Después de haber recorrido casi todo el bosque y descubrir maravillosos paisajes, decidió retrasar a casa. Estaba cansada y hambrienta, faltando poco para llegar a su pequeña casa, escuchó la voz de su amigo escarabajo.
— ¡Amiga Abeja! ¡amiga Abeja — gritaba él escarabajo.
— ¿Qué pasa, amigo Escarabajo? — preguntó la abeja.
— He vuelto de la feria, amiga Abeja y no dudé en venir a decirle que todavía hay lugar disponible para que se presente — dijo él Escarabajo un poco agitado por haber volado tan rápido para avisarle a su amiga.
— ¡ Que emoción! — exclamó la abejita —. mañana muy temprano iré a presentarme — dijo feliz.
— Le deseo mucha suerte, amiga Abeja — dijo él Escarabajo y se marchó a su casa.
La pequeña abeja estaba muy feliz, el camino hacia su casa lo hizo cantando y bailando. No se podía creer que con tantos animales en el bosque aún hubiera espacio para ella inscribirse.
Emocionada y contenta llegó a su casa, feliz de que mañana podría mostrarle a todos su gran sueño de ser una gran bailarina.
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