[ Narra Lobo Gótico ]
Abrió sus ojos de golpe, enfocando su mirada hacia la nada. Estaba sobre algo suave. Se sentó en lo que era una cama, buscó con sus manos por la cama para recoger sus anteojos y ponérselos. Se miró asímismo; Estaba desnudo. Las sábanas tapaban la parte inferior de su desnudez. Suspiró, frustrado. De repente, sintió algo frío recorrer su brazo, se volteó de reojo.
- Mi amor ¿Qué sucede? - Preguntó una mujer, que estaba de la misma forma que este, en desnudez. Sujetaba las sábanas con una mano, cubriéndose así sus pechos.
Este la miró nostálgico.
- No, no es nada.
La mujer sonrió levemente mientras llevaba su otra mano a la mejilla de él, acariciándole con suavidad. para él, eso era relajante, tener cierto tacto cariñoso le era como un antiestrés.
- Ven, sigamos descansando ¿Si?
- E-esta bien.
[ Salt Lake City, Utah ]
Los rayos del sol atravesaban con fuerza las ventanas de la habitación de un peli cielo que dormía plácidamente bajo las sábanas, abrazando con fuerza su almohada. Desde el exterior, se podía ver al otro lado de la calle a un grupo pequeño de niños jugar a mojarse con pistolas de agua mientras que los padres de estos se encuentran en el patio trasero de la casa, disfrutando una parrillada.
Todo daba de un resultado sobre el estado actual de vecindario: Cálido, tranquilo y sin ningún indicio de haber incomodidades.
Habría permanecido sujeto a los brazos de Morfeo de no ser por el alarmante "¡¡¡RIIIIIIIIIIING!!!" de su alarma. El peli castaño se movía con pereza de la cama para apagar dicho aparato. Con un rápido manotazo, tiró la alarma al suelo; Esta misma sale rebotando, aún produciendo sin cesar ese tedioso "¡¡¡RIIIIIIIIIIING!!!".
El peli castaño se quita las sábanas de encima y recoge sus anteojos que estaban sobre su mesa de noche y observa con enojo el ruidoso aparato. Se levanta de la cama, recoge la alarma, abre la ventana y con toda su fuerza lo arrojó; Esta cae rebotando hasta quedar en la acera.
Se lanza a la cama ( Colocándose en la misma posición ) para intentar reconciliar el sueño... pero fue en vano.
- Estúpida alarma, estúpido yo. - Se dijo asímismo, molesto. - No debí gastar el dinero en una tonta alarma. - Deja de abrazar la almohada y se levanta de la cama.
[ Narra J. F ]
Mi nombre es Jeffrey Fletcher. Tengo 17 años y soy, como cualquier otro, un universitario aburrido a 10 minutos de la esquina. Vivo... bueno, vivía en Minessota... ¿Así se dice? Ahora vivo aquí, en Salt Lake City, Utah, uno que otro lugar más o menos interesantes. El barrio Sugar House es en donde convivo actualmente. Según mis padres, mucho antes de mudarme aquí... bueno, de trasladarme, me dijeron que me habían inscrito a una universidad muy buena, luego de eso me enviaron aquí pero ¿Por qué tan lejos? Tal vez sea para reencontrarme con algún amigo antiguo en ese mismo lugar. Ja, eso nunca pasó. Llevo estos últimos 6 meses recorriendo estos lares y no encontré a nadie que conociera. Si. En fin, me iré ahora a la university, ahora sí me disculpan.
[ Narra Lobo Gótico ]
Después de haber tenido todo preparado, sale de casa y ve que ya no estaba la alarma que había arrojado.
- Mm, creo que el camión de basura se hizo cargo de eso. Gracias. - Dijo, sin darle importancia a eso y siguió caminando.
Muy pocos eran los autos que pasaban por la solitaria carretera y lo demás eran los autos que estaban estacionados en la acera. A Jeffrey no le molestaba el hecho de tener que ir a la university a pie, no le molestaba el no tomar un transporte para llegar más a tiempo a clases.
Unos minutos más tardes habían pasado y Jeffrey pudo llegar al fin a la institución. Ingresa a esta y antes de entrar al salón, suspiró pesado. Entró, el profesor ya se encontraba impartiendo la clase, fijó su vista en el peli castaño.
- Muy tarde, señor Fletcher, como siempre. - Se dignó hablar el profesor.
- Si, lo siento. - Dijo Jeffrey, sin darle importancia, acomodándose las anteojos. - Tiene razón, tal vez debí quedarme en casa y no venir. - Comentó, mordazmente.
Jeffrey tomó asiento en la parte de atrás, muy alejado de sus compañeros. La clase transcurrió con tranquilidad; La tranquilidad del peli cielo está en escribir o dibujar en su cuaderno, sin tomar en cuenta la clase.
- ¿Qué haces? - Preguntó curioso un chico que estaba sentado a un lado de Jeffrey, asustándolo un poco.
- No es nada. - Replicó, con notable molestia, acomodándose sus anteojos.
Continúa escribiendo, nervioso debido a que aquel chico lo miraba sonriente ingenuamente lo que hacía. No duró mucho observándolo como si de un águila cazando a su presa, ya que se volteó para adentrarse a la clase.
Después de finalizar las clases, Jeffrey fue el último en dejar el aula, dirigiéndose a la terraza de la institución. Al llegar, miró a su alrededor, que para su suerte no había nadie. Se sentó en la banca que estaba cerca de la entrada, quitándose la mochila y dejándola recostada en la banca y se recuesta en la banca.
- Bueno, otro día, otro día. - Pensó mientras miraba el cielo. - ¿Qué tengo planeado hacer hoy? - Sacó su teléfono y buscó en su agenda. - Al parecer, no tengo nada en "¿Qué voy a hacer ahora?". - Guardó su teléfono. - Da igual. ¿Qué debería hacer ahora, enserio? - Alguien se pone enfrente de él, quitándole su vista al cielo.
- Ejercitar ¿No crees? Liberar calorías. - Mencionó una chica de piel morena, cabello ondulado, viéndose carismática.
- Claro Zoë, tú y tu eterna obsesión por los deportes. Sabes bien que no me va bien la educación física. - Mencionó Jeffrey. - Me cansó corriendo dos metros fuera de la casa. - Coloca sus manos en la nuca.
- ¿Que no te gusta? Pero eso no significa que no puedas liberar calorías ni mucho menos que quieras.
- Que no me guste no signifique que tenga que liberar calorías porque sí. Además, estoy mejor como estoy.