Knd: Promesa

Capítulo 26: Un corazón pintado de gris.

Continúa la transmisión…

 

 

 

Mientras en los límites de la ciudad se libraba una batalla e impresionante rescate, en los suburbios, un par de chicos vivían su propia aventura cotidiana. Nigel estaba preocupado por Abby pero cuando llegó a su casa nadie abrió, su celular “había sido robado”, en palabras de la chica y no se podía comunicar con ella, lo cual le ponía nervioso, pero para su suerte, siempre había alguien con quien podía charlar sin temor y supuso que Kuki no tendría nada que hacer pero cuando llegó a la mansión…

 

—Kuki, necesito…— cuando abrieron la puerta esperaba toparse con su mejor amiga pero en cambio se topó con aquel pelos de zanahoria.

 

—Buen día Nigel— Ace lo saludó cortés, con una ligera mueca de sonrisa —Kuki está en su habitación terminando de arreglarse, saldremos a ver una película—

 

—No necesitaba saber todo eso, Ace— le dijo Nigel, cruzado de brazos mientras lo observaba sobre los lentes —solo vine a charlar con ella…—

 

—Oh que mal, Nigel— Ace le interrumpió con una pretensiosa pose —Kuki y yo estaremos ocupados todo el día— recargándose contra el marco de la puerta.

 

Nigel estaba empezando a molestarse por la actitud alzada del sujeto, y le seguía sin gustar la idea de que Kuki saliera con él pero no podía volver a ponerse agresivo, no quería que su mejor amiga terminara enojándose con él.

 

—Sí, ya me dijiste, Ace— terminó diciendo con una sonrisa forzada —bueno, solo dile que le llamo más tarde— tras decir eso se marchó.

 

Ace cerró la puerta tras verlo alejarse y se quedó ahí mismo un rato hasta que…

 

—¿Ace? — Kuki bajaba las escaleras con un conjunto de falda y blusa de tirantes muy coqueto, acompañado de un bolero, zapatos de bajo tacón, un maquillaje ligero —escuché la puerta, ¿quién era?— preguntó llegando con su novio.

 

—Solo un vendedor— sonriendo le tomó de la cintura —te ves linda— beso su mejilla abriendo nuevamente la puerta —¿nos vamos? —

 

Kuki le miró con intriga y sospecha, pero finalmente se embelesó con el trato y cedió —ok— sonriendo salió del brazo con su novio.

 

(…)

 

Mientras tanto, Nigel caminaba solitario por las calles hasta que llegó a una pequeña cafetería, la idea de visitar a Abby de nuevo, cruzó por su mente, pero no tendría caso si su familia había decidido salir, así que con toda la resignación del mundo entró al local.

 

—Sírvame un descafeinado— le dijo a la mesera mientras tomaba asiento pero su estancia solitaria pronto fue interrumpida.

 

—Que sea mejor un té de moras—

 

Una voz dulce pero con un timbre suave sonó detrás de él y cuando giró su mirada se topó con una joven de cabellos rubios y ojos azules que se le hizo algo familiar.

 

—Yo invito— dijo la joven, sentándose en la misma mesa que Nigel, dándole la señal a la mesera de que podía marcharse —es agradable encontrarlo fuera del ambiente escolar, joven Uno—

 

Nigel la miró con curiosa sospecha, se le hacía muy familiar y cuando mencionó lo de la escuela, pensó que podría tratarse de una compañera, alguien que había visto fugazmente por los pasillos.

 

—¿Nos conocemos? — atinó a decir.

 

La chica solamente esbozo una sonrisa y risa tímida.

 

—Veo que no me recuerda, eso no me molesta, pues ciertamente nunca hemos sido debidamente presentados— la chica apoyaba delicadamente su cabeza entre sus manos.

 

Esa misteriosa joven hablaba con bastante propiedad, incluso su vestimenta le recordaba a Nigel aquellos cuentos infantiles de princesas o lugares mágicos.




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