Capítulo 8: Quiero que me mires.

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Hoagie miró detenidamente aquella foto recorriendo cada rostro, analizándola hasta que —arg...— nuevamente le vino un gran dolor de cabeza pero los flashes eran solo voces confusas y sin sentido, números y cosas como misiones y casas del árbol pero nada concreto —¡¡aargg!! Ya basta...— respiró profundo y decidió guardar aquella foto en una caja que tenía en su escritorio donde guardaba lo que le era importante para él pero que ya no quería volver a ver —no quiero recordar más...estoy bien con lo que tengo ya— cuando meditaba su decisión recordó lo que Cree le había dicho esa noche en la fiesta "si recuerdas quizás me odies" —"yo no quiero odiarte Cree...y no lo haré"— se dijo a sí mismo en silencio y guardando la foto cerró el candado de aquella caja y tras eso se quitó la ropa y se tiró en la cama para ya descansar.

Cree por otro lado siguió revisando y estudiando para los exámenes que eran requisito para el intercambio, además después de lo de esa noche no podía simplemente irse a dormir, quería estudiar pero estaba más concentrada en los gogles que ahora formaban parte de su colección de objetos valiosos, los tenia a lado suyo y los sostuvo en sus manos sonriendo —ay...Hoagie, si tan solo no me hubiese tardado tanto— dijo para si —será mejor que descanse— acomodó los documentos en su escritorio y se fue a la cama con esos gogles entre las manos, se sentía realmente feliz y por esa noche seria lo único en lo que pensaría.

A unos cuantos kilómetros de ahí unos chicos se preparaban para el comienzo de una misión muy importante —no entiendo ¿por qué a Tres punto Cinco se le ocurre hacer esta misión precisamente a estas horas de la noche?— decía la pequeña de lentes que preparaba el transporte.

—Ay, no lo sé...debe tener una buena razón para hacerlo, después de todo ella es la líder...además creo que lo que quiere es ponerle una prueba a Cuatro punto Uno— dijo el pelirrojo revisando el armamento y también la seguridad de la casa del árbol —bueno, ya está listo para partir...uff— bajando del avión —ahora solo falta que lleguen todos— dijo ella sonriendo y Cinco punto Uno se le acercó.

—Oye Coraline...— le llamó usando el nombre real de su compañera.

—¿Pasa algo? Hace tiempo que no me llamabas así, desde la academia— respondió sorprendida notando su sonrisa leve.

—No es nada importante, solo pienso que de alguna forma la llegada de Joey al equipo ha puesto un poco tenso el ambiente ¿no crees?— comentó el joven agente acercándose para ver lo que hacía y que pudiera escucharlo mejor.

—¡¿Estás diciendo que no debió haber sido integrado?!— ella reaccionó un poco a la defensiva, lo que provocó que el niño diera unos pasos hacia atrás, un poco intimidado.

—No es eso, bueno...no, no es eso, me alegra...realmente me alegra y más porque no sé, es más divertido estar con él que con Uno punto Cinco— después de eso soltó una risa y ella también.

—Sí, en eso tienes razón pero ahora que lo pienso Joey ha estado muy cerca de Tres punto Cinco estos días— se pudo notar el cambio en su tono de voz lo cual hizo que Cinco punto Uno confirmara su sospecha.

—Pero nuestra líder esta con Uno punto Cinco, no veo el por qué te preocupa— su tono de voz era más bien un poco malicioso —Coraline, a ti te gusta Joey— ella se puso toda roja.

—Ah...¡por supuesto que no!— se giró —iré a buscar a los otros, tú asegúrate de que todo esté en orden— sin más se retiró dejando con una sonrisa de satisfacción en los labios a su compañero. Coraline era una chica muy tímida y que le descubrieran así la ponía muy nerviosa —tonto Eliot... ¿Cómo se le ocurre preguntarme eso?— caminaba a prisa pero se detuvo —bueno Coraline, relájate no pueden verte así— respiró profundo y continuo hasta llegar a la sala principal —chicos el transporte está listo...— pero al entrar lo único que se encontró fue con una fuerte discusión.