a su cuello sin soltar el peluche-... ¿Vas bien Hoshi?
-¡Sí! -respondió de forma animada, entonces el mayor dio un salto y comenzó a subir a la pared, entonces todo se volvió borroso, el mundo desapareció, solo pudo ver un momento una figura azul ser derrotada, sin embargo no puso mucho detalle en ello, pues ahora estaba en otro sitio-.
Ahora estaba en una ciudad iluminada, los edificios eran altos y un tren pasaba por las vías de forma lenta y relajada. Había un montón de personas caminando por las calles, distraídas con sus conversaciones o yendo al cine que habían incorporado donde ponían pequeños cortos, pero lo que llamaba la atención era que Hoshi estaba sentada en una silla de brazos cruzados, molesta y enojada, mientras que Sora, ya con ropas completamente nuevas, parecía intentar hablar con ella. A unos centímetros de ellos, había un pato y un perro que le recordaron a Oswald, pero Haru no les presto demasiada atención, pues ya se había acostumbrado.
—Hoshi —la niña negó, mirando hacia otro lado—...
—No quiero ir a la mansión, no quiero ayudar a Roxas —exclamó la niña, ¿quién era Roxas?—
—¿Por qué? —pregunto el mayor, buscando la mirada de su hermana, que al momento de pedir una explicación, se entristeció—
—... ¿Y si te conviertes en Sin Corazón otra vez?
Al momento de escuchar la pregunta, Sora se quedó algo asombrado. Se giro un momento y miro a los dos animales antropomorficos, indicándoles con la mirada que se retirarán un momento, para hablar a solas con Hoshi, y así lo hicieron. Luego, el de cabellos castaños se sentó a su lado y dio un suspiro.
—Hoshi...
—¿Por qué hay que rescatar a Roxas? —pregunto la niña, mirando hacia el suelo—... ¿Y si cuando vuelve, tu desapareces?... No quiero que te vayas otra vez Sora...
Y una lágrima cayó por la mejilla de la pequeña niña, la cual comenzó a temblar de miedo. Su hermano, entristecido por como se sentía, la abrazo, queriendo reconfortar a la niña.
—Hoshi, seguro que hay una forma para ayudar a Roxas sin que yo desaparezca, y así podrá reunirse con Axel otra vez...
Al escuchar ese último nombre, Hoshi frunció el ceño molesta.
—No me gusta Axel...
—¿Por qué? —pregunto Sora con una voz calmada, mientras la niña de relajaba en el abrazo—
—... Tiene una Llave Espada...
El mayor se quedó confundido ante esas palabras, iba a seguir preguntando pero llegaron los dos animales más otros tres chicos que llevaban un par de bolsas, uno rubio de ojos verdes, una chica de cabellos castaños y un chico de cabellos negros que llevaba la camiseta de un perro.
—Hemos comprado helados —hablo el rubio. A Sora le hubiera gustado seguir con la conversación, pero el ambiente se rompió cuando le ofrecieron un helado a Hoshi y esta, al ver el polo azul, que Haru supuso que ese era el helado, lo rechazo metiéndolo en la bolsa otra vez—... ¿Eh?
—No me gustan esos helados—dijo con simpleza la pequeña, quedando unos segundos de silencio, entonces comenzaron a reír todos y como el recuerdo anterior, éste se desvaneció de nuevo, esta vez a la puerta principal de una mansión, el cual daba a un gran bosque verde, y, junto a nuestro grupo de amigos, había dos hombres de negro, y Haru reconoció esas ropas, pues eran las mismas que llevaba Xigbar—
El pelirrojo miró a Hoshi, quien en ese momento estaba temblando de miedo, haciendo así que a su al rededor se volviera negro y una voz en su mente comenzó a bombardearla con que Sora, su hermano, iba a desaparecer de nuevo y con ello sus dos mejores amigos, Riku y Kairi y este miedo se intensificó más pues de inmediato el lugar cambió, pero esta vez a una orilla con una gran bosque, un caballo y un hombre que parecía un ladrón, de la misma cultura que Haru. Estos hablaban entre ellos y observaban al Elegido de la Llave Espada tendido en el suelo, con los ojos cerrados.
Hoshi no escuchaba las voces, pues, a pesar de que ella también estaba observando a su hermano, su respiración se notaba alterada, iba más rápido de lo normal y su mirada no era buena señal, parecía que estaba entrando en pánico, mientras una voz en su mente aparecía:
"Sí hubiera tenido una Llave Espada, probablemente no habría pasado ésto..."
Editado: 04.01.2020